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Opinión: Bing (sí, Bing) acaba de lograr que las búsquedas vuelvan a ser interesantes

Sam Altman, director ejecutivo de OpenAI, en Redmond, Washington, el 15 de julio de 2019. (Ian C. Bates/The New York Times)
Sam Altman, director ejecutivo de OpenAI, en Redmond, Washington, el 15 de julio de 2019. (Ian C. Bates/The New York Times)

Todavía recuerdo la primera vez que utilicé Google. Era un cerebrito preadolescente obsesionado con el internet y durante varias semanas después de usarlo no dejé de contarles a mis amigos y familiares sobre el nuevo y genial motor de búsqueda que tenía un nombre raro como tomado de los libros de Dr. Seuss: la rapidez con la que obtenía resultados, cuánto más fácil e intuitivo era que los buscadores existentes como AltaVista y WebCrawler, y lo mágico que se sentía obtener conocimiento de las profundidades del internet.

Esta semana tuve una sensación de asombro similar cuando empecé a utilizar el nuevo Bing, impulsado por inteligencia artificial. (Sí, Bing, el motor de búsqueda de Microsoft del que se han hecho bromas toda la vida. Ahora es bueno. Lo sé, yo también me estoy acostumbrando a la idea).

El martes, en un evento celebrado en sus oficinas centrales, Microsoft lanzó con bombo y platillo el nuevo Bing, el cual utiliza la tecnología de un software de inteligencia artificial de OpenAI, el fabricante del popular chatbot ChatGPT. Se anunció como un acontecimiento histórico —el “momento iPhone” de Microsoft— y muchos ejecutivos de Microsoft, entre ellos su director ejecutivo, Satya Nadella, se paseaban orgullosos por el centro de conferencias, donde hablaron con periodistas y presumieron los nuevos productos de la empresa.

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Sin embargo, la verdadera estrella fue el propio Bing o, mejor dicho, la tecnología de inteligencia artificial que se ha integrado en Bing para ayudar a responder las preguntas de los usuarios y platicar con ellos sobre cualquier tema imaginable. (Microsoft no reveló qué versión del software de OpenAI se oculta dentro del motor de Bing, pero se rumora que se basa en GPT-4, un modelo de lenguaje que todavía no se ha lanzado).

Microsoft, que invirtió por primera vez en OpenAI en 2019 y volvió a hacerlo con 10.000 millones de dólares este año, está aprovechando una ola de progreso reciente en las capacidades de la inteligencia artificial para intentar alcanzar a Google, empresa que ha mantenido durante mucho tiempo una posición dominante en el mercado de las búsquedas (y la cual se ha espantado con todo el escándalo reciente en torno a que ChatGPT lanzará sus propias herramientas de inteligencia artificial). Con el tiempo, Microsoft tiene previsto incorporar la tecnología de OpenAI en muchos de sus productos.

No obstante, el relanzamiento de Bing es especialmente trascendental para Microsoft, pues durante años ha luchado por afianzarse en el sector de las búsquedas. Si funciona, podría socavar el dominio de Google y parte de los más de 100.000 millones de dólares de ingresos anuales por publicidad en las búsquedas que conlleva. El nuevo Bing, el cual ahora solo está disponible para un pequeño grupo de probadores y pronto lo será de forma más generalizada, parece un híbrido entre un motor de búsqueda estándar y un chatbot al estilo de GPT. Si escribes una instrucción —por ejemplo, “Escríbeme un menú para una fiesta vegetariana”—, la parte izquierda de la pantalla se llena de los anuncios usuales y los enlaces a sitios web de recetas. Del lado derecho, el motor de inteligencia artificial de Bing empieza a escribir una respuesta con frases completas, a menudo acompañada de enlaces a los sitios web de los que obtiene la información.

Una imagen creada por el software de generación de imágenes DALL-E 2 de OpenAI. El lanzamiento de DALL-E 2 generó cuestionamientos en torno a los posibles abusos del software. (DALL-E 2 vía The New York Times)
Una imagen creada por el software de generación de imágenes DALL-E 2 de OpenAI. El lanzamiento de DALL-E 2 generó cuestionamientos en torno a los posibles abusos del software. (DALL-E 2 vía The New York Times)

Para hacer una pregunta de seguimiento o una petición más detallada —por ejemplo, “Escribe una lista para comprar los ingredientes de ese menú, ordenada por el pasillo del supermercado, con las cantidades necesarias para hacer comida suficiente para ocho personas”—, puedes abrir una ventana de chat y escribirla. (Por ahora, el nuevo Bing solo funciona en computadoras de escritorio que utilicen Edge, el navegador de Microsoft, pero la empresa me dijo que con el tiempo planeaba ampliarlo a otros navegadores y dispositivos).

Probé el nuevo Bing durante unas horas el martes por la tarde y mostró una mejoría notable con respecto a Google. También es mejor en comparación con ChatGPT, el cual, a pesar de sus muchas capacidades, nunca fue diseñado para ser utilizado como motor de búsqueda. No cita sus fuentes y tiene problemas para incorporar información o acontecimientos actualizados. Por lo tanto, aunque ChatGPT puede escribir un hermoso poema sobre béisbol o redactar un correo electrónico enojado a tu casero, es menos adecuado para decirte qué ocurrió en Ucrania la semana pasada o dónde encontrar un restaurante decente en Albuquerque, Nuevo México.

Microsoft ha superado algunas de las limitaciones de ChatGPT al combinar las capacidades lingüísticas de OpenAI con la función de búsqueda de Bing, mediante una herramienta patentada que llama Prometheus. Grosso modo, la tecnología funciona al extraer términos de búsqueda de las peticiones de los usuarios, ejecutar esas consultas por medio del índice de búsqueda de Bing y luego utilizar esos resultados de búsqueda en combinación con su propio modelo lingüístico para formular una respuesta. Tanto en las demostraciones de Microsoft como en mis propias pruebas, Bing funcionó bien en una gran variedad de tareas relacionadas con las búsquedas, como crear itinerarios de viaje, buscar ideas para regalos y resumir libros y tramas de películas.

Microsoft también ha incorporado la tecnología de OpenAI a Edge, su navegador, como una especie de asistente superpoderoso de escritura Ahora, los usuarios pueden abrir un panel en Edge, escribir un tema general y la inteligencia generará un párrafo, una publicación de blog, un correo electrónico o una lista de ideas en uno de cinco tonos: profesional, informal, informativo, entusiasta o divertido. Pueden pegar ese texto directamente en un navegador, una aplicación de redes sociales o un cliente de correo electrónico.

Los usuarios también pueden conversar con la inteligencia artificial integrada en Edge sobre cualquier sitio web que estén viendo para pedirle resúmenes o información adicional. En una sorprendente demostración del martes, un ejecutivo de Microsoft entró en el sitio web de Gap, abrió un archivo PDF con los resultados financieros trimestrales más recientes de la empresa y le pidió a Edge que resumiera los puntos clave y creara una tabla en la que comparara los datos con los resultados financieros más recientes de otra empresa de ropa, Lululemon. La inteligencia artificial hizo ambas cosas casi al instante.

El nuevo Bing está lejos de ser perfecto. Al igual que ChatGPT, es propenso a perorar palabrerías que lo hacen sonar seguro de sí mismo, pero sus respuestas a veces parecen erráticas. Cuando le planteé un acertijo matemático básico —“Si una docena de huevos cuesta 0,24 dólares, ¿cuántos huevos se pueden comprar con un dólar?”—, su respuesta fue equivocada. (Dijo 100; la respuesta correcta es 50). Tampoco lo hizo bien cuando le pedí una lista de actividades para niños en mi ciudad el próximo fin de semana. Entre las sugerencias de Bing estaban un desfile del Año Nuevo Lunar (que se realizó el fin de semana pasado), una recaudación de fondos para una escuela local (que se llevó a cabo hace dos fines de semana) y una “celebración de Hanukkah de teñido anudado” (que tuvo lugar a mediados de diciembre).

También hay dudas legítimas sobre la rapidez con la que se está desarrollando y desplegando toda esta tecnología de inteligencia artificial. Además, por supuesto que usar modelos lingüísticos de inteligencia artificial para responder a consultas plantea una serie de preguntas espinosas sobre los derechos de autor, la atribución y la parcialidad. (Por nombrar una obvia: ¿Qué le pasará a todos los editores que dependen de Google como una fuente de tráfico si nadie en Bing debe hacer clic en los enlaces de sus sitios)?

Por ahora, solo una cosa parece clara: después de años de estancamiento y paralización, Microsoft y OpenAI han logrado que las búsquedas vuelvan a ser interesantes.

Después de entregar esta columna, voy a hacer algo que nunca pensé que haría: voy a cambiar el motor de búsqueda predeterminado de mi computadora de escritorio a Bing. Y Google, mi fuente de información por omisión durante toda mi vida adulta, va a tener que luchar para recuperarme.

c.2023 The New York Times Company