La historia real de los trillizos separados por un experimento macabro será el próximo fenómeno de las series

Dicen que todos tenemos un doble en este mundo, pero imagínense que un día se lo encuentran de golpe y sin aviso. Pero no es tu doble. Es tu hermano separado al nacer por culpa de un experimento macabro.

Lo que parece un cuento de ciencia ficción sacado de una novela de Richard Matheson sucedió en la vida real… y por partida triple. Es la historia real que protagonizará Ben Stiller en una serie limitada que se encuentra actualmente en desarrollo. Una producción que no solo marcará su primer papel protagónico desde hace seis años cuando interpretó Los Meyerowitz: La familia no se elige, sino que tiene todos los ingredientes para convertirse en un fenómeno del streaming con drama, intriga, conspiración y una historia real increíble, de esas que generan conversación con cada capítulo.

La serie, que desarrolla Sony Pictures Television, parte de uno de los documentales más aclamados e interesantes que vimos hace unos años. Se trata de Vidas separadas (Three identical strangers, 2018), una pieza cinematográfica que todavía podemos encontrar en diversas plataformas, nominada al BAFTA en 2019, que relata la historia real de Bobby Shafran, David Kellman y Eddy Galland, tres hermanos idénticos separados al nacer que se reencontraron siendo adultos. Pero que se vieron de frente con una realidad tan dulce como devastadora. Según Variety, Ben Stiller se encuentra finalizando su negociación para interpretarlos a los tres.

Dirigida por Tim Wardle, la película recurre a entrevistas y recuerdos interpretados por profesionales para comenzar como un cuento tierno de trillizos que se reencuentran por magia del destino para, entonces, tomar un camino oscuro e inesperado. Corría el año 1980 cuando Bobby Shafran llegaba a su primer día de universidad. Tenía 19 años y le llamaba la atención que todos los estudiantes lo saludaban con demasiada familiaridad para ser un recién llegado. Pero llamándolo por otro nombre: Eddy. Descubrió que se trataba de otro estudiante con un parecido idéntico, que lo dos habían sido adoptados y nacido el mismo día. El 12 de julio de 1961. Esa misma noche condujo durante horas hasta la casa del tal Eddy, reconociéndose de inmediato. Eran iguales. Eran familia.

La historia de dos hermanos idénticos separados a los 6 meses de vida enseguida llegó a las noticias locales. Era una historia increíble. Pero quién iba a sospechar que un tercero, David, iba a reconocerse a sí mismo viendo la foto de Bobby y Eddie en el periódico. Y entonces la historia creció. Eran trillizos separados al nacer que se habían reencontrado por azar. Se convirtieron en estrellas de la noche a la mañana a inicios de la década de 1980s, dando entrevistas en televisión nacional y descubriendo la fama mediática, pero sobre todo a una segunda familia que jamás sospecharon que tenían.

Se convirtieron en fenómeno por las similitudes que compartían, no solo físicas, sino también por coincidencias superficiales, como que los tres fumaban la misma marca de cigarrillos, tenían el mismo gusto en las mujeres y habían practicado el mismo deporte en la adolescencia. El problema era que nadie se preguntaba cuáles eran sus diferencias.

Recién cuando el furor se disipó y la felicidad del reencuentro se convirtió en anécdota comenzaron las preguntas. ¿Por qué los separó la agencia de adopción? Si bien las respuestas definitivas tardaron muchos años en llegar, los padres adoptivos se reunieron con los directivos de la agencia: una institución influyente y ya disuelta llamada Louise Wise Agency, que se encargaba de dar en adopción a niños judíos en Nueva York. La respuesta que les dieron generó muchas sospechas porque les dijeron que, al ser trillizos, era difícil ubicarlos en una misma familia cuando, generalmente, lo ideal es mantener a los hermanos unidos en este tipo de procedimientos.

Sin embargo, ni los padres ni los trillizos se quedaron conformes y sospecharon que estaban escondiendo algo. Y no se equivocaban. Porque más tarde aparecieron dos mujeres idénticas con la misma anécdota, mientras un periodista fascinado con la historia descubrió una verdad inesperada: habían sido víctimas de un monstruoso experimento.

Un psicoanalista austriaco llamado Peter B. Neubauer había diseñado un estudio que suponía dividir a gemelos y trillizos en diferentes familias para investigar con el paso de los años qué influía más en el desarrollo personal: si los genes o el ambiente. Cada uno había sido colocado en una familia de diferente clase social y poder adquisitivo, que ya habían adoptado previamente con la agencia y por lo tanto, la institución conocía el estilo de vida de cada hogar. En sus primeros años de vida, los tres fueron entrevistados y filmados por investigadores que iban a verlos periódicamente sin jamás sospechar que formaban parte de un experimento macabro.

Neubauer murió en 2008 y nunca llegó a publicar los resultados de su estudio, guardándolos bajo protección legal en la Biblioteca de la Universidad de Yale hasta 2066. Quizás porque la conciencia social sobre la salud mental había crecido con el paso de los años, mezclado con el conocimiento global sobre las crueldades vividas por la comunidad judía -y los experimentos nazis con gemelos- durante el Holocausto, el especialista podría haber llegado a la conclusión de que era mejor que no saliera a la luz. O quizás no llegó a ninguna conclusión y estos pobres niños fueron separados en vano.

La historia continúa tornándose más triste y traumática de lo que parecía al principio del documental, aportando datos a través de entrevistas con algunos de los trabajadores implicados en el estudio -ya ancianos- que no muestran remordimiento alguno por lo que provocaron en estas familias. ¿Son las enfermedades mentales hereditarias? ¿Sufren ansiedad por separación los niños gemelos? ¿Son los genes los que dictan nuestra personalidad, problemas y motivaciones de adultos; o es nuestra crianza y las personas que la influyen? Todo eso y más se pregunta este documental con una historia oscura pero asombrosa, de esas que merece la pena conocer.

Por eso me parece muy interesante que estén desarrollando una serie limitada que de notoriedad a esta increíble historia. Porque a pesar de su paso por festivales de cine, el aplauso unánime de la crítica y su estreno en diferentes territorios en 2018, el documental no fue un éxito global cuando era una obra que fácilmente podía llamar la atención a los amantes del true crime. Y eso que durante un tiempo estuvo disponible en el catálogo de Netflix. Sin embargo, mientras algunos países todavía lo pueden encontrar en dicha plataforma -como España e Inglaterra- en otros territorios ha desaparecido y toca buscarlo en otros servicios. Por ejemplo, en EE.UU. está disponible en Hulu, mientras que en México y Argentina lo encontramos solo en alquiler y compra en plataformas como Apple TV+, Prime Video, Google Play, Claro, etc. Es decir, es muy probable que muchos amantes del género documental, las historias reales y el true crime ni sepan de su existencia.

En cuanto al fichaje de Ben Stiller existe una detalle que genera ciertas dudas. Si bien se trata de un actor que ha demostrado su valía en el drama con creces -como hizo en La vida secreta de Walter Mitty, Mientras somos jóvenes, Greenberg o Los Meyerowitz- resulta llamativo que hayan pensado en él a sus 57 años cuando los grandes descubrimientos de la historia sucedieron cuando los protagonistas eran adultos jóvenes, dando entrevistas por EE. UU. cuando eran estudiantes universitarios. Es más, Eddy Galland murió cuando tenía 34 años por suicidio, lo que lleva a preguntarnos si pensarán rejuvenecer a Stiller con métodos digitales, si contarán con otro actor interpretando los años juveniles o si piensan manipular la cronología de la historia real para ajustarla al actor.

Sea como fuere, estoy convencida que tiene todos los ingredientes para convertirse en un fenómeno del streaming. De esos que generan conversación ante las revelaciones macabras de una historia real y las consecuencias personales que tuvo en sus protagonistas. Así como ¿Quién es Anna?, Creedme o Unorthodox tuvieron en los últimos años. Porque el documental plasma una historia real insólita e increíble en apenas una hora y media, así que puedo imaginar que la adaptación al formato serial podría aportar un espacio más amplio para el desarrollo de la trama, dando mucho más tiempo que en el documental a contar los detalles en torno a la búsqueda de respuestas y los descubrimientos en torno a la investigación psicológica.

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