La buena oportunidad que la Argentina no debería perder
Según la reciente “ley de innovación y competencia”, el Congreso norteamericano ha percibido la necesidad de proveer una “alternativa responsable de desarrollo”, frente a la iniciativa china de “la franja y la ruta”. A la preocupación por la creciente influencia de China en la región se suman las disrupciones en las cadenas globales de producción, primero por la pandemia del Covid-19 y luego por las derivaciones económicas de la invasión de Rusia a Ucrania.
Esto fuerza a reconsiderar la producción geográficamente dispersa, ponderando regiones más cercanas, con estabilidad institucional y jurídica (near & friendly shoring). Si por otra parte analizamos la década 2012-2021, caracterizada por la caída de la participación de pymes en el total de nuestras exportaciones nacionales, vemos que dicha participación sólo creció en Mercosur y Usmca, que ssustituye al Nafta y es el tercer destino para la exportación pyme de valor agregado.
Se conjuga entonces oportunidad de continuar profundizando el Acuerdo de Complementación Económica N° 6 (Argentina – México), aprovechando toda ventana adicional.
En el caso de Estados Unidos, la Argentina sólo cuenta con el Acuerdo Marco de Comercio e Inversión de 2016. Los países de la región, en cambio, cuentan con tratados de libre comercio (Chile, Perú, Colombia y países centroamericanos), o combinaciones de acuerdos de inversión, facilitación de comercio y prácticas regulatorias (Brasil, Ecuador y Uruguay).
Es conveniente avanzar con un Acuerdo de Facilitación de Comercio con EE.UU. Si consideramos además la evolución del Acuerdo de Cooperación Económica y Comercial (ATEC) de Brasil con Estados Unidos, debiéramos contemplar también establecer procesos de armonizaciones normativas sectoriales similares.
El near-shoring, podía significar para Argentina, según un reciente informe del BID un aumento de nuestras exportaciones (energía y bienes de valor agregado) por unos US$4000 millones anuales. Todo dependerá de nosotros.