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El negocio de la basura: así es cómo un vaso de plástico de Washington termina en un vertedero de México

El 46% de los desechos plásticos de EEUU son exportados a México y Canadá. Los conteiner con desperdicios son comprados a precios ínfimos, en búsqueda de material que pueda ser reciclado

Una montaña de basura a clasificar por un trabajador (Foto: Getty)
Una montaña de basura a clasificar por un trabajador (Foto: Getty) (Peter Cade via Getty Images)

¿Cuál es el negocio tras el envío de basura plástica a América Latina?

El vaso plástico que tiró a la papelera un ciudadano en Washington puede terminar en un vertedero en América Latina. La basura plástica se vende, se exporta en barco como cualquier otro producto comercial tradicional: 11,23 millones de toneladas de residuos contaminantes se intercambian en todo el mundo cada año, según los últimos datos estadísticos públicos de la ONU.

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Estados Unidos es el segundo exportador de desechos plásticos en el mundo, justo por detrás de China. Y la basura la echa por la ventana: casi el 46% de los desechos de este tipo que exporta termina en Canadá y México, según la base de datos USA Trade Census que cita Statista. Los mexicanos recibieron en 2021 un total de 84.410 toneladas, muy por encima de El Salvador (13.350 toneladas), Ecuador (6.660) y Honduras (6.170).

Ya en 2020 las exportaciones de basura de EEUU a América Latina habían aumentado 100%, según una alerta que hicieron en diciembre pasado 70 ONG ambientalistas en una carta pública. Toda la región recibe de este país más de 122 mil toneladas de desechos plásticos, que –publica Statista– puede sumar un valor de exportación de casi 86 millones de dólares.

Entrada sin control

Estados Unidos enviaba su basura principalmente hacia China, pero desde 2018 el gigante asiático cambió sus políticas de recepción de estos desechos. Así, los barcos fueron redirigidos hacia Latinoamérica y el mercado ha ido creciendo aceleradamente.

“Son desechos plásticos que ellos reportan como reciclados. Lo que están haciendo es transferirlos a otra región. Cuando esto pasa, quedan un montón de plásticos sin tener a dónde llegar”, dijo a Yahoo Finanzas la socióloga Daniela Durán, gerente de incidencia política de la ambientalista Fundación MarViva.

Esta práctica de “esconder la basura” no es exclusiva de EEUU. Europa, por ejemplo, hace sus envíos principalmente al sureste asiático. Japón, Alemania, Bélgica, Francia, Holanda y España también lideran la lista de exportaciones de desechos plásticos.

China era el gran importador mundial, pero decidió hacer más estrictas sus políticas de recepción. Durán explica que desde 2018 exigen que los desechos plásticos que reciben deben ser 99% puros, un requisito indispensable para que efectivamente puedan ser reciclados.

El comercio de esta basura no lo hacen los Gobiernos, pero su poco control facilita el intercambio. “Tienen esquemas normativos que no son muy fuertes. No tienen restricciones, como las que ahora tiene China. Son industrias ilegales de reciclaje”, advierte Durán.

Un camión de basura tira material reciclable en un depósito (Foto: Getty)
Un camión de basura tira material reciclable en un depósito (Foto: Getty) (CarryOnDroning via Getty Images)

Las empresas productoras venden containeres repletos de desechos plásticos a otras compañías con supuestos fines de reciclaje. “Lo compran a precios súper bajísimos y buscan polímeros que se puedan reciclar para reutilizarlos y revenderlos”, dice la vocera de MarViva ¿El problema? Que la mayoría de la basura que recibe no se puede volver a utilizar, termina abandonada y se suma a los desperdicios que ya genera el mismo país.

“Los marcos normativos de nuestros países son muy bajos para regular esta materia, tenemos esquemas normativos débiles y poco control de vigilancia de entrada”, explica Durán. En Argentina, por ejemplo, fue noticia en la década de los 80 cuando descubrieron que bajo el concepto de “ayuda sanitaria” estaban ingresando al país residuos hospitalarios y lodos cloacales, tras eso –recuerda un reportaje de ATB– se promovió Ley Nacional de Residuos Peligrosos en 1992.

Para las ONG ambientalistas es muy difícil rastrear este comercio, pues se esconde en diversos códigos arancelarios de importaciones. MarViva cree que una primera solución, si los Gobiernos quisieran colaborar, sería lograr mayor control de las aduanas. En 2019 un total de 187 países firmaron el Convenio de Basilea, un tratado para regular el tráfico y evitar que naciones en desarrollo sigan recibiendo desechos plásticos sin ningún tipo de control. Estados Unidos, sin embargo, no ha firmado este compromiso.

Peces de plástico

Cada año se echan al océano entre 8 y 13 millones de toneladas de plástico. “Se trata de un camión lleno de plástico enviado al mar cada minuto”, estima Durán. Si estos datos continúan así, las ONG advierten que en el año 2050 habrá más plástico que peces en el mar.

“Tenemos múltiples impactos en la pesca. La mayoría de las especies están contaminadas con microplástico”, explica la socióloga. Al final de la cadena, somos los mismos humanos quien nos lo tragamos. “En Colombia ya hay estudios que han demostrado que las especies pesqueras están afectadas por la contaminación con microplásticos”.

El Instituto Nacional de Recicladores advierte que México, por ejemplo, sólo recicla 11% del plástico que utiliza. Este porcentaje no contempla los desechos que compran desde el exterior y la montaña de basura crece.

“América Latina no es un basurero”, recuerda el comunicado que hicieron públicos las ONG en diciembre. Aunque el Convenio de Basilea tiene tres años de haber sido firmado, hasta ahora no ha sido suficientemente eficaz para detener este negocio.

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