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La obsesión con los salarios del BCE podría allanar el camino a la "inflación de la codicia"

FOTO DE ARCHIVO: Huelga de ferroviarios en Colonia

Por Francesco Canepa y Balazs Koranyi

FRÁNCFORT, 16 jun (Reuters) - El Banco Central Europeo corre el riesgo de pasar por alto los abultados beneficios empresariales como motor de la inflación —fenómeno conocido como "greedflation" o "inflación de la codicia" en la jerga del mercado— al poner el foco en el crecimiento de los salarios, que sigue muy por detrás del de los precios, según afirmaron diversos economistas el viernes.

En su conferencia de prensa del jueves, la presidenta del BCE, Christine Lagarde, señaló el aumento de los salarios como una de las principales causas del elevado crecimiento de los precios, al tiempo que sugirió al menos una subida más de los tipos de interés por parte del banco central de la zona del euro.

La renovada atención al mercado laboral —al que los dirigentes monetarios "dedicaron mucho tiempo" en su última reunión de dos días, dijo Lagarde— marcó un giro hacia atrás para el BCE, que había estado dando más importancia a la cuestión de los altos márgenes empresariales en sus anteriores comunicados.

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También hizo saltar las alarmas de algunos economistas, preocupados por el hecho de que el BCE pida que los trabajadores sigan soportando el coste de unos precios más altos, al tiempo que resta importancia al hecho de que las empresas estén obteniendo beneficios extraordinarios gracias a la falta de una competencia vigorosa.

"El BCE, a pesar de las esperanzas de lo contrario, realmente no quiere hablar de beneficios y sigue culpando a los trabajadores de la inflación (y) pidiendo a los trabajadores que sigan soportando el dolor distributivo", dijo en la red social Twitter Daniela Gabor, profesora de economía y macrofinanzas en la Universidad de West England en Bristol.

Los costes laborales unitarios —la relación entre la remuneración de los asalariados y la productividad laboral— subieron menos que los precios en el primer trimestre de este año, según datos de Eurostat. Se mantiene así una tendencia ya observada en 2022, cuando los aumentos salariales se situaron muy por detrás de la inflación, recortando el poder adquisitivo de los ciudadanos.

Los datos oficiales sobre beneficios empresariales son más difíciles de encontrar, pero los de Refinitiv muestran que las empresas de la zona del euro dedicadas a la venta al a los consumidores registraron un margen operativo del 10,1% en el primer trimestre, en línea con el año pasado y casi una quinta parte más que antes de la pandemia del COVID-19.

Lagarde mencionó que algunas empresas están obteniendo beneficios "relativamente" elevados, "especialmente allí donde la demanda ha superado a la oferta".

Pero culpó sobre todo a "un problema de costes laborales unitarios, en otras palabras, de productividad" de mantener alta la inflación, a pesar del estancamiento del crecimiento económico.

Eric Dor, profesor de la Escuela de Gestión IESEG de París, vio una paradoja en la política monetaria del BCE: los tipos más altos están disminuyendo la demanda y, a su vez, la producción.

Como las empresas no están despidiendo trabajadores de forma inmediata, Dor argumentó que esta disminución de la producción se traduce en una menor productividad por empleado y, por tanto, en un aumento de los costes y, en última instancia, de los precios.

"Así pues, una política monetaria cuyo objetivo es reducir la inflación está contribuyendo a su persistencia, al menos a corto plazo", afirmó Dor.

ABSORCIÓN DE COSTES

El BCE asumió en sus previsiones que los beneficios empresariales dejarán de contribuir a la inflación el año que viene, lo que significa que las empresas empezarán a absorber mayores costes laborales.

Esto supondría un notable cambio de tendencia tras dos años en los que los beneficios empresariales fueron el motor de la subida de precios.

"Este escenario es posible, pero también lo son otros", dijo Dor, del IESEG. "Por ejemplo, si en varios sectores la competencia es lo suficientemente imperfecta como para permitir a las empresas tener un gran poder de mercado, podrían optar, incluso en una recesión, por compensar el descenso del volumen de ventas con un aumento de los precios de venta, para mantener sus beneficios globales."

Lagarde no profundizó en por qué los beneficios empresariales son elevados ni dijo si merecen la atención de los banqueros centrales o de otros dirigentes monetarios, dejando que empresarios y trabajadores se enfrenten sobre esta cuestión.

"Corresponderá a las partes que se reúnan en torno a la mesa determinar lo que van a hacer en el futuro en términos de asignación de beneficios y organización de estas relaciones sociales", dijo Lagarde.

En su lugar, dijo que el BCE se centrará en devolver la inflación a su objetivo del 2%, probablemente empezando con otra subida de tipos en julio.

Pero René Repasi, miembro de la comisión del Parlamento Europeo que supervisa al BCE, dijo que esta "inflación de la codicia" no debería combatirse con tipos más altos, sino persiguiendo a los cárteles de productos que afectan a las partes más pobres de la sociedad.

"Pedimos a la Comisión (Europea) que aplique la ley de competencia de forma más específica, desplazando la atención de 'cualquier consumidor' a los 'consumidores vulnerables'", declaró el político socialdemócrata alemán.

(Reporte de Francesco Canepa; edición de Toby Chopra; editado en español por Darío Fernández)