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Opinión: Saboteadores solitarios e insensibles

WASHINGTON — En la era del internet, es casi imposible salirse con la suya (basta con preguntarle a Adam Levine).

Y, a pesar de todo, algunas personas todavía son capaces de realizar maniobras de destrucción en solitario dignas de un supervillano megalómano.

Vladimir Putin y Donald Trump, con una relación enredada desde hace tiempo, continúan por infames caminos paralelos: preferirían destruir sus países que admitir que han perdido.

Cada uno ha creado un telón de mentiras para justificar una ambición personal descabellada. Y, aunque debería ser sencillo ver a través de sus mentiras, los dos líderes del culto a la personalidad pueden engañar e intimidar a suficientes personas como para conservar su poder.

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Así como lo hicieron nuestros ancestros, los ucranianos están combatiendo a un abusivo jefe supremo, contra todo pronóstico, en favor de la democracia. En especial, resulta inspirador si se le contrasta con Trump y sus fuerzas que quieren hacer a Estados Unidos grandioso de nuevo e intentan demoler la democracia y destruir los derechos de las mujeres. Los ucranianos están luchando por un ideal luminoso, a diferencia de Trump y Putin, quienes están aplastando un ideal luminoso en favor de su propio beneficio, motivados por el terror de que los llamen perdedores.

Los dos rufianes están siendo arrinconados, Trump por un buqué de investigaciones sobre sus artimañas y Putin por una furiosa oposición pública a su sangrienta guerra vanidosa.

Estados Unidos tiene su propia historia de mentirse a sí mismo para intervenir en guerras —en Vietnam e Irak, por ejemplo— y luego prolongar el asesinato de soldados jóvenes para consolar los egos de políticos hombres. Ahora, es el turno de Rusia.

Putin ha redoblado esfuerzos en la invasión no provocada a su vecino, la cual el Kremlin ha disfrazado con el nombre de “operativo militar especial”. Ahora, ha reclutado a 300.000 hombres para sumarse al frente de batalla y ha incautado autobuses escolares para arrastrar a los hombres a los campos de entrenamiento, una maniobra que ha provocado que hombres en edad de ser reclutados huyan del país y se amontonen en los aeropuertos, en medio de lágrimas y llantos de mujeres y niños.

Como lo hizo notar Ian Bremmer en Twitter, se han disparado las búsquedas de Google en Rusia de: “Cómo romperte el brazo”.

The Washington Post informó que 1300 personas fueron arrestadas en protestas por toda Rusia el miércoles y el jueves. The New York Times reportó que manifestantes antirrecultamiento bloquearon una autopista durante una protesta en Daguestán, al sur de Rusia.

“Cuando peleamos de 1941 a 1945, esa era una guerra”, gritó un hombre en un video que se hizo viral. “Ahora no es una guerra; es política”.

Con la presión de los aliados y la humillación de su nefasta idea de que absorber Ucrania sería pan comido, Putin parece más inestable que nunca. Los cuerpos de críticos y oligarcas que murieron en “accidentes” y “suicidios” se están apilando a su alrededor, como una escena de “Buenos muchachos”. Putin está arruinando la vida de un sinfín de personas en círculos concéntricos, desde quienes fueron sus amigos hasta los ciudadanos rusos que fueron arrastrados a una guerra en la que no creen y los ucranianos dispuestos a morir por la libertad.

George W. Bush pensó que podría leer el alma de “Pootie-Poot”, como apodó a Putin, y Hillary Clinton pensó que podría tener un reinicio con él. Sin embargo, nadie puede lidiar con alguien tan inhumano.

El viernes, Rusia comenzó a simular referendos en los territorios ocupados por Rusia en Ucrania para decidir si estos quieren ser incorporados al Estado ruso.

Los soldados rusos, amenazantes con pasamontañas y armas levantadas, forzaron a votar a ucranianos renuentes al lado de funcionarios electorales en Ucrania en lo que el Times llamó “un pretexto legalmente falso para tragarse a su país”, evocando las votaciones manipuladas de 2014 en Crimea.

Por supuesto, Naciones Unidas, donde los líderes del mundo se reunieron la semana pasada para la Asamblea General, ha sido inoperante mientras Rusia lleva a cabo una guerra ilegal que apesta a acciones criminales. Sin embargo, Estados Unidos le ha enviado repetidas advertencias a Rusia sobre las graves consecuencias que sufriría si utiliza armas nucleares.

“Mientras estamos reunidos aquí, los ucranianos y los investigadores internacionales siguen exhumando cuerpos a las afueras de Izium, una ciudad que las fuerzas rusas controlaron durante seis meses antes de que las expulsara la contraofensiva ucraniana. Un sitio contiene unas 440 tumbas sin nombre. Hasta el momento, varios cuerpos desenterrados ahí muestran signos de tortura, entre ellos una víctima con los brazos rotos y una cuerda alrededor del cuello”, declaró el jueves Antony Blinken, el secretario de Estado frente al Consejo de Seguridad de la ONU.

Tanto Putin como Trump son famosos por acusar a todos los demás de sus propios pecados.

Ante la ONU, el jueves, Serguéi Lavrov, ministro del exterior ruso, declaró: “No tenemos dudas de que Ucrania por fin se ha convertido en Estado totalitario estilo nazi donde los estándares de la ley humanitaria internacional son pisoteados con impunidad”.

Trump también se proyecta de forma constante. Y ahora está usando la telepatía. Le dijo a Sean Hannity de Fox que no guardaba ningún documento clasificado en Mar-a-Lago porque se desclasificarían en el momento en que él pensara en desclasificarlos. El mago del id.

Justo cuando creíamos que no podía caer más bajo, Trump dijo: “Detenme mi Coca de dieta”. Trump compartió una imagen de él portando un broche con una “Q”, de QAnon, y ha republicado más basura de QAnon en su sitio de redes sociales de marca propia.

Habría una justicia poética en pensar que Putin y Trump se están quedando sin opciones al mismo tiempo, porque, en algún momento, todo esto se volverá insostenible. Son perdedores que se rehúsan a admitir su derrota.

c.2022 The New York Times Company