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Negocios contracíclicos: los sectores que encuentran una oportunidad en la crisis

Si bien es imposible abstraerse de un contexto general de depresión económica que alcanza a todos los argentinos de algún modo u otro, hay algunas ramas de actividad que encuentran una veta en el tipo de cambio alto o en la alteración de los hábitos que la propia crisis genera. Son negocios contracíclicos o, al menos, negocios en los que algo mejora cuando todo alrededor cae.

"Nosotros estamos muy en alza. De hecho, tenemos ocho locales y estamos por abrir dos más en el microcentro", dice a LA NACION Gustavo Chávez, dueño de la cadena de reparación de ropa y calzado Rapitac. La explicación de Chávez es que así como en los 90 su empresa se fundió porque la gente prefería comprar "algo nuevo por dos pesos" en vez de reparar lo que se rompía, hoy se expande porque las personas se inclinan por la segunda opción. El año pasado repararon, en sus ocho sucursales, cerca de 28.000 prendas y 36.000 calzados y proyectan terminar 2019 con 56.000 y 48.000 unidades reparadas, respectivamente.

Paulette Selby es la creadora de la feria americana Juan Pérez, que compra y vende alrededor de 10.000 prendas al mes y crece a un ritmo del 20% anual. "A nosotros todos los años nos va mejor y mejor, independientemente de que a otros negocios les vaya mal", asegura Selby. Para la emprendedora, hay dos motivos por lo que su negocio se mantiene en ascenso: por un lado, "el vintage está de remoda en el mundo entero" y, por otro, cada vez más gente busca comprar ropa a un precio menor al del mercado. "Acá podés conseguir un jean Levi's por $300, cuando uno nuevo sale por lo menos $3000", detalla.

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"Nosotros notamos no solo que hay mucha más gente que compra ropa de segunda mano, sino que hay mucha más gente que pone productos a la venta para generar una fuente de ingresos extra", dice Cecilia Membrado, fundadora y CEO de la plataforma y app Renová Tu Vestidor. "Tenemos un millón de usuarias y 150.000 vendedoras en la Argentina y en nuestras redes hay muchos testimonios de chicas que las despidieron del trabajo y encontraron en Renová Tu Vestidor una alternativa", agrega.

Según sus números, la plataforma creció este año 180% en ventas versus el año anterior y tiene actualmente 850.000 productos cargados. "El mes pasado subimos 150.000 ítems, cuando a esta altura de 2018 se estaban subiendo 70.000; casi la mitad", detalla Membrado.

El fuerte aumento del tipo de cambio es uno de los principales motivos que explican que el turismo sea también uno de las pocos sectores que se mantienen a flote en el actual contexto recesivo. Según datos de la consultora Ecolatina, mientras el PBI acumuló en la primera mitad del año una contracción del 2,5% anual, la actividad de hotelería y hospedaje creció 1,5%. "La depreciación del peso abarata en términos relativos los destinos nacionales frente a los internacionales, incentivando la llegada de turistas extranjeros y promoviendo, en el caso de residentes, la sustitución de destinos en el exterior por locales", explican en la consultora.

"Este fue, para nosotros, el mejor año de los últimos tres", dice Guillermo Masvidal, gerente general del hotel Esplendor de Mendoza, ubicado en Maipú, a diez minutos de la capital provincial y en "el kilómetro cero del camino del vino". "Nos ha ido muy bien no solo en términos de ocupación, sino de tarifa", apunta Masvidal, al frente de un hotel cuatro estrellas con un gran segmento de huéspedes nacionales.

Alejandro Cazaux es gerente del hotel Huacalera, en la quebrada de Humahuaca, y tiene un emprendimiento propio en Salta. "Cuando tuvimos que definir el segmento a dónde apuntar decidimos ir directamente al low cost", explica Cazaux, para quien "en un ciclo inflacionario la gente no deja de viajar, menos a una capital como Salta", que no solo recibe turistas sino también personas que viajan por estudios, salud o trabajo. "Apostamos a un segmento con la tarifa más baja del mercado, con los mínimos servicios indispensables, pero bien dados, y no paramos de trabajar", resume.

Así como obliga a repensar el destino de las vacaciones, los tiempos de bolsillos flacos también alientan a reemplazar hábitos. En el último tiempo mucha gente que no se subía a una bicicleta desde su infancia comenzó a considerarla como una alternativa para cubrir recorridos que antes hacía en transporte público. "Las ventas de bicicletas bajaron, pero las reparaciones se mantienen. Solo que hay algo nuevo que estamos viendo: la gente trae bicicletas mucho más deterioradas, que estaban arrumbadas en un garage y que quiere poner en funcionamiento", afirma Dante Busato, uno de los miembros de la familia Busato, que tiene una bicicletería en el barrio de Chacarita desde 1943. "Hoy están resucitando los muertos de las cocheras y aprovechando cada peso. El reciclado y la reparación aparecen como una opción para tener una bicicleta y reemplazar el transporte público para moverse todos los días. Sobre todo en Capital, donde hay bicisendas y una mejor infraestructura para moverse", coincide Luciano Ariel Testa, CFO de la fábrica de bicicletas Futura, que está instalada desde 2003 en el parque industrial de Quilmes.

El tipo de cambio alto favorece la llegada no solo de turistas, sino también de productoras audiovisuales extranjeras que encuentran en la Argentina locaciones y equipos técnicos calificados a precios muy convenientes. Esas firmas extranjeras suelen contratar a productoras locales que son las encargadas de reclutar los servicios que necesitan para completar el rodaje de sus películas o publicidades. Por ejemplo, maquillaje.

Mercedes M. es maquilladora profesional y dice que este año recibió muchas veces llamados de ese tipo, algunos para participar de producciones de la hollywoodense Metro-Goldwyn-Mayer Studios (MGM). "Si bien yo cobro por ese servicio en pesos de la productora argentina que me convoca, un dólar más alto me genera más oportunidades", dice, y explica que cuando se trata de producciones extranjeras cobran un 20% extra sobre la grilla salarial establecida por el Sindicato de la Industria Cinematográfica Argentina (SICA).

Entre los exportadores de servicios, los programadores son también un grupo de privilegiados en medio de la tormenta. "Aunque no puedo dejar de ver el efecto que genera en mis amigos, que se dedican a otra cosa, el hecho de que el dólar se haya disparado a mí me permite generar más dinero en pesos", dice Marcos Viglianco, un programador free lance de 39 años que vive en Rosario y trabaja para una empresa de e-learning radicada en Estados Unidos.

Con tres horas de trabajo diarias, Viglianco puede vivir cómodamente y ahorrar, más allá de que las restricciones cambiarias de las últimas semanas afectaron su rentabilidad. "Antes recibía dólares en el banco e iba cambiando a pesos a medida que necesitaba. Ahora lo que recibo se pesifica compulsivamente, dejo lo que necesito para vivir y vuelvo a convertir el resto a dólares", explica, y afirma que pierde en esa maniobra alrededor de $4000 mensuales.

"Muchos de mis amigos del sector empezaron a trabajar en empresas locales de tecnología y se están volcando ahora a la modalidad free lance para empresas extranjeras -explica Viglianco-. Así pueden tener un sueldo en torno a los US$3000 por ocho horas de trabajo diario".