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Por qué nunca más habrá una tasa de impuestos del 70%

La representante demócrata por Nueva York, Alexandria Ocasio-Cortez (CBS).
La representante demócrata por Nueva York, Alexandria Ocasio-Cortez (CBS).

Si eres multimillonario y has oído hablar de un nuevo techo para los impuestos del 70%, no te preocupes: eso nunca va a pasar.

La nueva congresista demócrata, Alexandria Ocasio-Cortez ha provocado aneurismas entre los conservadores con la sugerencia de subir la carga fiscal máxima al 70% a fin de financiar nueva tecnología que sea respetuosa con el medio ambiente. AOC, tal y como se la conoce, señala con razón que las tasas impositivas ya fueron así de altas en el pasado. En la década del 70, la tasa máxima fue del 70%. Incluso en los 80 de Ronald Reagan, la tasa más alta fue del 50%. Hoy es del 37%.

Pero no vamos a volver a eso, por dos razones. En primer lugar, se ha desplomado la confianza en el gobierno. En 1958, el 73% de estadounidenses dijeron que confiaban en que el gobierno federal hacía lo correcto la mayor parte del tiempo. En 2017, este porcentaje cayó al 18%. Esto supone un cambio gigantesco que refleja la desilusión producida por la Guerra de Vietnam, por el Watergate, las disfunciones políticas, el agravamiento de la desigualdad en los ingresos y por otros tipos de deterioros percibidos en la vida del estadounidense promedio. La confianza en el poder ejecutivo se ha desplomado con Trump como presidente, pero la creciente desconfianza en el gobierno es una tendencia de largo aliento que lo antecede.

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Si no crees en el gobierno, serás más reacio a entregar el dinero de tus impuestos que si piensas que lo gastan bien. Las encuestas muestran que la mayoría de los estadounidenses no confían en Washington a la hora de administrar el dinero que pagaron en forma de impuestos, y los votantes creen que el gobierno malgasta alrededor de la mitad del dinero que recauda. A menos que exista una emergencia nacional que requiera nueva financiación, no existe una presión política ni electoral para aumentar de forma sustancial los impuestos, ni siquiera si son los impuestos de otra persona.

Gráfico de David Foster.
Gráfico de David Foster.

El otro problema es que el gobierno es más grande de lo que solía ser. En 1960, el gasto público fue el 7,2% del PBI. Este año, es alrededor del 21% del PBI. En la década de los 80 era un poco mayor que esto, un momento en el que la URSS era una superpotencia con la que competían y en el que Reagan estaba impulsando el gasto en defensa. Actualmente, no existe ninguna amenaza de ese calibre para los intereses estadounidenses. Sin embargo, el gobierno gasta casi esa cantidad en relación al volumen de la economía total debido a los crecientes costos de Medicare, seguridad social y Medicaid. Una mayor cantidad de ingresos fiscales para los nuevos programas empujarían el gasto federal a máximos históricos, en un momento en el que los ciudadanos sienten desdén por su gobierno y le tienen menos estima. No va a pasar.

No obstante, aún es bastante posible que las tasas impositivas sobre los más ricos aumenten un poco. La tasa más alta fue 39,6% entre 2013 y 2017; y los ricos apenas lo sintieron. La bajada de impuestos de Trump redujo la tasa máxima al 37% a partir de 2018. También se elevó el umbral de ingresos para la tasa máxima, de 470.701 dólares a 600.001 dólares. Esta fue una gran victoria para aquellos que cobran salarios más altos. El 5% de asalariados que más cobran ahorrará más de 11.000 dólares al año con este cambio, según Tax Policy Center, mientras que el 1% que más cobra se ahorrará 33.000 dólares.

Paradójicamente, Trump y otros republicanos dijeron que la bajada de impuestos generaría más ingresos fiscales, porque estimularía la actividad económica sujeta a fiscalización. Aunque lo cierto es que en 2018 los ingresos fiscales aumentaron solo un 0,4%, y eso a pesar de que la economía creció alrededor de un 3%. En tanto parte del conjunto del PIB, los ingresos fiscales disminuyeron. Es probable que el déficit federal anual aumente a 1 billón de dólares este año y que se quede estancado ahí. En algún momento, Washington va a tener que pagar esa deuda, quizás porque los intereses aumentarán excesivamente, o bien porque se desarrollará algún tipo de emergencia fiscal.

En ese momento, los impuestos a los ricos serán los primeros en aumentar. Los votantes ya han indicado que no están contentos con la bajada de impuestos de Trump, la cual creen que favorece a las empresas y a los ricos en detrimento de los trabajadores de a pie. Los demócratas ganaron la Cámara de Representantes en las elecciones de mitad de mandato de 2018 en parte como repudio a la bajada de impuestos. No podrán aumentar los impuestos con los republicanos controlando el Senado y la Casa Blanca, pero cuando haya una necesidad de aumentar los impuestos, el primer paso podría ser aumentar de nuevo los impuestos a los salarios más altos al 39,6%, valor en el que estaba antes de la bajada de Trump. Los votantes no dijeron en 2018 que querían que se fuera más allá de eso, ni tampoco es probable que lo digan en un futuro cercano.

Rick Newman