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AMLO seguirá el esquema boliviano con el litio: ¿Cómo Evo Morales flexibilizó su plan de “nacionalizar” esa industria?

Más de una década le tomó al expresidente Evo Morales para entender que su idea de explotar el litio en solitario era inviable. La nación suramericana ahora asesora a AMLO en su política minera

El camino que hoy transita México hacia la “nacionalización” de la industria del litio ya lo cruzó Bolivia en 2008 (REUTERS/David Mercado)
El camino que hoy transita México hacia la “nacionalización” de la industria del litio ya lo cruzó Bolivia en 2008 (REUTERS/David Mercado) (David Mercado / reuters)

El camino que hoy transita México hacia la “nacionalización” de la industria del litio ya lo cruzó Bolivia en 2008. Una reforma legal impulsada por el entonces presidente Evo Morales también dejó en manos exclusivamente bolivianas la explotación de este mineral, codiciado por su uso para la fabricación de baterías para celulares, portátiles y vehículos eléctricos. Sin embargo, 14 años después la nación suramericana está lejos de las metas trazadas.

Esta semana el presidente Andrés Manuel López Obrador logró el respaldo de los diputados para reformar la Ley Minera, declarando de “utilidad pública” la exploración, explotación y aprovechamiento del litio. Así, quedan limitadas todas las licencias, contratos y concesiones vigentes: “Se van a revisar todos los contratos, los autorizados para litio. Se entregaron 150 mil hectáreas en el gobierno pasado, eso se tiene que revisar si se cumplió con los procedimientos”, dijo el jefe de Estado este martes.

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La historia parece evocar a lo sucedido en Bolivia, con un eufórico Evo Morales haciendo promesas que no se cumplieron: "El momento que tengamos la industria del litio, Bolivia va a decidir el precio del litio para todo el mundo, porque las reservas más grandes están en Bolivia, solo es cuestión de tiempo", dijo en 2019. Justo las promesas no se cumplieron en el tiempo que se había prometido.

Un boletín de la corporación estatal Yacimientos de Litio Bolivianos (YLB) confirma que 2019 fue el peor año desde que se inició la explotación de ese mineral en Bolivia: no se exportó ni una tonelada de litio durante ese periodo. Un año antes, las ventas al mercado externo –principalmente a India y Estados Unidos– habían alcanzado las 110 toneladas. Esta situación coincidió con una sobreoferta de este mineral a escala mundial, que hizo caer su precio de $16.500 hasta los $10.500.

Un camino de tropiezos

Desde 2020 el Servicio Geológico de Estados Unidos certificó a Bolivia como el país con las mayores reservas certificadas de litio: 21 millones de toneladas métricas. Supera en el ranking a Argentina (19 millones de toneladas) y Chile (9 millones). México –con 1,7 millones de toneladas– se ubica en la posición número 10 entre los 23 países con reservas certificadas.

Una docena de empresas internacionales estaban interesadas en asociarse con Bolivia para extraer el litio al momento de la nacionalización, firmas incluso de Japón, Francia, China y Corea del Sur. Con este último país, Morales llegó a suscribir un memorando de entendimiento, pero su cambio de política terminó por disolverlo: "Estamos preparados para invertir el cien por ciento y sólo, quiero que me escuchen bien, sólo necesitamos socios para la tecnología de punta internacional", dijo entonces.

Pero tenerlo bajo el suelo no asegura nada. La inexperiencia en la explotación de litio es una de las trabas que encontró Bolivia para avanzar en su industrialización. Una condición que también sufre México. "Bolivia no tiene experiencia en la producción de recursos evaporíticos. A diferencia de la producción tradicional de minerales, para producir recursos evaporíticos se requiere otra clase de conocimientos", dijo Juan Carlos Zuleta, expresidente de la industria estatal del litio, en entrevista con la BBC.

El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador (AMLO) (AP Photo/Eduardo Verdugo)
El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador (AMLO) (AP Photo/Eduardo Verdugo) (ASSOCIATED PRESS)

En 2019, cuenta el propio Zuleta, Bolivia había alcanzado una producción de 400 toneladas al año con una planta piloto de capacidad total de 480 toneladas. “Es un esfuerzo muy limitado. El proyecto se encomendó a personas que no tenían conocimiento ni experiencia. Se usó tecnología inapropiada para las condiciones climáticas”, dijo en entrevista a la DW.

Cuando se dieron cuenta que solos no podían, trataron de enmendar la plana. El presidente boliviano decidió cambiar de estrategia. Suscribió diferentes convenios con Moscú y Berlín. “Con Alemania el acuerdo era entreguista, porque era totalmente desventajoso para Bolivia”, cuestionó Zuleta. Aunque, sin embargo, ninguno de estos proyectos terminó por ejecutarse tras el golpe de Estado que sacó a Morales del poder a finales de 2019.

Bolivia, el asesor

En 2021 el presidente Andrés Manuel López Obrador comenzó a hablar sobre la posibilidad de nacionalizar la industria del litio, y Evo Morales comenzó a aplaudir la iniciativa. “Esta industria debe estar en manos del Estado, no del sector privado. Esa es nuestra experiencia”, se ufanó el ex mandatario boliviano, justo cuando se cumplían dos años de su abrupta salida del poder.

El propio AMLO reconoció en mayo de 2021 que Bolivia los asesoraría en la carrera por el litio. “Vamos a tener ya un diagnóstico y una propuesta pronto. Ellos tienen en la explotación de este mineral, nos ayudaran para analizar qué es lo más conveniente para la nación”, informó el mandatario tras la visita oficial que hizo entonces el actual presidente boliviano, Luis Arce.

Evo Morales celebrando las primeras muestras de litio carbonatado AFP PHOTO/Aizar RALDES (Foto: Aizar RALDES / AFP) (Foto AIZAR RALDES/AFP via Getty Images)
Evo Morales celebrando las primeras muestras de litio carbonatado AFP PHOTO/Aizar RALDES (Foto: Aizar RALDES / AFP) (Foto AIZAR RALDES/AFP via Getty Images) (AIZAR RALDES via Getty Images)

El crecimiento de la industria boliviana del litio no tiene nada que ver con las proyecciones iniciales que hizo Morales tras la afamada “nacionalización”. Solo crear la Planta Piloto de Carbonato de Litio les tomó cinco años, y otros cuatro crear la Empresa Pública Nacional Estratégica de Yacimientos de Litio Bolivianos.

Hoy el país suramericano produce seis mil baterías anuales, situándose lejos de ser una referencia a nivel mundial en esta industria. Sin embargo, la propia Organización de Naciones Unidas tiene buena esperanza: cree que la presencia de Bolivia en el mercado global podría subir de siete mil millones a 58 mil millones de dólares.

Solos, sin embargo, ya no caminan. El propio presidente Luis Arce ha retomado las conversaciones con Alemania para volver a suscribir un convenio bilateral y, antes de la guerra contra Ucrania, Rusia miraba a Bolivia como un socio estratégico.

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