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Ana Milena Varón
Los Ángeles (EE.UU.), 2 jun (EFE).- El escritor mexicano Gerardo Sámano Córdova explora los “límites del amor” en “Monstrilio”, novela con visos de horror que narra la historia de una madre inmigrante y su esposo estadounidense que lidian con la muerte de su hijo pequeño a través de un engendro.
“Quería saber hasta dónde llega una persona por amor”, resume Sámano en entrevista con EFE sobre lo que lo impulsó a escribir esta obra ambientada en Estados Unidos, México y Alemania.
En su exploración literaria, el escritor usa a Magos, una madre inmigrante que ve languidecer por 11 años a Santiago, su único hijo, que nació en Nueva York con graves problemas de salud.
El niño tiene un solo pulmón “pequeño y deforme”, lo que finalmente causa el deceso del pequeño, desatando una historia de amor con muchos destellos de horror.
Sámano usa el dolor de la pérdida como motor de su novela. “El duelo es mucho amor sin tener dónde ponerlo”, sostiene.
Es precisamente ese amor por su hijo el que hace que Magos abra el cuerpo del pequeño para sacarle un pedazo de pulmón con el que regresa a México, su país natal, dejando atrás a su esposo.
En México, la madre comienza a alimentar el trozo de pulmón con caldo de pollo hasta devolverle la vida. Este pedazo de Santiago crecerá hasta convertirse en Monstrilio, un engendro que cambiará la vida de todos los que le conocen.
“Me interesaba hablar sobre el amor y hasta dónde podía llegar este sentimiento. Me pregunté: ¿Qué pasa si una familia, ya sea biológica o que tú creas, tuviera que amar a un monstruo?”, explica el autor, de 42 años y nacido en Ciudad de México.
La respuesta fue una novela narrada a través de cuatro personajes: Magos (la madre), Lena (su mejor amiga), Joseph (el padre) y M (Monstrilio).
Además de ser una exploración sobre el amor, el duelo y las conexiones en la familia, Sámano señala que la novela también explora el concepto de identidad. “Monstrilio es un sustituto de un hijo que se perdió pero también es un ser por sí mismo. Además es un monstruo, entonces también es una búsqueda de quién es él”, expone.
Al autor le gustaron desde pequeño los monstruos. Cuenta que esta fascinación, sumada a la relación cercana que tiene la cultura mexicana y latinoamericana con la muerte y la fantasía, le ha permitido mezclar elementos que para él “son muy conocidos”.
“Los latinoamericanos tenemos una relación más familiar con la muerte porque siempre estamos hablando de nuestros muertos. Es como si siempre estuvieran entre nosotros. Se aparecen en nuestros sueños y hacen parte de nuestra plática diaria, algo que también quise incluir en la novela”, ahonda.