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Massa sufre el boomerang de Alberto, que en 2019 hizo promesas a los "monotributistas que reparten pizza en bicicleta"

Cristina Kirchner se precia de ver con anticipación los cambios en la política argentina: en su última aparición pública reivindicó que, cuando nadie se tomaba en serio a Javier Milei, ella vaticinó el escenario electoral dividido en tercios. Y ahora, está enviando otro mensaje hacia la interna -y al propio Sergio Massa-, con el foco en reconciliarse con los jóvenes que votaron al economista libertario.

De esta manera, adelantó entrelíneas cuál será el tono que el candidato oficialista adoptará en el debate presidencial del próximo domingo: que la confrontación con Milei se cuide de no agredir a sus votantes sino de sino de enviarles un mensaje de comprensión sobre su enojo. Su primera advertencia es que es un error concluir que el liderazgo de Milei sea un síntoma de "derechización", sino de que hay una parte de la población que es potencialmente peronista y que está demostrando su frustración por no haber encontrado respuestas en la gestión de Alberto Fernández.

Lo expresó con esta frase elocuente: "Querer tener un buen trabajo y un buen sueldo, la posibilidad de acceder a la vivienda, de un auto, de viajar, de estudiar, no es de derecha o de izquierda. Diría que es casi de peronistas".

Y cuenta, además, con encuestas que la mantienen en su convicción de que, lejos de haber abrazado los principios del liberalismo, la sociedad argentina sigue siendo fervientemente estatista. Lo siguen ratificando así los números que le acerca Alfredo Serrano Mancilla, un consultor español que periódicamente mide la opinión de la sociedad respecto de temas como el salario, la educación, la salud y los recursos naturales.

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Desde hace tiempo, los resultados se mantienen consistentes: cuando se pregunta si recursos como el gas y el litio deben ser de propiedad estatal o de privados, es abrumadora la mayoría estatista. De la misma manera, hay un apoyo masivo a que los gobiernos mantengan un alto nivel de intervencionismo en la política salarial, buscando elevar el poder adquisitivo de los ingresos.

De hecho, esa visión es la que está reflejando la publicidad electoral de Massa. En el spot "Tenemos con qué", el mensaje es claro: "Tenemos problemas, es verdad, pero no por eso vamos a dejar de tener científicos, hospitales, clases donde casi nadie llega".

En su reaparición pública, Cristina Kirchner envió un mensaje a la interna: no enojarse con los votantes de Milei, a quienes ve como peronistas en potencia
En su reaparición pública, Cristina Kirchner envió un mensaje a la interna: no enojarse con los votantes de Milei, a quienes ve como peronistas en potencia

En su reaparición pública, Cristina Kirchner envió un mensaje a la interna: no enojarse con los votantes de Milei, a quienes ve como peronistas en potencia

El mensaje apuntó al público descontento con el peronismo e intentó un acercamiento con los sectores específicos que hoy están adhiriendo a Milei. Como cuando, al enumerar las capacidades de la población argentina dice: "Tenemos unicornios, pero si hay algo con lo que tenemos que aflojar es con esta historia de que no pueden cobrar acá".

La mención no es casual: es justamente en el segmento de los jóvenes profesionales del sector del conocimiento -que se fijan como objetivo la venta de servicios al exterior- donde se nota un mayor rechazo al intervencionismo cambiario de esta etapa.

Tampoco es casual el reconocimiento al déficit que Massa identifica como uno de los principales motivos de insatisfacción en la clase media: el crédito a largo plazo, especialmente para el rubro de vivienda.

"Hay algo que merecés tener, crédito para que tengas lo tuyo", dice el spot, en tono de autocrítica y muy en línea con el diagnóstico de Cristina Kirchner sobre la necesidad de dar respuesta a demanda "que no son de derecha ni de izquierda", sino que más bien "son de peronistas".

Massa apunta a la "casta" empresarial

Las encuestas que manejan en el oficialismo -y que marcan un afianzamiento de Massa en el segundo puesto, es decir, ya en zona de balotaje- fueron interpretadas en la interna de Unión por la Patria como un resultado directo de la saga de anuncios económicos de las últimas semanas. Y, en particular de las que implican un alivio impositivo para los sectores de ingresos fijos.

Coincidentemente, Massa apuntó a uno de los caballitos de batalla de Milei: la demonización de los impuestos, a los que el libertario califica como "un robo". Claro que Massa no puede dejar sin atender la acusación que se le hace desde Juntos por el Cambio, en el sentido de que está agravando el déficit fiscal a tal punto que se acerca el riesgo de una hiperinflación.

Es por eso que planteó, en una jugada política ampliamente celebrada por la dirigencia peronista, una "picardía" que dejó en una situación incómoda a Juntos por el Cambio. Ahora, después de haberse opuesto a la eliminación de Ganancias para los asalariados, a la oposición se la hace más difícil argumentar en temas como la baja de retenciones para el campo, o negarse a recortar subsidios a los sectores empresarios comprendidos en la "separata" del presupuesto 2024.

En la saga de medidas económicas, Massa priorizó el envío de señales específicas para los monotributistas
En la saga de medidas económicas, Massa priorizó el envío de señales específicas para los monotributistas

En la saga de medidas económicas, Massa priorizó el envío de señales específicas para los monotributistas, un grupo donde la prédica de Milei tuvo alta penetración

Mientras se prepara para el debate del domingo en un estudio de Palermo, bajo la supervisión de su equipo de asesores dirigido por el catalán Antoni Gutiérrez Rubí, el candidato repasa los contraataques para las críticas que sabe que recibirá. Es por eso que, cuando sus contrincantes le recuerden el riesgo de financiar el gasto público con emisión monetaria, él tendrá a mano su receta para recortar hasta 4,5 puntos del PBI que no afectarán a sectores de bajos ingresos sino a "planeros VIP" del ámbito corporativo. Casi un guiño al argumento de la "casta" que planteó Milei.

También, claro, estará el recordatorio de las recientes medidas para aliviar la carga tributaria de los autónomos y los monotributistas, grupos que también conforman el grueso de los votantes mileístas.

El diagnóstico de Alberto Fernández ahora juega en contra

Lo cierto es que el golpe que significó el resultado de las PASO generó en el peronismo un proceso de reflexión, en el cual se admitió el sinsentido de alertar sobre el riesgo de la "pérdida de derechos" a la gran masa de trabajadores que nunca tuvieron un trabajo registrado y en relación de dependencia. Y que, por lo tanto, escuchan con extrañeza las advertencias sobre que pueden quedarse sin aguinaldo, sin vacaciones pagas, sin cobertura médica, sin paritarias y otra cantidad de privilegios que hoy sólo disfruta la "casta" de empleados públicos y empleados de grandes empresas.

Es por eso que Massa incluyó las nuevas medidas específicas para llegarles a los votantes del economista libertario. De todas maneras, está claro que es un reto que exigirá al máximo las habilidades retóricas del candidato oficialista.

Sobre todo, para explicar que el problema del mercado laboral ya había sido advertido nada menos que por el presidente Alberto Fernández al polemizar con Mauricio Macri hace cuatro años.

El entonces candidato del Frente de Todos había logrado asestarle uno de los golpes más certeros al macrismo cuando lo acusó de haber sustituido a los empleados asalariados por "monotributistas que se suben a una bicicleta y reparten pizza".

El mensaje era potente. Para el entonces candidato del Frente de Todos, no cabía la menor duda sobre en qué se había transformado el régimen del monotributo: una forma de precarización laboral a la que el macrismo trataba de disimular y embellecer al llamar "emprendedores" a quienes en realidad estaban siendo excluidos del sistema. "Uberización de la economía" fue la efectiva frase acuñada por Alberto.

Pero al igual que con otras promesas incumplidas -como la de hacer accesible otra vez al asado o arrebatarles a los bancos el "negocio" de las Lebac para poder con esos recursos ayudar a los jubilados- hoy aquel foco en los monotributistas se puede volver con la fuerza de un boomerang para el candidato peronista.

El debate presidencial de 2019
El debate presidencial de 2019

En el debate presidencial de 2019, uno de los momentos fuertes fue la advertencia de Alberto sobre la proliferación de "monotributistas en bicicleta"

Después de todo, se trata del sector de mayor crecimiento en el mercado de trabajo. Una investigación de Marcos Cohen Arazi, de la Fundación Mediterránea, destaca que durante la actual gestión de gobierno se sumaron 270.000 empleos en el régimen de monotributo, lo que implica que crece al triple de velocidad que el empleo privado formal.

Y ese dato termina opacando uno de los pocos indicadores que muestran una evolución positiva en este momento: el desempleo cayó a un 6,2%, uno de los valores más bajos en las últimas décadas, pero que se explican, sobre todo, por el aumento del cuentapropismo mientras el trabajo asalariado sigue con muy bajo crecimiento.

Peor aun, otros reportes, como en el la consultora LCG, destaca que el empleo "en blanco" en el sector privado cada vez es menos importante, y que en una década pasó de representar un 55,9% del total a un 48,1% en la actualidad.

Un desafío a la habilidad de Massa

Para colmo, hace dos años el Gobierno ya se había ganado el enojo de esa masa de trabajadores precarizados, al tratar de cobrar un retroactivo a los monotributistas, uno de los grupos más castigados por la cuarentena. El hecho de que, simultáneamente, se estaba dando una mejora a los empleados estatales, los más protegidos en esa emergencia, aumentó el enojo de los afectados y obligó a dar marcha atrás. Pero el error político ya estaba consumado.

Ahora Massa intenta, ya en tiempo de descuento para la actual gestión peronista, compensar con las nuevas medidas que bajan la presión impositiva para un sector que hoy ya suma a dos millones de trabajadores.

De la habilidad de Massa en el debate dependerá si esos monotributistas atenúan o acentúan su enojo. Por lo pronto, el ministro-candidato tomó una decisión que los consultores consideran acertada: antes que dejarles la iniciativa a los opositores, decidió que tenía que ser él quien instalara en la agenda la problemática de esos trabajadores "sin derechos".

Lo difícil será explicar por qué, si Alberto Fernández ya tenía un diagnóstico claro sobre que Argentina se había transformado en "un país de monotributistas que reparten pizza en bicicleta", cuatro años después el problema se agravó. Desde el punto de vista de Cristina Kirchner, la situación es clara: es un sector social que no se "derechizó" sino que está buscando respuestas peronistas fuera del peronismo.

Massa y Cristina creen que todavía no es demasiado tarde para enmendar el error. La mayoría de las encuestas dicen otra cosa, y por eso hay dirigentes sindicales que prefirieron no esperar al debate presidencial ni a la elección para acomodar su posición al nuevo escenario político.