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Precios contra precios: qué son los valores relativos y cómo se alteran

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1. Distorsión de precios. En las últimas semanas se hicieron virales las imágenes en redes sociales que comparan precios algo inentendibles. Un par de zapatillas de marca cuesta lo mismo que el alquiler de un monoambiente; la tarifa mensual de electricidad de un dos ambientes en la ciudad de Buenos Aires cuesta la mitad que un kilo de carne; la rueda de un tractor cuesta más de 1 millón de pesos. Además, los autos usados están más caros que los 0km ¿Algo de todo esto tiene sentido? ¿Somos capaces de tener una referencia clara de los precios de nuestra economía? ¿Podemos decir si algo es caro o barato? Es improbable que podamos hacerlo y esto tiene que ver con convivir permanentemente con alta inflación y con la profundización de la distorsión de precios relativos, que provoca una ampliación de la dispersión de precios.

2. Dispersión. Por 1870, William Stanley Jevons, en su teoría de política económica, había dicho: “En un mismo mercado abierto, en un mismo momento, no puede haber dos precios para la misma clase de artículo”. Sin embargo, la ley del único precio no funciona en la práctica como sugiere la teoría. Con alta inflación, oferentes y demandantes de bienes cambian su comportamiento respecto de tiempos normales. Los primeros desconocen el precio que maximiza sus ganancias en un contexto en el que el continuo cambio de precios relativos hace difícil el análisis. En un contexto de inflación crónica, los demandantes encuentran incentivos a reducir su nivel de conocimiento acerca del set de precios existente, porque indagar sobre precios con una inflación acelerada tiene un costo de oportunidad muy alto, lo que lleva a que muchas empresas puedan vender sus productos sin necesariamente ser los más competitivos ni los más atractivos para el consumidor. Ambos efectos combinados son capaces de explicar la existencia de dispersión de precios.

3. Absolutos y relativos. El precio absoluto es el valor que representa cualquier bien, servicio o factor en términos monetarios (por ejemplo, $1000). El precio relativo hace alusión a la relación entre un bien “a” y un bien “b”. Si en un período el precio del pan queda estable y el del pollo sube 100%, entonces el precio relativo del pollo respecto al pan se incrementó al doble, y si consumo una unidad más del bien “a” podré comprar tantas unidades menos del bien “b”. En el caso de la energía eléctrica, el atraso en el precio relativo llevó a que en 1999 la energía ponderaba 13% del gasto total de servicios y combustibles de una familia, mientras que en 2015 esa participación era de 4%.

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4. Desequilibrio. La estructura de precios forzada por las intervenciones del gobierno dista cada vez más de la que prevalecería en ausencia de estas medidas. El resultado es la generación de demandas crecientes de recursos cada vez más escasos, y una falta de respuesta a esta escasez por el lado de la oferta, porque se diluye el incentivo a invertir. Los precios son cruciales porque ayudan a las empresas a asignar recursos y permiten a los usuarios comparar precios y consumir según sus preferencias.

5. Daño autoinfligido. Los cambios en los precios relativos pueden darse por muchos factores que no necesariamente tienen que ver con la idea de sostener más bajos los valores de, por ejemplo, las tarifas. El cierre de un sector de la economía también puede generarlos, porque las empresas tendrán menor competencia y, por ende, los precios subirán más que la inflación general. Se crean así distorsiones de largo plazo que, cuanto más profundas, son más difíciles de resolver, porque se pierde la noción de cuánto salen los bienes y servicios cuando la economía está en equilibrio. Es lo que sucede hoy.