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Microsoft, el titán tecnológico amigable con los sindicatos

Microsoft, que gracias a la inteligencia artificial es nuevamente un gigante de la industria, quiere ser visto como un empleador ético, pero ¿hay alguna trampa? (Carl Godfrey/The New York Times).
Microsoft, que gracias a la inteligencia artificial es nuevamente un gigante de la industria, quiere ser visto como un empleador ético, pero ¿hay alguna trampa? (Carl Godfrey/The New York Times).

El día de diciembre de 2021 que desató una revolución en la industria de los videojuegos pareció comenzar de manera bastante inocua. Los gerentes de un estudio de Wisconsin llamado Raven comenzaron a reunirse uno por uno con los evaluadores de control de calidad, que examinan los videojuegos en busca de errores, para anunciar que la compañía estaba reformando su departamento. De ahora en adelante, dijeron los gerentes, los afortunados evaluadores serían empleados permanentes, no temporales. Ganarían 1,50 dólares extra por hora.

Más tarde esa mañana, la parte negativa se hizo evidente: un tercio de los aproximadamente 35 evaluadores del estudio serían despedidos como parte de la reforma. Los trabajadores quedaron atónitos. Raven era propiedad de Activision Blizzard, una de las empresas más grandes de la industria, y parecía haber mucho trabajo disponible.

Los evaluadores anunciaron una huelga. Después de regresar al trabajo siete semanas después, presentaron la documentación para celebrar una elección sindical. Raven nunca volvió a contratar a los trabajadores despedidos, pero los otros evaluadores ganaron las elecciones en mayo de 2022 y formaron el primer sindicato en una importante empresa de videojuegos de Estados Unidos.

Las grandes empresas estadounidenses suelen oponerse a las campañas sindicales, como lo hizo Activision en Raven. Pero en este caso, los días de Activision como único tomador de decisiones estaban contados. En enero de 2022, Microsoft había anunciado un acuerdo de casi 70.000 millones de dólares para comprarla, y los posibles propietarios parecían tener una visión más permisiva para la organización sindical.

El mes siguiente a las elecciones sindicales, Microsoft anunció que se mantendría neutral si alguno de los aproximadamente 7000 empleados elegibles de Activision buscaba sindicalizarse con Communications Workers of America (CWA), lo que significaba que la empresa no intentaría detener la organización.

Los evaluadores de control de calidad (QA, por su sigla en inglés) pueden trabajar horas agotadoras por salarios bajos, y los evaluadores de otros estudios estaban considerando sindicalizarse. Dos grupos más de evaluadores —uno en Activision y otro en una subsidiaria de Microsoft llamada ZeniMax— votaron a favor de sindicalizarse tras los anuncios de neutralidad de la compañía.

Ahora que Activision es parte de Microsoft (concretó la compra en octubre), los evaluadores en varias partes de la empresa combinada también están buscando sindicalizarse. Los dirigentes sindicales afirman que la empresa ha negociado de buena fe y que ambas partes han logrado avances considerables hacia un primer contrato. En unos pocos años, Microsoft podría tener más de 1000 empleados sindicalizados trabajando bajo convenios colectivos, lo que la convertiría en un caso atípico entre las grandes empresas de tecnología.

En cierto nivel, parecía obvio por qué Microsoft, que solía ser un modelo de crueldad corporativa, tomaría este camino: la compañía quería que los reguladores bendijeran su acuerdo con Activision. Dados los estrechos vínculos del gobierno de Biden con la clase trabajadora, una tregua con los sindicatos podría ser de ayuda. Los cínicos señalaron que la compañía despidió a casi el 10 por ciento de sus trabajadores de videojuegos, la mayoría de ellos de Activision, una vez que el acuerdo se cerró.

Aun así, muchas grandes empresas tecnológicas tienen negocios ante el gobierno federal y casi todas han tomado medidas para desalentar la sindicalización. Al igual que Microsoft, estas empresas suelen posicionarse como empleadores progresistas, señalando iniciativas de diversidad corporativa y apoyo a los derechos de la comunidad LGBTQ. Sin embargo, solo Microsoft, cuyos líderes afirman que han emprendido un “viaje” basado en el principio de que “las personas tienen el derecho fundamental a organizarse”, ha adoptado una postura permisiva con los sindicatos.

Y para algunos empleados, esa es una distinción clave. Los trabajadores que han intentado sindicalizarse en Amazon, Apple y Google no parecen estar convencidos de la benevolencia de sus empleadores, y señalan evidencias de represalias. (Las empresas han negado estas acusaciones y dicen que respetan el derecho de los trabajadores a organizarse).

En contraste, los empleados que han buscado sindicalizarse en Microsoft han elogiado el trato que la empresa da a sus trabajadores. “Cuando Microsoft y ZeniMax mostraron neutralidad, fue un regalo absoluto”, dijo Autumn Mitchell, empleada de QA que formó parte de la campaña de organización.

Todo esto plantea una pregunta: en una época en la que las empresas proclaman rutinariamente sus compromisos con los derechos civiles y el medioambiente, ¿qué significa ser un empleador progresista? ¿Y puede Microsoft, con su historial de exprimir a sus competidores, realmente afirmar que está más evolucionado que la mayoría?

Reformando una imagen corporativa

En un caso que llegó a juicio en 1998, el Departamento de Justicia afirmó que Microsoft había planeado de manera ilegal aplastar a Netscape después de que la empresa más pequeña rechazara su oferta de repartirse el mercado de búsquedas en línea.

Microsoft apeló con éxito la decisión de un juez de dividir la empresa, pero la terrible experiencia resultó costosa y ensombreció futuros acuerdos. Un tribunal supervisó a la empresa durante casi una década.

Fue durante el litigio antimonopolio que un abogado de Microsoft llamado Brad Smith hizo una audición para el puesto de asesor general basándose en una filosofía sencilla: “Hagamos las paces”, instó a sus superiores. Smith obtuvo el puesto y Microsoft comenzó a cultivar mejores relaciones con los supervisores gubernamentales.

Detrás de esta estrategia estaba la sensibilidad de Smith hacia las cambiantes mareas ideológicas y su percepción de que cambiar con ellas sería lo mejor para la empresa. Un colega recordó una presentación de 2021 ante los altos ejecutivos de la empresa en la que Smith predijo que la próxima ola de regulación tecnológica sería como la ola de regulaciones financieras de la era del New Deal, y que “los próximos 5 años de regulación definirán los próximos 50 años”. Smith afirmó que la empresa debería ayudar a dar forma a las nuevas reglas y adaptarse a ellas en lugar de resistirse.

Cuando un nuevo director ejecutivo, Satya Nadella, asumió el cargo en 2014, pareció decidido a ayudar a completar la reinvención.

En 2015, Microsoft, pionera entre las empresas de tecnología en la contratación de trabajadores temporales y contratistas para trabajar por menos salario y seguridad laboral que los empleados a largo plazo, se convirtió en uno de los primeros gigantes tecnológicos en exigirles a los grandes contratistas que proporcionaran tiempo libre remunerado a los trabajadores asignados a sus proyectos.

Amazon parecía ser un obstáculo particular. Smith contó en su libro de 2019 “Tools and Weapons” que Amazon había luchado contra un impuesto propuesto en Seattle para financiar viviendas asequibles el año anterior. Poco después, Microsoft asumió un compromiso financiero, que finalmente alcanzó los 750 millones de dólares, para ampliar dichas viviendas. (Amazon se negó a hacer comentarios, salvo decir que había invertido más de 600 millones de dólares en viviendas asequibles hasta la fecha).

Los legisladores liberales notaron el contraste entre las dos empresas. “El nivel de compromiso es totalmente diferente”, dijo la representante demócrata por Washington, Pramila Jayapal, presidenta del Caucus Progresista del Congreso. “Es todo lo opuesto a Amazon".

‘Fue extraño, pero en el buen sentido’

Si alguien tuviera que diseñar un empleo en el sector tecnológico con el objetivo de maximizar el interés en un sindicato, es muy probable que se parezca al de “evaluador de control de calidad”. Dentro de la industria, ese cargo es considerado uno que plantea un gran esfuerzo físico y mental. Los evaluadores suelen jugar secciones de juegos una y otra vez durante horas en busca de fallos sutiles.

En ocasiones, deben hacer esto durante períodos agotadores conocidos como “crunch”, cuando el lanzamiento de un juego es inminente y el trabajo se extiende a 10 o 12 horas la mayoría de los días, a menudo 6 días a la semana.

Además, el trabajo viene con uno de los salarios más bajos de la industria. Después de su aumento a finales de 2021, muchos evaluadores en Activision todavía ganaban menos de 19 dólares la hora. Los evaluadores suelen permanecer durante años en ese puesto, con pocas probabilidades de ascenso.

Estas frustraciones provocaron una campaña sindical en Activision cuando Microsoft anunció su adquisición. A los funcionarios de la CWA les preocupaba que el gigante tecnológico, que no tenía empleados estadounidenses sindicalizados, aplastara la iniciativa rápidamente.

Pero la oposición del sindicato con poder político no fue absoluta. A principios de 2022, dos altos dirigentes sindicales le dijeron a Portia Wu, ejecutiva de políticas de Microsoft que ahora se desempeña como secretaria de Trabajo de Maryland, que un acuerdo de neutralidad en Activision ayudaría a calmarlos.

Wu les dijo a sus colegas que los empleados tienden a ganar una vez que llegan a una elección sindical, algo que varios empleados de Activision estaban buscando, y que un proceso electoral conflictivo podría dañar la moral. Al llegar a un acuerdo con la CWA, añadió, Microsoft podría retener más control sobre la narrativa, así como el momento en el que se realizaran las elecciones sindicales.

Smith y otros ejecutivos se mostraron receptivos. “Cada vez que hemos hablado de esto, todos llegamos al mismo punto de vista de que este es el camino correcto para Microsoft”, dijo en una entrevista con The New York Times. “Que tenemos mucho más que ganar en potencia que poner en riesgo”.

Chris Shelton, presidente del sindicato en ese momento, y Smith anunciaron en junio de 2022 que Microsoft se mantendría neutral en las campañas sindicales de Activision si se concretaba la adquisición. Poco después, el sindicato informó a Microsoft que un grupo de evaluadores de QA también se había estado organizando en ZeniMax Media, una empresa de videojuegos que ya era propiedad de Microsoft. La empresa acordó otorgar a los trabajadores de ZeniMax el mismo acuerdo de neutralidad que había negociado para Activision.

Dayberry, líder de la campaña sindical en ZeniMax, dijo que la compañía cumplió con su palabra: los gerentes nunca mencionaron al sindicato, y mucho menos trataron de desalentar el apoyo al mismo. Después de años en los que los trabajadores se habían enfrentado con los gerentes por cuestiones como salarios, ascensos y horarios, “fue extraño, pero en el buen sentido”. Los trabajadores se sindicalizaron oficialmente en enero de 2023.

A favor del paternalismo

Incluso las empresas a menudo citadas por su generosidad hacia los empleados han desdeñado la organización sindical. Whole Foods y otras empresas de mentalidad progresista, como Starbucks y Trader Joe's, en ocasiones han ofrecido a los trabajadores minoristas salarios o beneficios superiores al mercado.

Pero Whole Foods luchó contra la sindicalización a principios de la década de los 2000, mientras que Starbucks ha sido acusado de violar los derechos laborales de los empleados cientos de veces desde que sus trabajadores comenzaron a sindicalizarse en 2021. (Starbucks niega las acusaciones; Whole Foods ha dicho que no cree que los empleados estén interesados en un sindicato).

Mellody Hobson, actual presidenta de la junta directiva de Starbucks Corporation, en una audiencia en Washington, el 29 de marzo de 2023 para examinar si la cadena violó los derechos laborales de los empleados. (Kenny Holston/The New York Times).
Mellody Hobson, actual presidenta de la junta directiva de Starbucks Corporation, en una audiencia en Washington, el 29 de marzo de 2023 para examinar si la cadena violó los derechos laborales de los empleados. (Kenny Holston/The New York Times).


Cuando se trata de sus empleados, estas empresas favorecen una especie de paternalismo corporativo, afirmó Matthew Bodie, profesor de Derecho en la Universidad de Minnesota. “Queremos ser benéficos, pero queremos hacerlo en nuestros términos”, afirmó, hablando en la voz de los ejecutivos.

Incluso las empresas tecnológicas famosas por mimar a sus empleados se han resistido casi por completo a la sindicalización.

Cuando le pregunté a Smith por qué Microsoft estuvo dispuesto a adoptar la neutralidad mientras sus competidores no lo estaban, me dijo que “el sector tecnológico a menudo ha sido construido por fundadores, y los fundadores a menudo se han centrado mucho en mantener cierto nivel de control sobre sus empresas”. En contraste, dijo: “Creo que el hecho de que Microsoft sea una compañía un poco más vieja, a veces un poco más sabia, al menos nos da la oportunidad de pensar de manera más amplia”.

Puede que Activision haya sido el estímulo inmediato para la postura de Microsoft respecto a los trabajadores, pero el acuerdo de neutralidad podría ser una forma relativamente rentable de presentar a la empresa como protrabajador. Tras señalar que los sindicatos no son un tema planteado por los analistas en las conferencias telefónicas sobre resultados de la empresa, Gil Luria, que monitorea a Microsoft para el banco de inversión D.A. Davidson, concluyó: “No creo que esto vaya a ser un problema importante”.

c.2024 The New York Times Company