Pantallas más grandes, asientos con calefacción, sushi: los propietarios de los cines quieren que regreses

Más de tres años después de que la pandemia azotara las salas de cine, redujera el flujo de nuevas películas y mantuviera alejados a los espectadores, los operadores esperan que una serie de estrenos de gran alcance este verano consigan por fin que quienes se han acostumbrado a ver películas por internet en casa vuelvan a las salas.

Si regresan —para ver “La Sirenita”, “Barbie” o lo último de las franquicias de Spider-Man e Indiana Jones—, los espectadores se darán cuenta de que los espacios son diferentes.

Los cines ya se estaban modernizando antes de la pandemia, con asientos más acolchonados, pantallas más grandes, mejores equipos de sonido y opciones más sabrosas de comida y bebidas.

Sin embargo, muchos cines también entraron en 2020 con márgenes estrechos y es posible que solo hayan sobrevivido gracias a los programas federales de ayuda a los afectados por la pandemia. Ahora, los cines están invirtiendo millones de dólares para mejorar su oferta y superar a los espectadores de antaño.

“Ahora hay urgencia”, afirmó Mike Polydoros, presidente de PaperAirplane Media, una agencia de mercadotecnia cinematográfica.

Los cines están instalando butacas con calefacción que se reclinan por completo o con bandejas integradas y botones para llamar a los camareros. Algunos asientos se mueven en sincronía con la acción de la película o proporcionan efectos especiales, como una ráfaga de aire durante una escena ventosa, trucos que antes solo eran típicos de los parques de atracciones. Algunas salas ahora tienen pantallas tanto en los laterales como en la parte delantera. Las opciones de menú son cada vez más sofisticadas. ¿Alguien quiere sushi? Se puede acompañar con una IPA.

Los cines ofrecen otras emociones y comodidades. Uno de ellos, en las afueras de Fort Worth, Texas, construyó una pasarela de 6,7 metros sobre el suelo de una sala de máquinas recreativas. Otro, en Dobbs Ferry, Nueva York, tiene una cocina y un bar en el vestíbulo con pantallas de televisión para que el cliente pueda, por ejemplo, ver el final de un partido de béisbol antes de que empiece la función.

Emma Boonshoft, de 30 años, asesora de relaciones públicas, dice que no había ido al cine con su marido desde antes de la pandemia. No obstante, probaron el local de Dobbs Ferry, que forma parte de la cadena Look Dine-In Cinemas, tras su apertura, compartiendo una pizza y una ensalada antes de “80 por Brady”.

“Fue como una auténtica noche de cita”, señaló.

No es de extrañar que este tipo de excursiones ahora sean más costosas y no solo por el encarecimiento de los refrescos: algunos cines cobran un 65 por ciento más por ver una película en las nuevas pantallas más modernas, como ScreenX y RealD 3D.

Las mejoras forman parte de un esfuerzo por recuperar el tiempo perdido. Los ingresos de taquilla nacionales de este año aún no alcanzan los niveles prepandémicos. Y los expertos afirman que el sector de las salas de cine podría tardar años en recuperarse de las pérdidas ocasionadas por la pandemia, lo que quizá dificulte la capacidad de los operadores para realizar inversiones que les permitan seguir siendo competitivos.

“Ahora, hay un enorme optimismo en el sector, pero también tenemos que ser conscientes de lo que ocurrió hace unos años”, explicó Michael O’Leary, presidente y director ejecutivo de la Asociación Nacional de Propietarios de Teatros, una organización del sector. “Eso nos obliga a seguir innovando”.

Los expertos del sector afirman que ahora se hace énfasis en la calidad, mas no la cantidad y que los nuevos cines son más pequeños, con menos pantallas. Las butacas ocupan más espacio que los asientos de pie, por lo que las salas acogen a menos espectadores.

“Ya no se construyen cines de 24 salas”, agregó James O’Neil, director ejecutivo de Cushman & Wakefield, empresa de servicios inmobiliarios comerciales.

EVO Entertainment, una de las pocas empresas que crean “centros de entretenimiento cinematográfico”, convirtió un cine de catorce salas en Southlake, Texas, en un local de ocho salas con restaurante, muro de escalada, circuito de cuerdas, bolera, cochecitos de choque y la mencionada pasarela. El costo: más de 10 millones de dólares, casi lo mismo que construir un complejo desde cero, según Mitch Roberts, director ejecutivo de la empresa.

“Ya no se puede hacer lo mínimo”, añadió.

El precio promedio de las entradas subió a 10,53 dólares el año pasado, en comparación con los 9,16 dólares de 2019, según la Cinema Foundation, una rama sin ánimo de lucro de la Asociación Nacional de Propietarios de Cines. Eso puede subir hasta alcanzar los 20 dólares o más para una película en una sala con pantallas extragrandes o 3D. Y los clientes parecen dispuestos a pagar para ver los éxitos de taquilla en la mejor presentación.

Las cadenas de cines también están experimentando con precios especiales para los mejores asientos y las películas más esperadas los fines de semana de estreno.

Algunos operadores siguen apostando por la comida y la bebida, con concesiones mejoradas que los espectadores pueden encargar con antelación y restaurantes con camareros a disposición de los clientes.

A pesar de sus esfuerzos por modernizarse, muchas empresas siguen atravesando dificultades económicas y algunas cadenas se están deshaciendo de locales. AMC Entertainment, la cadena más grande de Estados Unidos, está cargada de deudas. Y las inversiones en tecnología son caras: un sistema IMAX cuesta alrededor de 1 millón de dólares, sin incluir la instalación, que puede implicar derribar una pared entre dos salas de proyección pequeñas para crear un espacio lo suficientemente grande, aclaró Richard L. Gelfond, director general de IMAX.

Algunos cines reciben ayuda para pagar las remodelaciones de los propietarios o promotores inmobiliarios, que esperan que el tráfico de personas de un cine de éxito ayude a los comercios vecinos. Los éxitos de taquilla como “Super Mario Bros: La película” pueden facilitar a los cines la obtención de préstamos para mejoras de capital, dicen los expertos del sector.

“Estamos empezando a ver que los bancos se sienten un poco más cómodos”, aseguró Brock Bagby, vicepresidente ejecutivo y director de contenidos y desarrollo de B&B Theaters.

Los exhibidores también intentan sacar más partido a sus locales. Algunos proyectan conciertos y programas de televisión u organizan noches de trivia y torneos de videojuegos. En un cine de Wesley Chapel, Florida, a las afueras de Tampa, B&B alquila una sala a un estudio de spinning y otra a un club de comedia en vivo.

Pero dejando a un lado los nuevos trucos, las películas populares son las que, en última instancia, atraen a los clientes, y los operadores esperan que los estrenos de este verano mantengan el impulso del éxito de Mario Bros., que ayudó a que la taquilla nacional de abril aumentara un 11,5 por ciento en comparación con la media de tres años prepandémica para ese mes, afirma David A. Gross, dirigente de Franchise Entertainment Research, una consultora cinematográfica.

“Fue un gran avance, el primer mes que hemos tenido desde la pandemia que fue mejor que antes de la pandemia”, concluyó.

c.2023 The New York Times Company