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Irán elige presidente y los conservadores tienen el camino allanado para un triunfo

Una mujer en Teherán camina frente a los posters del candidato conservador Ebrahim Raisi
ATTA KENARE

Si la teocracia iraní es un sistema muy extraño para Occidente, la elección presidencial de este viernes lo es más aún, un comicio en el que –de no mediar alguna sorpresa– ya se sabe quién ganará, donde no será relevante el porcentaje de apoyo que reciba el vencedor, y el único dato al que está atento el régimen y los observadores es la cantidad de votantes que vaya a las urnas.

“Un evento crucial tendrá lugar en Irán. Con su presencia y su voto, cada uno puede determinar el destino del país en todas las grandes cuestiones”, advirtió esta semana el líder supremo, el ayatollah Ali Khamenei, la autoridad máxima, en una exhortación a votar.

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Casi 60 millones de iraníes están convocados para elegir quién sucederá en los próximos cuatro años al presidente Hassan Rohani –un pragmático que perdió popularidad por la grave situación económica y social– en medio de una crisis agravada por las sanciones norteamericanas y la pandemia.

Los candidatos en pugna son el favorito y jefe de la Autoridad Judicial, el hojatoleslam -autoridad eclesiástica- Ebrahim Raisi; el gobernador del Banco Central, el moderado Abdolnasser Hemmati; el exjefe de la Guardia Revolucionaria y uno de los imputados por la Justicia argentina por el atentado contra la AMIA, Mohsen Rezai, y el conservador Amir Ghazizadeh Hashemi.

Los cuatro candidatos para la elección, de izquierda a derecha: Abdolnasser Hemmati, Mohsen Rezaei, Amir Hossein Ghazizadeh Hashemi y Ebrahim Raisi.
Los cuatro candidatos para la elección, de izquierda a derecha: Abdolnasser Hemmati, Mohsen Rezaei, Amir Hossein Ghazizadeh Hashemi y Ebrahim Raisi.


Los cuatro candidatos para la elección, de izquierda a derecha: Abdolnasser Hemmati, Mohsen Rezaei, Amir Hossein Ghazizadeh Hashemi y Ebrahim Raisi.

Mucho del hartazgo y enojo de la población es con el Consejo de los Guardianes, que en este sistema teocrático es el encargado de examinar las credenciales islámicas de los candidatos.

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Uno de los vetos más polémicos sobre una candidatura fue la del pragmático exvocero del Parlamento Ali Larijani, cuya postulación fue rechazada porque su hija vivió un tiempo en Gran Bretaña, considerado un país enemigo.

“Los iraníes en general aceptan el sistema de filtros de las candidaturas, pero no toleran los abusos del Consejo de los Guardianes. Y ahora, una baja participación electoral sería la principal amenaza para las instituciones iraníes que corren el riesgo de ser deslegitimadas”, comentó a LA NACION el profesor Nicola Pedde, director del Instituto de Estudios Globales, con sede en Roma y especializado en Medio Oriente, que también es académico en Teherán.

Algunas encuestas realizadas por la Agencia de Estudiantes Islámicos de Teherán estimaron que el porcentaje de concurrencia a las urnas sería de alrededor del 38%, lo que sería una cifra muy baja.

“Generalmente, un porcentaje de participación superior al 60% es considerado exitoso, pero en estas circunstancias es muy difícil alcanzar esos niveles”, agregó Pedde.

Cambio generacional

Una particularidad de estas elecciones es que probablemente sean las últimas en las que participarán representantes de la primera generación de revolucionarios, los que acompañaron al ayatollah Ruhollah Khomeini en 1979 en la creación de una teocracia republicana, autoritaria y antioccidental, basada en la tutela de los juristas islámicos (velayat-e-faqih), que interpretan la voluntad de Dios para las mejores acciones de gobierno.

Casi todo el aparato de poder está ahora en manos de la segunda generación, que proviene principalmente de las filas de los Pasdaran, la guardia militar que lucha contra las amenazas a la Revolución, y que tuvo un rol clave en la represión de las protestas de 2019.

Las masivas protestas antigubernamentales en Teherán en 2019
Ebrahim Noroozi


Las masivas protestas antigubernamentales en Teherán en 2019 (Ebrahim Noroozi/)

Sin embargo, hay una brecha entre esta segunda generación y la siguiente, entre ellos, los miles de jóvenes urbanos y con un alto nivel de formación, que salieron a las calles en esas manifestaciones.

El 70% de los iraníes son menores de 40 años y están tremendamente enojados con la actual situación política y económica. No hay cifras oficiales sobre el desempleo, pero es altísimo entre los más jóvenes con buena formación académica. Y la gente en general está muy golpeada por una inflación del 50% y una depreciación brutal de la moneda”, de alrededor de 50.000 riales por dólar en el mercado negro en 2018 a 250.000 en la actualidad, explicó a LA NACION el profesor Paulo Botta, director del programa ejecutivo en Medio Oriente de la Universidad Católica Argentina (UCA).

El eje de toda la problemática de Irán en este momento son las consecuencias de las sanciones de Estados Unidos, a partir de la retirada de Donald Trump en 2018 del acuerdo sellado tres años antes con varias potencias para limitar el acceso iraní a las armas nucleares.

La reimposición de las sanciones directas y las que Washington aplica a las empresas de terceros países que invierten en Teherán asfixia a la economía del cuarto mayor productor mundial de petróleo, que ve bloqueada sus ventas al exterior y el consecuente ingreso de capitales.

Las esperanzas ahora están puestas en Biden y Raisi como probable presidente en Irán.

Las posibilidades de que Biden retorne a un acuerdo o tratado con Teherán no son tan remotas. “Irán ya firmó pactos comerciales con China, Rusia e incluso con aliados norteamericanos como Arabia Saudita y Corea del Sur. Y Biden puede seguir perdiendo posiciones de liderazgo en Medio Oriente si no negocia con Irán”, explicó el académico de la UCA.

Si Raisi se convirtiera en el nuevo presidente iraní, también aumentarían sus chances de ser el próximo líder supremo, cuando no esté más Khamenei, de 82 años.

Pedde enfatizó que “Raisi es hoy el candidato más creíble para este puesto cuando quede vacante; su postulación puede avanzar con un amplio compromiso político”, explicó.