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Rupert Murdoch se prepara para traspasar su imperio de medios

Rupert Murdoch
Drew Angerer

Las fiestas de cumpleaños en la pandemia son tristes, incluso para los multimillonarios. El cumpleaños 90 de Rupert Murdoch, que celebró el 11 de marzo, debiera haberle provocado menos estrés que el de los 80. En su momento detectives británicos estaban investigando una subsidiaria de su firma, News Corporation, por entonces la cuarta compañía mundial de medios, en busca de evidencias de que sus periodistas habían hackeado teléfonos y sobornado policías. Luego de ser condenado en varias instancias y del cierre de News of the World, que llevaba 168 años de existencia, Murdoch fue llevado ante una comisión investigadora parlamentaria, en lo que consideró “el día que me hizo sentir más humilde en toda mi vida”.

Pasada una década desde lo que fue casi el colapso de su imperio, las cosas andan un poco mejor para el multimillonario nacido en Australia. El escándalo por el hackeo de teléfonos se está desvaneciendo. Los activos más valiosos de su colección han sido vendidos a Disney al precio más alto que cotizó el mercado. Fox News es el canal de cable más popular de Estados Unidos (aunque también el más odiado). Y el mes pasado Murdoch obligó a los gigantes tecnológicos a pagar por acceder a su contenido. “Tiene dinero. Tiene un inmenso poder político. Lo tiene todo”, dice Claire Enders, veterana analista de medios.

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Cuando se prepara para traspasar todo, la perspectiva comienza a nublarse. La televisión por cable está en una declinación acelerada. Un problema legal podría resultar incluso más costoso que el affaire del hackeo. Y la cuestión de la sucesión (una saga de toda una década que la cadena rival HBO dramatizó) aún no se resuelve. Murdoch sigue siendo la fuerza que mantiene unido un formidable proyecto comercial y político. Puede no quedar intacto sin él.

Rupert Murdoch acompañado de sus hijos, Lachlan (izquierda) y James (derecha)
Rupert Murdoch acompañado de sus hijos, Lachlan (izquierda) y James (derecha)

La experiencia humillante del affaire del hackeo de teléfonos terminó resultando una bendición. Obligó a Murdoch a dividir en dos a News Corporation, colocando los activos rentables de TV y cine en 21st Century Fox (que los analistas bautizaron “la compañía buena”). Los diarios, golpeados por el escándalo, quedaron en cuarentena en News Corp (bautizada “compañía basura”). Al modernizarse las firmas y traspasado el poder a los hijos de Murdoch, Lachlan y James, volvieron los inversores. En lo que fue su jugada más audaz, en 2019, el gran concentrador del negocio de los medios advirtió que había llegado el momento de convertirse en presa en vez de depredador y vendió la mayor parte de su negocio de 21st Century de cine y TV a Disney por US$71.000 millones. Enders y sus colegas calculan que, desde 2011, el valor de las tenencias del trust de la familia Murdoch, que tiene casi el 40% de las acciones con poder de voto en cada compañía, se más que multiplicaron por seis.

Cómo sigue la película

El siguiente capítulo será más complicado. Empecemos por Fox, la compañía más grande, con una capitalización de mercado de US$24.000 millones. La pandemia ha acelerado la declinación (que ya lleva una década) de la TV por cable en Estados Unidos. El año pasado las suscripciones al cable cayeron 7,3%, a niveles que no se veían hace casi 30 años. Fox, cuyas ganancias operativas brutas en el último año financiero fueron de US$2800 millones, se ha visto protegida de esta tendencia por estar concentrada en noticias y deportes, rubros que aún no se han apropiado las compañías de streaming. Pero algo ha cambiado. Mientras que las acciones de Fox se comercializaban con una prima respecto de empresas como Viacomcbs y Discovery, dos rivales en el cable, ahora cotizan casi un 30% menos.

Uno de los motivos es que las compañías de streaming van por el deporte. Amazon ya cubre la Liga Nacional de Fútbol y se dice que busca tener derechos exclusivos sobre algunos partidos de fútbol americano. Las ligas quieren llegar a los fanáticos jóvenes y no lo consiguen con la TV por cable, donde dos tercios de los espectadores tienen más de 50 años. Por eso las compañías de cable están pasando el deporte a sus propios servicios de streaming. Disney tiene ESPN+; Comcast anunció en enero que cerraría su cadena NBC Sports y pasaría la programación a su servicio Peacock. Michael Nathanson, analista de medios, señala que al no contar con una plataforma de streaming para deportes, Fox “se ha quedado solo”.

Fox News, con el que Fox obtuvo alrededor del 80% de sus ingresos el año pasado, tiene otro tipo de problemas. Su relación estrecha con la Casa Blanca de Donald Trump generó audiencia récord, pero lo enfrentó con anunciantes y algunos inversores. “Uno quiere que cualquier compañía que tenga se comporte de manera ética”, dice un accionista importante. Fox “ahora está en un zona gris. Es defendible, pero mucho menos de lo que era defendible”, agrega.

Demanda millonaria

Smartmatic, una compañía de software para elecciones, está demandando a la compañía por US$2700 millones por dar cabida a afirmaciones ridículas de que hizo fraude con la elección presidencial. (Fox dice que enfrentará esta demanda “sin mérito” en las cortes). Esa suma superaría lo que tuvo que pagar por el hackeo de teléfonos.

Fox ha retirado su apoyo a Trump, por lo que su público se está pasando a nuevas cadenas de derecha, como Newsmax y One America News. Fox News sigue siendo el canal de cable más visto en horario central. Pero la audiencia en febrero cayó 30% comparado con igual fecha del año pasado, al mismo tiempo que las de sus rivales, CNN y MSNBC, aumentaron 61% y 23%, respectivamente. Un exejecutivo de Fox observa que, al igual que el partido republicano de Trump, Fox News estaba atrapada en “dirigirse totalmente” a una minoría ultraconservadora de su público. Ahora corre el riesgo de perderla sin atraer espectadores menos “chiflados”.

Paradójicamente, a la “compañía basura” le está yendo mejor. Los diarios en Estados Unidos, Gran Bretaña y Australia aportan la mayor parte de sus ingresos, seguidos por la televisión paga australiana y la editorial HarperCollins. Pero ahí existe un nuevo gran contribuyente a sus ganancias que es su participación mayoritaria en REA Group y en Move, dos compañías que publicitan inmuebles online. El precio de las acciones de News Corp ha aumentado a casi el triple desde su punto más bajo en abril, gracias (en gran medida) a un alza de las acciones de REA.

Al igual que Fox, los diarios han tenido que enfrentar el hecho de que una gran parte de la publicidad ha pasado al mundo online. Hace 10 años, las compañías de Murdoch colectivamente eran el tercer mayor vendedor de avisos del mundo, dice Brian Wieser, de Groupm, el mayor comprador de medios. Ahora no figuran siquiera entre los 10 primeros. Pero los diarios han avanzado más con la transición digital que Fox. Las suscripciones online representan tres cuartas partes del total para el Wall Street Journal; incluso el New York Post, un diario sensacionalista que siempre perdió plata, informó de una modesta ganancia en el último trimestre de 2020. Por un reciente acuerdo con Google, el coloso tecnológico tendrá que pagar a News Corp por su contenido como resultado de una ley aprobada por el gobierno australiano, que tuvo el respaldo de los diarios de News Corp. “Los términos del comercio de contenido han cambiado fundamentalmente”, dijo el 4 de marzo el CEO de News Corp, Robert Thomson.

Aún así, con una capitalización de mercado de menos de US$15.000 millones, News Corp vale menos que la suma de sus eclécticas partes. Thomson insiste que está en un “curso de simplificación”, habiendo vendido activos como Amplify, un negocio de educación online, y Unruly, una plataforma de avisos de vídeo. Muchos analistas piensan que debería ir más allá y separar los negocios de noticias de los de real estate. Al momento, los inversores que buscan crecimiento se ven atraídos por el proyecto, pero rechazan el legado de las marcas noticiosas, mientras que a los inversores que buscan valor le gustan los diarios pero no lo que tiene que ver con inmuebles.

Algunos también consideran que hay argumentos a favor de dividir Fox. Nathanson sostuvo que la firma debería vender sus activos de televisión y sus canales deportivos, que el mercado parece estar subvaluando. Quizás incluso Fox News podría separarse, si pudiera encontrarse un comprador. La marca es tan controvertida que es prácticamente invendible, cree Enders. Una compra apalancada de todo Fox podría generar ganancias sobre inversión anualizadas de aproximadamente 25% a lo largo de cinco años, calcula Morgan Stanley, un banco de inversión.

La mayor traba para reestructurar la cartera de cualquiera de las dos firmas puede ser Murdoch mismo. Cuando eventualmente ceda el poder “cobrará impulso la idea de una división”, cree el broker Brian Han de Morningstar. ¿La próxima generación estará dispuesta a dividir el imperio? ¿Y quién será el que mande?

El hijo que se lo ganó

Lachlan ya está instalado como CEO de Fox y copresidente de News Corp. En Fox ha respaldado a Tubi, un servicio de streaming a partir de publicidad, emprendimientos de apuestas deportivas y Credible Labs, una agencia de calificación de crédito. Ninguna de esas empresas encaja de manera evidente con el negocio central de noticias. Fuentes de la empresa creen que sería renuente a desprenderse de los activos que son parte del legado. Particularmente en Australia “hay mucha historia de la que [Lachlan] se siente parte de manera muy profunda”. Lachlan quiere reconstruir el imperio familiar a través de adquisiciones, cree un accionista que desaprueba (y que también se queja de que Lachlan haya comprado recientemente la casa más costosa de Los Ángeles).

Sea lo que sea lo que quiera, es posible que Lachlan no lo consiga. Cuando muera Rupert, el control del trust familiar pasará a sus cuatro hijos mayores. James, que renunció al directorio de News Corp el año pasado y ahora tiene poca relación con su padre y su hermano, ha dejado en claro que desaprueba la línea editorial de derecha de las compañías y no parece sentirse atado a las empresas que son legado. Elisabeth ha alertado de los peligros de “ganancias sin propósito” en los medios. Con su media hermana mayor Prudence, que tiene un perfil más bajo, podrían alterar la orientación de ambos negocios.

Si el futuro de la firmas se ve determinado no solo por la lógica comercial, sino por la política familiar, eso estaría bien. Los activos en juego son políticos tanto como económicos. El propósito del imperio Murdoch siempre ha sido blandir su poder además de ganar dinero. “¿Para qué es Fox News?”, pregunta un exejecutivo. “Fomentar la insurrección”. Tanto Fox como News Corp pueden verse enfrentadas a una insurrección ellas mismas.

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