El problema del mercado petrolero es exceso de oferta: J. Blas
(Bloomberg) -- Quienes promulgan la sabiduría convencional quieren hacernos creer que la caída del 25% del precio del petróleo desde fines del año pasado se debe al debilitamiento de la demanda en las economías en desaceleración. Tanto ellos como usted se equivocan. El verdadero problema es el exceso de oferta.
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Paradójicamente, casi toda la producción inesperada proviene de países de la OPEP+ sometidos a sanciones occidentales: Rusia, Irán y, en menor medida, Venezuela. En pocas palabras, el mercado negro del petróleo está en auge. Si uno tiene el apetito —y el estómago— para comprar crudo de Moscú, Caracas o Teherán, los barriles están ahí. Mejor aún, están disponibles con descuento.
Por ejemplo, la producción iraní alcanzó el mes pasado su nivel más alto en cuatro años, casi un 50% más que a mediados de 2020, justo cuando Teherán acelera su programa nuclear e intensifica la represión de la oposición interna. Gran parte de ese petróleo llega a China bajo distintas apariencias, a menudo rebautizado como procedente de Malasia, según me comentan comercializadores.
Los datos de la Agencia Internacional de la Energía (AIE), con sede en París, que publica mensualmente los balances de referencia de oferta y demanda, ofrecen un panorama general.
En comparación con hace seis meses, la AIE elevó su proyección de demanda mundial de petróleo para 2023 en casi 400.000 barriles por día, alcanzando un promedio diario anual récord de 102 millones de barriles. Pero, a pesar de que la Reserva Federal y el Banco Central Europeo aumentaron las tasas de interés, y Wall Street predijo una recesión, la perspectiva de la demanda de petróleo solo se ha fortalecido.
Quizá la AIE sea demasiado optimista y el crecimiento de la demanda de petróleo se desacelere. Pero su previsión ya incorpora una perspectiva pesimista para el diésel, el combustible más expuesto al ciclo económico. La proyección actual de la AIE de un aumento del consumo de petróleo de 2,2 millones de barriles al día este año se produce a pesar de su previsión de que la demanda mundial de diésel se contraerá.
En estos momentos, el mercado del petróleo presta demasiada atención a los vaivenes políticos y económicos de Washington. Es cierto que Estados Unidos sigue siendo el mayor consumidor mundial de petróleo, con dos de cada 10 barriles bombeados en todo el mundo. Pero EE.UU. no es el mercado del petróleo. Su ventaja en el consumo se ha reducido significativamente en los últimos años, y en 2023 se espera que el consumo combinado de China e India (21,4 millones de barriles diarios) supere al de EE.UU. (20,3 millones).
La fortaleza del mundo en desarrollo es importante. “Estamos viendo una demanda muy fuerte, especialmente en Asia. La recuperación china ha sido más rápida y fuerte de lo esperado”, declaró el martes Toril Bosoni, responsable de mercados de la AIE, a Bloomberg Television. “Esto contrasta con el tipo de pesimismo económico y las preocupaciones que vemos para la economía mundial”.
El verdadero problema para los alcistas del petróleo —y países como Arabia Saudita ansiosos por precios más altos— es la oferta y la necesidad de efectivo de los productores sancionados. En los últimos seis meses, la AIE elevó su proyección de producción rusa, iraní y venezolana para 2023 en 1,3 millones de barriles por día, alcanzando un promedio anual de 14,3 millones de barriles por día.
Al igual que ocurre con la demanda, las perspectivas de la oferta presentan riesgos. Tal vez la agencia sea demasiado optimista sobre la capacidad de Rusia para bombear crudo adicional. Pero, en todo caso, la AIE ha sido demasiado pesimista sobre Moscú desde que invadió Ucrania hace más de un año. Hace un año, por ejemplo, la agencia predijo que la producción rusa se desplomaría en 2023 a un promedio anual de 8,71 millones de barriles al día. En abril, Rusia produjo unos 10,93 millones de barriles diarios. Para alcanzar un promedio anual de 10,73 millones, como prevé ahora la AIE, la producción rusa tendría que disminuir. Puede que ocurra, ya que Moscú ha prometido reducir su producción. Pero hasta ahora no lo ha hecho, y supongo que seguirá bombeando a discreción, intentando compensar con volumen lo que pierde por la bajada de precios.
¿Es la oferta adicional de Rusia, Venezuela e Irán una señal de que las sanciones occidentales no están funcionando? No. Es una señal de que las sanciones dan prioridad a mantener el mercado del petróleo bien abastecido, aunque eso signifique que Moscú, Teherán y Caracas puedan vender petróleo. No haga caso a los políticos occidentales que hablan de utilizar las sanciones para paralizar a los petrodictadores canallas; lo que quieren es paralizar la inflación. Por ahora, la estrategia ha funcionado. Queda por ver si sobrevivirá al verano, cuando es probable que se acelere el crecimiento de la demanda de petróleo.
Nota Original:The Oil Market’s Weakness Is Supply, Not Demand: Javier Blas
©2023 Bloomberg L.P.