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Plan 2024: tres economistas explican cómo bajar la inflación luego de las próximas elecciones

Eduardo Levy Yeyati
Eduardo Levy Yeyati

Bajo la consigna “Pensando en la macroeconomía post 2023″, los economistas Daniel Artana, Gustavo Cañonero y Eduardo Levy Yeyati hicieron sus proyecciones acerca de las condiciones económicas que encontrará un próximo gobierno y coincidieron en un diagnóstico: no hay margen para hacer gradualismo, sin reservas en el Banco Central, con este nivel de inflación y sin financiamiento en el mercado local e internacional. Los economistas disertaron en la conferencia anual de la fundación FIEL.

Daniel Artana fue el primero en tomar la palabra e indicó que, en 2024, se heredará una situación fiscal mejor, menos deficitaria, pero con un tipo de cambio atrasado, reservas netas casi en cero y una situación de endeudamiento forzado en deuda comercial o dividendos y postergaciones de vencimientos de deuda del sector privado.

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“El gran debate es si hay que hacer gradualismo o shock. Pero para hacer gradualismo, se necesita acceso al crédito. Esta es una diferencia muy importante con lo que ocurrió al principio de 2016, cuando se arregló con los holdouts y se logró acceso al mercado. Hoy no está esa posibilidad y además tenemos altos vencimientos de deuda en pesos”, dijo el economista Jefe de FIEL.

Con relación a la inflación, señaló que “no existe la magia de decir que se baja rápido, si no hay acceso al crédito o no estamos dispuestos a hacer un shock en materia fiscal”. En este sentido, recomendó a los políticos que vayan advirtiendo esta situación a la sociedad y que reconozca que “no hay margen para bajar impuestos en el corto plazo”.

Luego mostró ejemplos de países que habían logrado bajar el gasto en 10 puntos del PBI en pocos años, como Portugal, Irlanda y Nueva Zelanda. “Hay experiencias en países democráticos de caída del gasto real. No es una cosa que sea ajena a lo que pasó en otros países en la historia”, comentó.

Además de reducir el déficit fiscal, Artana indicó que la Argentina necesita reformas estructurales. “El país tiene una particularidad muy mala, porque tenemos baja credibilidad. Y no es el gobierno kirchnerista, sino la marca país que tiene mala aceptación. Acumulamos más de una década sin crecimiento y una situación inflacionaria muy particular. Eso puede dar un espacio para hacer las reformas, pero además se necesita una esperanza en materia de crecimiento económico”, dijo.

El economista Daniel Artana habló de un “doble discurso” sobre el campo y desafió a Máximo Kirchner a vender sus dólares a 140 pesos
El economista Daniel Artana habló de un “doble discurso” sobre el campo y desafió a Máximo Kirchner a vender sus dólares a 140 pesos

En este sentido, indicó que hay dos tipos de reformas: las que mejoran la solvencia del estado y las que mejoran las señales para la inversión y que refuerzan la credibilidad. “Hacer reformas estructurales no es fácil porque para eso hay que pisar callos concentrados, pero la alternativa es hacer cosas más universales. Cuanto uno está menos dispuesto a hacer cosas por el lado estructural, o bajas el gasto concentrado en determinados grupos de presión, o hay que darle más peso a las cosas que son universales, como los aumentos de tarifas”, advirtió.

No hay mucha opción que a ir a un programa de shock en materia fiscal y poner una parte importante de las reformas estructurales al principio, sobre todo si la paciencia que tienen los votantes con los gobiernos es corta. Si uno espera, las reformas no se hacen nunca y es difícil revertir la decadencia a la que nos hemos acostumbrado en siete décadas”, concluyó.

Gustavo Cañonero, exvicepresidente del Banco Central, coincidió en que es necesario “un cambio de régimen” y dijo que “hace 75 años, la Argentina perdió el tren de los países que tienen la misma dotación de factores y hace 15 años, se perdió el tren de los países de América Latina, que supuestamente eran de inferiores habilidades económicas”.

El director de director CMF Portfolio Management indicó que la Argentina comenzó a quedarse rezagada en 1950. “En la constitución de 1949 se habla por primera vez de un sentido social del capital, que era también un reflejo de época, no solo en la Argentina, pero lamentablemente nosotros nos quedamos ahí. Nuestra discusión sigue siendo la misma después de 75 años y todavía no sabemos si hay que legitimizar o aceptar el retorno sobre el capital, en lugar de administrarlo. Y ese es el primer gran problema argentino”, dijo.

Luego destacó que en los últimos 15 años, hubo en el país nacionalización de las AFJP e intervención del Indec, entre otras acciones que hicieron perder la credibilidad en la Argentina. “En esos años, los países de la región utilizaron la bonanza de las commodities de principios de siglo para fortalecer instituciones antiinflacionarias; nosotros las gastamos pensando que la bonanza era para siempre”, indicó.

Sobre la actualidad, comentó que las políticas que en principio estaban orientadas a mejorar el bienestar de la sociedad dejaron de rendir sus frutos. “Como primer ejemplo, el tipo de cambio real multilateral hoy está muchísimo más depreciado que en el pasado, pero no genera una respuesta de inversión. Hay que tener mucho cuidado cuando en la Argentina se mira hacia atrás y se tiene una definición de competitividad. La Argentina tiene que ser cada vez más barata, porque en los últimos años no respetamos derechos de propiedad”, explicó.

Gustavo Cañonero, vicepresidente del Banco Central
Gustavo Cañonero, exvicepresidente del Banco Central - Créditos: @Fabián Malavolta

“El otro gran fracaso es el uso o abuso de la política fiscal: aumentamos el gasto público primario en 50%, pasando de 25 a 38% del PBI en 15 años, y la pobreza aumentó, ni siquiera se estabilizó. Ahí deberíamos orientar las decisiones de política”, agregó.

Co relación a la inflación, Cañonero indicó que “ya tiene vida propia, le perdimos el control a la nominalidad”. E dato, eso se refleja en el total de pasivos del Banco Central, que crece a la misma tasa que la depreciación del peso respecto a un tipo de cambio no oficial, como el CCL. ”A su vez, cada vez somos menos eficientes aun generando inflación para controlarla. Antes necesitábamos la mitad de la base monetaria para absorber un peso adicional, hoy necesitamos dos bases. Cada vez es más difícil generar recursos de la inflación sin complicar la macroeconomía como un todo.

Por último, señaló que hoy faltan US$55.000 millones equivalentes de reservas para poder apoyar los pasivos remunerados que tiene el Banco Central (sin hablar de la base monetaria). “Acá tenemos una primera indiciación del gran problema argentino actual, que es un reflejo de otras políticas”, indicó.

Plan de estabilización

Eduardo Levy Yeyati, decano de la Escuela de Gobierno de la Universidad Di Tella, se refirió a seis pasos necesarios para lograr un programa de estabilización en los primeros seis meses de 2024. “Vamos a tener una ventana muy corta para actuar, porque sin financiamiento, el tiempo se hace muy corto. Ya no es una cuestión de shock o gradualismo, es una cuestión de cuál es el horizonte o el perímetro posible”, indicó.

En primer lugar, indicó, “hay que ajustar precios relativos y eso implica ajustar las tarifas y el dólar”. Luego habló sobre la importancia de tener “previsibilidad fiscal”. Según sus estimaciones, se espera que la economía llegue a fin de 2023 con un déficit de 3% del PBI. “Si es del 4% se complica, no recuerdo la última vez que hayamos hecho un ajuste de esa magnitud sin un fuerte contexto externo”, comentó.

“Pero eso no es todo, se necesita un programa monetario, porque salvo que queramos tener una hiperdevaluación y una nueva ancla cambiaria, cosa que hemos intentado varias veces, necesitamos un programa monetario para anclar las expectativas, que deberá ser mínimamente ortodoxo, con tasas positivas e, idealmente, cero financiamiento al Tesoro”, agregó.

En cuarto lugar, Levy Yeyati habló sobre contener la inercia inflacionaria a través de algún tipo de acuerdo de precios y salarios, para ayudar la coordinación de precios. “Los salarios están rezagados y la discusión se va a dar, pero tiene que ser en un marco que no atente contra la estabilización”, explicó.

Luego, en quinto lugar, señaló que “no hay ninguna posibilidad de que haya un plan de estabilización si no se arregla el frente financiero”. Y amplió: “La deuda es sostenible si se la puede refinanciar en los mercados. No vamos a poder estabilizar la macroeconomía, si no volvemos a los mercados. En 2024, tendremos que hacer gestión de pasivos domésticos, un nuevo programa con el FMI y gestión de pasivos externos sin caer en el default”, indicó.

Por último, el economista indicó que, para que el plan de estabilización sea de manera sostenible, se deben realizar reformas. “Este es un programa de estabilización de los primeros seis meses. Hemos tenido cuatro planes que han sido exitosos en el corto plazo, como el Austral, la Convertibilidad, los meses después de la devaluación en 2002 y luego en 2016. Estas estabilizaciones bajaron la inflación, pero fracasaron después, porque no fueron utilizadas por la política para que en esa ventana se introdujeran las reformas que hacen que la estabilización sea sostenible”, dijo.

Entre las reformas, mencionó tres cambios que habrá que hacer en la previsional (de regímenes especiales, de las contribuciones y de asistencial) y una tributaria.

“Necesitamos las seis cosas para estabilizar, no se puede solo con una”, dijo Levy Yeyati, y advirtió: “Últimamente, vemos que el centro político está desaparecido, lo han vaciado. Si bien es un programa tradicional, con un discurso tradicional, más allá del impacto social que tenga, es muy probable que no tenga votos y genere reacciones y alternativas populistas que desplazan a esta propuesta por propuestas más facilistas”.

Las recomendaciones de un exdirector del FMI

Alejandro Werner, director de Georgetown Americas Institute y exdirector del Hesmiferio Occidente para el FMI, hizo una fuerte crítica sobre los últimos años de gobierno de Alberto Fernández. “Ojalá en 2024 veamos un gobierno en la Argentina que le haya hablado a la sociedad ya durante la campaña sobre la gran transformación que se va a tener que llevar a cabo, la magnitud y la duración de este proceso”.

“No hay soluciones rápidas ni sencillas, y en la Argentina, lo que eran malas palabras cuando a nosotros nos tocó colaborar desde el FMI con la administración del presidente Macri, como ajuste, reforma, privatizaciones e integración, ahora van a tener que ser parte del vocabulario electoral”, agregó.

Luego criticó los últimos tres años de gestión. “Imagínese dónde podría estar la Argentina hoy, si hace tres años se hubiese arreglado el problema de la deuda con los privados y con el Fondo; si se hubiese trabajado en traer la oferta de gas a través de un gasoducto a lugares donde se pudiese exportar y consumir en la Argentina, y si se hubiese solucionado el problema de la hidrovía. Hoy el mundo atraviesa una crisis energética y alimenticia. La Argentina hubiese sido exportador neto de energía y de gas. Y si se hubiese solucionado una parte importante del problema macroeconómico con un buen programa hace tres años”, indicó.

“Se perdieron tres años. Ojalá el próximo gobierno pueda dejar un programa que tenga un componente muy importante desde el inicio y con una comunicación que no ofrezca una esperanza de soluciones fáciles y rápidas y espejismos monetarios, que solo logran bajar la inflación por unos pocos años sin haber solucionado problemas de fondo”, agregó.

“Se necesita reducir el tamaño del Estado, tener una carga fiscal que permita que la inversión sea rentable y que el costo de hacer negocios en la Argentina sea tremendamente más bajo”, recomendó.