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Por qué no hay mujeres entre los 50 atletas mejores pagos del mundo

Al igual que su carrera en el básquet universitario, Caitlin Clark comenzó sus días como profesional rompiendo otro récord. La ex jugadora de la Universidad de Iowa y máxima anotadora de la historia de la NCAA, firmó un contrato con Nike, el patrocinio más lucrativo del básquet femenino, con un valor de hasta 28 millones de dólares en ocho años. Y está claro por qué.

La electrizante trayectoria de Clark en el Torneo de la NCAA elevó los índices de audiencia televisiva a nuevos niveles y su debut en la WNBA contra las Connecticut Sun hizo que el equipo agotara las entradas para su estreno en casa por primera vez desde 2003.

Sin embargo, incluso con su contrato con Nike y otras lucrativas colaboraciones con Gatorade, State Farm y Gainbridge, Clark no ganó lo suficiente para figurar entre las 50 deportistas mejor pagadas del mundo este año; de hecho, ninguna mujer lo hizo.

Caitlin Clark

La atleta femenina mejor pagada en 2023 fue la sensación del tenis polaco Iga Świątek, que cobró unos 23,9 millones de dólares en ganancias totales, algo más de la mitad de los 45,2 millones que necesitaba para situarse entre las 50 atletas mejor pagadas de 2024. No está resultando nada fácil hacer la lista, teniendo en cuenta que el límite para este año es aproximadamente el doble de los 22,7 millones de dólares de hace una década.

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Serena Williams fue la única mujer entre los 50 deportistas mejor pagados del mundo el año pasado -su sexta vez integrando la lista en la última década-, pero ya no está actividad.

Sólo otras tres mujeres figuraron entre las 50 mejores desde 2012: las estrellas del tenis Maria Sharapova y Li Na, ya retiradas, así como Naomi Osaka, que sigue subiendo el ritmo de una cartera de patrocinadores que en su día alcanzó un máximo de 60 millones de dólares anuales tras una larga ausencia por lesión y dar la bienvenida a su primer hijo el año pasado.

Ninguna mujer integró la lista de 2017 a 2019.

Iga Swiatek tenista

Gran parte del problema radica en el hecho de que los ingresos sobre el terreno de juego, es decir, los salarios y los premios en dinero, están vinculados a los ingresos de la liga. Los ingresos por retransmisiones son una fuente crucial, y Deloitte proyecta que los deportes de élite femeninos generarán colectivamente 340 millones de dólares procedentes de esa categoría en 2024.

La WNBA, por ejemplo, obtiene actualmente unos 60 millones de dólares anuales de los derechos de los medios de comunicación, y la comisionada Cathy Engelbert declaró recientemente a la CNBC que su objetivo era "al menos duplicar los ingresos por derechos". En comparación, la NBA gana alrededor de 3.000 millones de dólares por sus acuerdos, una cifra que se espera que se duplique tras la próxima ronda de renegociaciones.

Teniendo en cuenta estas disparidades, resulta evidente por qué Clark sólo ganará algo menos de 77.000 dólares en su primera temporada, mientras que la primera elección global de la NBA en 2023, Victor Wembanyama, cobró un salario base de 12,2 millones de dólares.

Women's National Basketball Association  WNBA

Los salarios máximos de la WNBA rondan los 240.000 dólares, mientras que el mínimo de sus colegas masculinos ronda el millón de dólares. Incluso en un deporte como el tenis, donde los torneos del Grand Slam ofrecen premios iguales desde 2007, la diferencia de ingresos persiste en los torneos más pequeños.

"Este año y el anterior fueron fenomenales para las mujeres en el deporte", sostuvo Anjali Bal, profesora asociada de marketing en el Babson College. "Sólo va a llevar tiempo que el mercado se ponga al nivel de los aficionados".

La creciente cantidad de dinero que fluye hacia el deporte femenino ya está cambiando el escenario.

Deloitte estima que los ingresos totales combinados de los deportes profesionales femeninos alcanzarán los 1.280 millones de dólares este año, lo que supone al menos un 300% más que la proyección de la empresa hace tres años. Ya están impulsando esas marcas los nuevos acuerdos de derechos de los medios de comunicación que hicieron que el valor medio anual de la NWSL y del Torneo de básquet femenino de la NCAA superara los 60 millones de dólares cada uno.

Mallory Swanson

Ese dinero se está traduciendo en ganancias para las jugadoras. La bolsa total de premios del LPGA Tour para esta temporada creció a 123 millones de dólares, un 76% más que en 2021. La NWSL aumentó su tope salarial un 40%, hasta los 2,75 millones de dólares, y se observó cómo la delantera de la selección femenina de Estados Unidos Mallory Swanson firmó el mayor contrato de la historia de la liga: 2 millones de dólares en cuatro años, con opción a un quinto.

Y aunque las oportunidades fuera del campo para las deportistas fueron tradicionalmente atrás de sus colegas masculinos, eso también está cambiando. Clark y la delantera de Las Vegas Aces, A'ja Wilson, recibirán zapatillas con su nombre de Nike, uniéndose así a las estrellas de New York Liberty, Sabrina Ionescu y Breanna Stewart, en un repunte de las zapatillas con firma en el básquet femenino.

Mientras tanto, cada vez son más las marcas que ven el interés comercial de respaldar a las atletas femeninas y, además de Clark, hay un montón de estrellas jóvenes y comercializables que están creciendo, como Angel Reese y Cameron Brink en la WNBA, Nelly Korda y Rose Zhang en el golf y Świątek, Coco Gauff y Aryna Sabalenka en el tenis.

A'ja Wilson

Si bien la diferencia es todavía abismal, las deportistas que más ganan están haciendo verdaderos progresos. El promedio de las 20 mejores del año pasado subió a 8,5 millones de dólares desde los 7,3 millones de 2022, y ocho atletas tuvieron ingresos totales estimados de 10 millones de dólares o más, duplicando la marca de hace tres años.

"Es tan injusto que la gente diga que los deportes femeninos nunca serán vistos como los masculinos, porque en realidad no se trató de darles equidad en términos de distribución, en términos de pago, en términos de otras cosas", afirmó Bal. "Los patrocinadores se mueven por incentivos como los espectadores. De eso no hay duda".

Nota publicada en Forbes US