Predecir, según la RAE, es anunciar por revelación, conocimiento fundado, intuición o conjetura algo que ha de suceder.
Aunque el sentido común quizás te diga que no es aconsejable hacerlo, la predicción es necesaria en todos los aspectos de la vida: cualquier decisión involucra algún grado de visualización del porvenir.
Pero, como dijo el brillante físico Neils Bohr, "la predicción es muy difícil, especialmente si es sobre el futuro".
Y cuando voces confiables se aventuran a adivinar qué pasará y fallan, no lo olvidamos.
Digamos que es porque alguna lección se podrá sacar de esos catálogos de errores. Pero, para ser francos, es porque nos entretiene.
Recientemente, por ejemplo, ha circulando un editorial publicado hace 120 años, en octubre de 1903, por The New York Times (NYT), uno de los diarios más respetados y galardonados del mundo.
"...podría asumirse que la máquina voladora que realmente volará podría evolucionar con los esfuerzos combinados y continuos de matemáticos y mecánicos en entre un millón a 10 millones de años".
Luego, seis semanas después, el 17 de diciembre, los hermanos Wright lograron el primer vuelo sostenido en una aeronave más pesada que el aire.
Para ser justos, el autor del artículo estaba comentando sobre un intento frustrado de vuelo que había presenciado.
Por letrado que fuera, no era un célebre físico e inventor, como sí lo fue William Thomson, Lord Kelvin, quien en 1895, declaró que "las máquinas voladoras más pesadas que el aire son imposibles".
De hecho, Lord Kelvin es uno de los clásicos del arte de la predicción.
En 1897 concluyó que "la radio no tiene futuro" y en 1900 le aseguró a sus colegas científicos que "los rayos X son un engaño".
Estaba en el umbral de una revolución que traería tecnologías inimaginables.
Y una colección de predicciones erradas icónicas, como la selección que compartimos a continuación sobre algunos de los inventos que utilizamos cotidianamente.
"Una caja de madera"
“Si bien teórica y técnicamente la televisión puede ser factible, comercial y financieramente es imposible”, sentenció en 1926 Lee DeForest, pionero de la radio” e inventor con más de 180 patentes.
No obstante, la idea de ver imágenes a distancia tenía una larga historia y, en la década de 1920, la fantasía se hizo realidad.
No hubo ningún "inventor" único de la televisión. Participaron un gran número de experimentadores, empresarios y organizaciones públicas.
Mientras se iba perfeccionando, se hacían presentaciones para la prensa y el público.
En 1939, el NYT publicó un artículo titulado “Acto I, Escena I: Las transmisiones a los hogares comienzan el 30 de abril. La Feria Mundial será el escenario” de Orrin E. Dunlap Jr., un periodista especializado en radiodifusión.
A su parecer...
"El problema de la televisión es que la gente debe sentarse y mantener los ojos pegados a una pantalla; la familia estadounidense promedio no tiene tiempo para ello".
Una opinión semenjante fue expresada en 1946 por Darryl Zanuck, cofundador del estudio de cine 20th Century Fox.
“La televisión nunca retendrá una audiencia. La gente se aburrirá muy rápidamente de mirar cada noche una caja de madera contrachapada”.
Contrario a sus predicciones, la televisión es un punto focal importante en la vida diaria de muchos estadounidenses.
La persona promedio mira alrededor de 141 horas de televisión al mes o 1.692 horas al año. Suponiendo que alcance la esperanza de vida promedio de 78 años, eso equivale a unos 15 años de su vida.
Y todo eso sólo en Estados Unidos, donde se suponía que la gente no tenía tiempo para eso.
"Una supernova"
Así como la televisión, internet se fue desarrollando con el tiempo y trabajo de muchos, y fue la World Wide Web la que la puso a disposición de todos.
Aunque estaba ahí desde unos años antes, fue en 1995 que empezó a entrar con paso más firme, y la reacción fue mixta.
Entre los escépticos se destacó el astrofísico Clifford Stoll, quien en su libro "Silicon Snake Oil" predijo:
“No creo que las guías telefónicas, los periódicos, las revistas o los videoclubs desaparezcan a medida que se extiendan las redes informáticas.
"Tampoco creo que mi teléfono se fusione con mi computadora para convertirse en una especie de dispositivo de información”.
Pero la predicción más memorable fue la del pionero de internet Robert Metcalfe, el multimillonario inventor de la tecnología Ethernet y fundador de 3Com Corporation.
En un artículo clásico que publicado en diciembre de 1995 en InfoWorld, escribió:
“Casi todas las predicciones que se hacen ahora sobre 1996 dependen del continuo crecimiento exponencial de internet. Pero predigo que internet (...) pronto se convertirá en una espectacular supernova y en 1996 colapsará catastróficamente”.
Y no se quedó ahí: prometió comerse sus palabras sobre el colapso de internet si la predicción de la “supernova” resultaba errónea.
En 1997, subido en un escenario durante una conferencia internacional sobre la World Wide Web en Santa Clara, California, Metcalfe reconoció que internet no era una supernova.
Como se había comprometido a comerse sus palabras, intentó hacerlo comiéndose un gran pastel decorado para parecerse a su columna InfoWorld.
Pero el público lo abucheó: no se iba a librar tan fácilmente.
Tuvo que razgar la columna de InfoWorld, echarla en una batidora con un poco de agua para hacerla pulpa y comérsela.
A pesar del espectáculo, no todos aprendieron la lección e insistieron en pronosticar el fin de la web.
Sólo un año después, y citando una ley que lleva el nombre de Metcalfe, el renombrado economista Paul Krugman anticipó su inminente desaparición.
“El crecimiento de internet se desacelerará drásticamente a medida que se haga evidente el error en la 'ley de Metcalfe': ¡la mayoría de las personas no tienen nada que decirse entre sí!
"En 2005 quedará claro que el impacto de internet en la economía no ha sido mayor que el de la máquina de fax”.
Aunque no tuvo que tragarse sus palabras, se aseguró un lugar en este peculiar panteón de la fama.
"Ninguna posibilidad"
“Los teléfonos móviles nunca sustituirán al teléfono con cable”.
Obviamente, errado.
Lo curioso es que quien lo dijo en 1981 fue nada menos que el inventor del teléfono móvil, Marty Cooper, quien había hecho la primera llamada con celular en Nueva York en 1973.
Y hablando de teléfonos...
"No hay ninguna posibilidad de que el iPhone consiga una cuota de mercado significativa", declaró en 2007 el ex director ejecutivo de Microsoft, Steve Ballmer, a USA Today. "Ninguna posibilidad", subrayó.
"Es posible que ganen dinero. Pero si realmente echas un vistazo a los 1.300 millones de teléfonos que se venden, preferiría tener nuestro software en el 60%, el 70% o el 80% de ellos, que tener el 2% o el 3%, que es lo que Apple podría conseguir”.