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Guillermo Mondino: "En Wall Street presumen que Cristina manda y armó el gabinete con el poder del veto"

Guillermo Mondino es cordobés, estudió economía en la Universidad Nacional de Córdoba y realizó el doctorado en la Universidad de Yale. Luego dio clases en la Universidad de Chicago, hasta que regresó a su provincia como economista jefe de investigación en la Fundación Mediterránea. Estuvo un año en la función pública en 2001. Hace 15 años se pasó a la industria financiera, donde trabajó en Lehman Brothers, Citi y Barclays. Ahora trabaja como consultor y está por comenzar su nuevo proyecto, la fundación del hedge fund (fondo de inversión) Mogador Capital.

-¿Qué le pareció la composición del gabinete económico de Alberto Fernández?

-Estoy un poco decepcionado. Fernández había comenzado diciendo que iba a tener un hombre fuerte en Economía, que él era alguien de mucha personalidad y que no temía concentrar el poder. Pero terminó con un gabinete aún más atomizado que el de Mauricio Macri. La Argentina enfrenta muchas dificultades económicas y necesita desesperadamente encarar tres grandes procesos: el de un plan de estabilización, que debe ser inmediato y urgente; el de reestructuración de la deuda, y un proceso muy importante de reformas económicas para generar crecimiento de largo plazo. Las tres cosas deben hacerse juntas y deben estar coordinadas por una misma mente que tenga bien claro el objetivo. Por eso es útil tener una persona a cargo, que tenga poder político, argumental e intelectual y una fuerte capacidad de liderazgo para llevar adelante esta transformación. Pero no debe ser el Presidente, porque tiene que ser una persona que de última pueda ser un fusible, y debe haber otra persona que pueda laudar en las diferencias de opiniones, que inevitablemente ocurrirán entre ese líder y el Presidente.

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-¿Por qué cree que Fernández cambió de parecer?

-Creo que porque él es así: cambia de opinión todos los días. Mi sensación es que las convicciones de Alberto Fernández de lo que tiene que hacer van fluctuando. No las tiene con gran firmeza y fluctúan porque necesita ir navegando en esa coalición que él creó. Y tiene tirones de todos lados. Eso lo llevó a formar este gabinete económico con muchas cabezas, en el cual da la sensación de que el hombre más fuerte es Matías Kulfas [ministro de Desarrollo Productivo]. Aparece también el perfil de Cecilia Todesca con una posición indefinida como vicejefa de Gabinete. Es una persona de mucha confianza de Fernández y, por lo tanto, uno no sabe qué rol cumplirá. Guzmán divide los poderes internos porque tiene un secretario de Finanzas al cual desconocen y es ciertamente inexperto en temas de deuda. Anunció que pondrá un consejo de asesores, pero al mismo tiempo anuncia que tendrá una unidad de la negociación de la deuda. No queda claro cómo es ese proceso.

-¿Lo conocen al secretario de Finanzas, Diego Bastourre?

-Fue trending topic [tendencia] en Google el jueves. Es un chico que trabajaba en el Banco Central cuando Jorge Carrera era el economista jefe de Investigación, un sector en el cual no se obtiene la experiencia del fogueo en la resolución de problemas todos los días. Luego, tiene una trayectoria poco conocida en el sector privado y en el ámbito académico. Es un signo de interrogación. Puede resultar brillante, pero eso tendrá que probarse en la cancha. La problemática argentina es grande como para dar tiempo a probar si alguien sabe hacer las cosas o no. Si uno quisiera ser extremadamente duro, diría que no estamos para seguir dando becas para que la gente se eduque en la función pública.

-Se pensaba antes que el exsecretario de Finanzas Guillermo Nielsen iba a ocupar el cargo de ministro de Economía.

-Nielsen es una persona que tiene experiencia. No es santo de mi devoción, a su visión económica y a su forma de hacer las cosas no las comparto, pero es una persona de mucha experiencia. Tiene una trayectoria y sabe de qué se trata la negociación de la deuda, aunque a mi juicio fue extremadamente desprolija la que llevó adelante en 2005, que nos costó una enorme cantidad de dinero con la creación del cupón atado al crecimiento del PBI y las desprolijidades que llevaron a los juicios de los holdouts. Pero uno presume que aprendió de ese proceso cuando empezó a trabajar y a consultar con bancos sobre la tenencia de papeles de ley doméstica. Daba la sensación de que estaba bien encaminado, pero cayó como candidato 15 días antes y eso generó mucho ruido.

-¿Por qué cree que Fernández se decidió por Guzmán, que conoce el tema de la deuda pero que no tiene experiencia en el sector público?

-Es difícil saber qué es lo que llevó a poner un tapado, que estaba tan tapado que no conocía los temas de la transición.

-¿Qué impresión hubo en Wall Street con su primera conferencia de prensa como ministro?

-Todos se preguntan qué está pasando en la Argentina. La primera interpretación es que lo que ocurre es parte de la administración interna de la coalición que tiene el Presidente con Cristina [Kirchner, la vicepresidenta]. La presunción de todos es que hubo un veto de Cristina a Nielsen, lo que demostró que quien manda y quien definió el gabinete terminó siendo Cristina, a través del poder de veto.

-¿Cómo prevé que será la negociación de la deuda?

-Estamos esperando que la Argentina haga los primeros pasos, lo cual incluye tres cosas. La primera, y más importante, es que termine de completarse el equipo económico. Que se explicite de qué se trata el Consejo de asesores y la Unidad de gestión de la deuda. Se habló de que el exsecretario de Finanzas Daniel Marx podría ser parte de la comisión asesora. Es un economista avezado, no solo con experiencia, sino también muy despierto a la hora de realizar este tipo de transacciones. Bien por Guzmán al sumarlo. Luego está la contratación de los asesores financieros, que son una parte central de los procesos de reestructuración de la deuda. Son analistas que guían al ministro y lo ayudan a trazan los lineamientos de lo que se quiere hacer con la reestructuración. Trabajan para el ministro y le dan forma al programa. Junto con los asesores financieros está el rol de los abogados, que en el caso de la Argentina tiene un rol central, como en toda reestructuración.

-¿Por qué?

-La Argentina tiene tres tipos de deuda de ley extranjera que hay que reestructurar: tiene los bonos defaulteados de finales de 2001, que están en proceso de litigio; los canjes de 2005 y 2010, que están bajo un mismo paraguas jurídico, pero que no son exactamente iguales y tienen precios distintos en el mercado, y después están los bonos de 2016. Son tres tipos de instrumentos con características y procesos legales diferentes. Se necesita una muy buena asesoría legal que permita analizar cómo trabajar esos tres tipos de bonos, de forma tal de poder hacer un canje lo más rápido y lo más efectivo posible, y lograr los votos de la cláusula de acción colectiva para poder tener la participación de todos. Y antes de iniciar el proceso de reestructuración, es necesario iniciar conversaciones, tender puentes. Los bonistas han comenzado a organizarse con el interés de hacerlo, pero eventualmente la Argentina tendrá que darle forma a ese proceso negociador. Escribir papers sobre la deuda no es lo mismo que sentarse a negociar. Tener una posición crítica con respecto al manejo de la deuda, como tuvo Guzmán, no necesariamente te hace un experto en reestructurar la deuda, te hace un crítico. Un crítico de cine no es lo mismo que un director.

-En la conferencia le preguntaron a Guzmán sobre el paper de reestructuración de deuda que presentó el mes pasado en Ginebra y dijo que no había que tenerlo en cuenta, ya que lo escribió como académico y no como ministro. ¿A esto se refiere?

-Y lo presentó hace cuatro semanas ese estudio. Es tremendamente ilustrativo de lo que dije anteriormente. Todavía se requiere que la Argentina marque los lineamientos de qué quiere obtener y comience el tironeo para ver cómo se reestructurará. Para eso, los acreedores querrán ver cuál es el programa económico integral, coherente, bien armonizado del cual habló tanto el ministro. Eso lo encontré muy positivo. Mi pregunta es cómo hará para tener un programa consistente con tantos ejecutores. En mi casa, cuando mi señora está cocinando y me acerco a hacer algo, me saca corriendo porque dice que muchas manos en un plato hacen mucho garabato. Hace falta un programa económico que sea ejecutable. Todos aplaudimos la idea de Guzmán de que pondrá las ideas por escrito, porque cuando anuncian medidas, generalmente están a medio cocinar, y está bueno para anclar expectativas que se presenten por escrito, con los números hechos. Pero, por otro lado, si para cada cosa va a escribir un paper, no vamos a llegar nunca a las negociaciones. Él mismo ha sugerido que el programa económico tendría que estar delante nuestro en cuestión de semanas, no en términos de meses.

-¿Cuándo recuperará la Argentina el acceso al mercado?

-Es muy difícil responder eso, porque los procesos son complejos. En parte, porque hay mucha política doméstica y de la estrategia negociadora por parte de los acreedores. Hay muchas partes involucradas en la negociación. El Fondo Monetario Internacional suele ser una parte importante. Es difícil imaginar que la Argentina pueda sacar un programa con los acreedores sin tener antes nada acordado con el Fondo. Por lo tanto, es muy difícil saber cuánto tardará el proceso. Yo diría un año.

-¿Tanto tiempo?

-Y puede ser que me esté quedando corto.

-¿Y cómo hace el país para financiarse, teniendo un déficit de 0,6% del PBI como mínimo?

-El déficit de 0,6% del PBI será, a lo sumo, el legado de este año. El que viene, con la implementación de lo que hoy tenemos, vamos a un déficit de 1,5 a 2% del PBI. Guzmán dijo que no habrá más ajuste fiscal, pero no es creíble, demuestra que no ha mirado los números, porque 1,5% a 2% de déficit primario el año que viene es infinanciable, necesita hacer más ajustes o subir impuestos. Todos salimos de la conferencia con la idea de que habrá un aumento de impuestos, pero necesitará más que eso, porque tendrá que tapar parte del hueco fiscal. Dijo, por ejemplo, también que la fórmula de cálculo previsional de Macri había sido una estafa a los jubilados, pero da la sensación de que están pensando en modificarla para que la indexación sea todavía menos favorable para los jubilados. Mientras no muestren las cartas es muy difícil emitir un juicio.