Si la industria naviera contribuye mucho al cambio climático, ¿los barcos ecológicos son la solución?

En este artículo:

Controles en la cabina de mando del Laura Maersk, un carguero que puede quemar gasóleo pesado tradicional o metanol ecológico, en el puerto de Copenhague, el 14 de septiembre de 2023. (Betina Garcia/The New York Times)
Controles en la cabina de mando del Laura Maersk, un carguero que puede quemar gasóleo pesado tradicional o metanol ecológico, en el puerto de Copenhague, el 14 de septiembre de 2023. (Betina Garcia/The New York Times)

COPENHAGUE, Dinamarca — En un día soleado de septiembre en el puerto de Copenhague, varios cientos de personas se reunieron para darle la bienvenida oficial a Laura Maersk.

Laura no era una dignataria europea que estaba de visita como muchos de los asistentes. Era un carguero descomunal que se elevaba 30 metros por encima de la multitud y la prueba más visible hasta la fecha de los esfuerzos de la industria naviera mundial por mitigar su papel en el calentamiento del planeta.

El barco, un encargo de Maersk, el gigante naviero danés, fue diseñado con un motor especial que puede quemar dos tipos de combustible: el petróleo negro y pegajoso que ha impulsado barcos durante más de un siglo o un tipo más ecológico fabricado a partir del metanol. Al cambiar al metanol ecológico, esta embarcación por sí sola producirá 100 toneladas menos de gases de efecto invernadero al día, una cantidad equivalente a las emisiones de 8000 autos.

Es difícil exagerar el efecto en el clima del sector naviero mundial. El transporte de mercancías es responsable de casi el tres por ciento de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero, casi la producción anual de carbono de la industria de la aviación.

Ha sido complicado encontrar la manera de limitar esas emisiones. Algunos barcos están recurriendo a una estrategia inmemorial: aprovechar que el viento los mueva. Sin embargo, los barcos siguen necesitando una fuente de energía más constante que tenga la potencia para propulsarlos por medio mundo en un solo viaje.

A diferencia de los autos y las camionetas, los barcos no pueden enchufarse con la frecuencia para alimentarse de baterías y la red eléctrica: necesitan un combustible limpio y portátil.

Contenedores en el puerto de Los Ángeles, el 24 de febrero de 2021. (Coley Brown/The New York Times)
Contenedores en el puerto de Los Ángeles, el 24 de febrero de 2021. (Coley Brown/The New York Times)

El Laura Maersk es el primero de su clase que zarpa con un motor de metanol ecológico y representa un paso significativo en los esfuerzos del sector por abordar su contribución al cambio climático. El buque también es un ejemplo vívido de cuánto tiene que recorrer el sector naviero mundial. Aunque hay pedidos de unos 125 barcos con motores de metanol en astilleros de todo el mundo para Maersk y otras empresas, tan solo es una pequeña parte de los más de 50.000 cargueros que surcan los océanos en la actualidad y transportan el 90 por ciento de las mercancías en el mundo.

El mercado del metanol ecológico también está en pañales y no hay garantía de que se fabrique el nuevo combustible en cantidades suficientes —o al precio adecuado— para impulsar la inmensa flota de cargueros que opera en todo el mundo.

La eficacia de la industria naviera es sorprendente: transportar un producto en un carguero por todo el mundo produce muchos menos gases que contribuyen al calentamiento global que transportarlo en camión por Estados Unidos.