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¿El tamaño importa? en estos países pequeños pareciera que no; sus finanzas son envidiables

Con una población de unos seis millones de habitantes, Singapur sigue siendo una de las economías más sólidas del mundo. (Getty Images)
Con una población de unos seis millones de habitantes, Singapur se ha mantenido durante años como una de las economías más sólidas del mundo. (Getty Images) (Ted Levine via Getty Images)

El tamaño de un país ya no determina su éxito económico como solía ocurrir en el pasado. Ahora los académicos coinciden en que el tamaño es sólo uno de una gran variedad de factores que influyen en la compleja ecuación que lleva a un país a prosperar.

El autor suizo R. James Breiding asegura en su libro Too Small to Fail que no existe una correlación entre el tamaño y la productividad relativa de un país.

Algunas naciones pequeñas no tienen problemas en superar a las más grandes al alcanzar importantes niveles de productividad para su tamaño. En el Ranking de Competitividad Mundial 2021, publicado por el Instituto Internacional para el Desarrollo de la Gestión y que clasifica a los países en función de cómo gestionan su competencia para lograr la creación de valor a largo plazo, Suiza obtuvo el primer lugar, seguida de Suecia, Dinamarca, los Países Bajos y Singapur, explicó el académico indio Preet Sharma, en un análisis sobre el éxito de las pequeñas naciones pequeñas.

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Un común denominador de los pequeños países prósperos es que han mantenido una apertura económica permite el ingreso de inmigrantes talentosos para mantener personal altamente calificado en todos sus sectores.

Otra característica común es que han desarrollado sistemas educativos que satisfacen las necesidades de la industria moderna. Los maestros reciben altas remuneraciones y son respetados por la sociedad. Y a los niños se les estimula a desarrollar sus habilidades desde la infancia. La investigación “Algunos países pequeños lo hacen mejor”, de Shahid Yusuf y Kaoru Nabeshima, también destaca la inversión educación y desarrollo de recursos humanos en el éxito de esas naciones.

Su capacidad de adaptarse ante las presiones de los países más grandes constituye su tercer elemento común. Breiding asegura que la mayoría de los países pequeños fueron intimidados por sus grandes vecinos, por lo que “sacan su fuerza de su estatus histórico como desvalidos”. Ese es el principal motivo por el que un país como Suiza ha hecho de la neutralidad una estrategia de supervivencia.

El sentido de autosuficiencia de la población, apalancado por sistemas de gobierno descentralizado que empodera a las personas a nivel comunitario es otra fortaleza común de las pequeñas naciones exitosas.

Tener una población bien educada y empoderada hace posible que las personas estén más dispuestas a hacer sacrificios por un futuro bien común. Ese es el motivo por el que las eficientes naciones pequeñas son pioneras en la mitigación del cambio climático. Un ejemplo de esa postura es la capital danesa de Copenhague, que aspira ser la primera capital neutral en carbono del mundo para 2025.

Los niveles de deuda pública también son comparativamente menores a la de las grandes naciones.

Los valores también cuentan

Asumir la modestia como una virtud, comprenden que pueden prosperar sin enfrentarse a los demás. Eso los hace evitar rivalidades geopolíticas y no caer en la tentación de hacer enormes gastos en defensa, a diferencia de los países más grandes.

Esa misma modestia facilita fortalecer los vínculos de cohesión social, en el que los ejecutivos de grandes empresas son más difíciles de distinguir porque mantienen códigos de comportamiento y vestimenta similares al resto de la población.

Otro factor importante es que las naciones pequeñas y eficientes tienen éxito debido a su capacidad de innovar. Suecia es el hogar de algunas de las empresas tecnológicas más grandes del mundo, como Skype y Spotify, porque hay políticas públicas de apoyo a la innovación, acompañadas de un sistema impositivo exigente.

Los elevados impuestos cobrados a las corporaciones en Suecia son utilizados para sentar las condiciones básicas para el emprendimiento, como la instalación de un sistema de internet de banda ancha de alta velocidad que llega hasta las zonas rurales. Los suecos tienen atención médica gratuita, financiamiento para mejorar su capacitación profesional y un marco legal que les permite tomarse seis meses libres para comenzar un negocio propio.

Yaroslav Lissovolik, director del grupo de discusión Valdai, que reúne a unos mil académicos de 85 países, señaló que es importante destacar que las pequeñas economías constituyen la mayoría de los países del mundo: más de 100 países tienen una población de menos de 10 millones, y la participación de estos países en el PIB mundial aumentó del 6,6 % en 2000 al 7,4 % en 2020, lo que se compara con la participación en la población mundial total del 4,4%.

Por su parte, Ryan McMaken, editor ejecutivo del Instituto Mises, dice que la experiencia sugiere que la grandeza es un impedimento para la salud y la riqueza de un país y señala que Estados Unidos es una nación próspera a pesar de ser muy grande y no gracias a eso. De los catorce países con poblaciones de más de 100 millones, sólo los Estados Unidos y Japón son ricos.

Las conclusiones de un reciente informe del Credit Suisse sobre las naciones pequeñas señala que la clave del éxito es saber mezclar sabiamente la osadía para abrirse al comercio global y la prudencia para medir su vulnerabilidad y ser capaces de adaptarse a los cambios. También enfatizó que los países pequeños deben ser conscientes de que su autoridad en la elaboración de leyes y decisiones económicas es crucial para mejorar su resiliencia y disfrutar del éxito económico.

Fuentes: Mises, Credit Suisse, Hindu College Gazzette, Valdai Club, El País.

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