Netflix y Disney quieren que hagas esto: por eso no dejan de subir sus precios
Los servicios de streaming han pasado de costar menos de 10 dólares de media a casi duplicar esta cifra. Parece que la escalada no va a terminar a corto plazo.
Todos tus servicios de streaming son cada vez un poco más caros. En los últimos años, los precios han ido subiendo lentamente a medida que el negocio de la televisión y el cine en streaming se ha vuelto más competitivo y las empresas de Hollywood han invertido miles de millones en crear sus propias plataformas.
Netflix ha subido el precio de su suscripción varias veces desde su lanzamiento. Disney Plus, Hulu y ESPN Plus se han encarecido a medida que Disney ha invertido más en streaming. Paramount Plus, Peacock, Shudder, Starz, prácticamente cualquier servicio que se pueda nombrar cobra más al mes que hace unos años. Incluso cuando muchos de estos servicios añaden anuncios a sus plataformas, siguen cobrando más.
¿A qué se debe esta situación? Una confluencia de factores. A medida que aumenta el número de clientes que cancelan la televisión por cable, algo que sucede más rápido de lo que nadie esperaba, los estudios y las distribuidoras buscan una forma de recuperar los ingresos perdidos. Las buenas series y películas son más demandadas -y por tanto más caras- que nunca. Y después de una década de gastar dinero a lo loco porque a los inversores sólo les importaban las cifras de abonados, los principales estudios de Hollywood -los clásicos y los modernos- se han visto en la necesidad de ganar dinero para seguir en activo.
Las empresas buscan cualquier forma de mejorar sus resultados. Están tomando medidas enérgicas contra el uso compartido de contraseñas o incluso vendiendo sus preciados contenidos a otras plataformas. Pero la estrategia más común es simplemente cobrarle más al espectador. Un dólar por aquí, dos dólares por allá. Si lo sumamos todo, la era dorada de la televisión tiene de repente un precio bastante sorprendente.
Adiós a los días de precios bajos
Hubo un momento, en 2019, en el que los servicios de streaming eran un chollo. Apple TV Plus era gratis si comprabas cualquier tipo de dispositivo Apple; podías conseguir Disney Plus por 4 dólares al mes y bloquear ese precio durante tres años; Hulu bajó su precio para seguir siendo competitivo; y podías compartir tu cuenta de Netflix con tantos amigos, familiares, compañeros de piso y ex como quisieras.
Esos días han quedado muy atrás. Sólo este año, todos los grandes nombres del streaming -Netflix, Hulu, Disney Plus, Max, Apple TV Plus, Paramount Plus y Peacock- han subido sus precios en las últimas semanas. El plan más caro de Netflix ha cruzado oficialmente el umbral de los 20 dólares, y otros servicios se dirigen constantemente en esa dirección. El precio del streaming está en máximos históricos... y parece que esta escalada no se va a detener.
"Mira lo que Netflix sigue haciendo", dijo a Fortune Robert Fishman, analista de MoffettNathanson, refiriéndose a los continuos aumentos de precios de la compañía a pesar de registrar beneficios durante más de una década. "No creo que haya necesariamente un punto final".
¿Por qué no paran de subir los precios? El motivo más importante es el aumento del coste de la vida y la inflación. Pero también puede haber una oscura estrategia detrás. Algunos analistas y expertos ven otra razón para las frecuentes subidas de precios: llevar a los abonados al límite y obligarles a optar por un plan más barato, o incluso gratuito, con publicidad.
Las plataformas quieren parecerse a la televisión lineal por la publicidad
El reportaje de Fortune recoge las declaraciones de el Consejero Delegado de Disney, Bob Iger, así lo manifestó en una conferencia sobre beneficios celebrada en agosto:
"Obviamente, con nuestra estrategia de precios, intentamos que más abonados pasen a la modalidad con publicidad".
¿No se supone que las plataformas de streaming ofrecían un mejor servicio sin publicidad?¿Por qué se quieren parecer a la TV tradicional? La respuesta, como casi todo lo relacionado con los negocios, son los ingresos. A diferencia de una suscripción de pago, que aporta una cantidad fija de ingresos cada mes, los ingresos por publicidad no tienen límite. El número de anuncios mostrados y las tarifas que una plataforma de streaming puede cobrar a los anunciantes por los anuncios fluctúan constantemente, lo que ofrece un aumento ilimitado de los ingresos.
Buen ejemplo de ello es la propia Disney+. Mientras que el precio mensual de 13,99 dólares del plan sin anuncios es ahora el doble de su precio de lanzamiento en 2019, la compañía ha mantenido el mismo precio de 7,99 dólares para la opción con anuncios desde que introdujo la opción el año pasado. Hulu tiene un margen más amplio, ya que cuesta 7,99 dólares mensuales con anuncios o 17,99 dólares sin ellos.
¿Cuándo podría terminar la escalada? Desde luego, si todos los usuarios aceptasen pagar una suscripción y ver anuncios, es probable que los precios se estabilizaran. Otro escenario posible podría ser el colapso de una gran plataforma por subir los precios demasiado, un hecho que podría alarmar al resto de competidores y hacer que sosegaran sus tarifas. De momento, lo único que podemos hacer los usuarios es esperar... y pagar cada día más.
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