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¿Será posible establecer la renta universal en México?

<em>Unos trabajadores en una plataforma petrolera de Pemex en el Golfo de México. Foto: Omar Torres (AFP)</em>
Unos trabajadores en una plataforma petrolera de Pemex en el Golfo de México. Foto: Omar Torres (AFP)

Se ha convertido en un tema polémico pero frecuente en Suiza, en España, en el Reino Unido y en otros tantos países. Se trata de la llamada renta básica universal, también conocida como ingreso ciudadano (o básico) universal, que no es más que el pago, por parte del estado, de un ingreso regular, al cual todos los ciudadanos de un país, sin ninguna excepción, tienen derecho.

Esta entrega de una cantidad equis de dinero no estaría sujeta a condicionantes como si el ciudadano es empleado o se encuentra desempleado, si se ha hecho ingeniero o si ha preferido ocuparse de su casa, de sus hijos o de algún familiar discapacitado.

Por lo demás, esta suma sería la misma para un pobre, como para alguien que goza de un alto nivel de vida; como mismo para una mujer que tenga cuatro hijos, o para otra que no haya generado descendencia.

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Si bien a muchos por ahora les parece una formulación descabellada, lo que sí le queda claro a sus promotores a lo largo del planeta es que, allí donde se establezca, deberá convertirse en un derecho tan inalienable como el de participar en unas elecciones, sea cual sea su sexo, tu color de piel o tu religión.

De acuerdo con el ex Secretario de Relaciones Exteriores de México, Jorge G. Castañeda, esta debe ser “una de las discusiones más interesantes de la próxima campaña presidencial”, toda vez que se trata de una polémica idea que, de concretarse, beneficiaría de una forma u otra a 85 millones de personas.

Pero por supuesto que no son pocas las objeciones. Muchos analistas ya han advertido del peligro de un proceso de ‘desestimulación’ o ‘desincentivo’ laboral, pues el ciudadano se podría contentar con lo que recibe y ni siquiera intentar conseguir un trabajo para ganar más dinero.

Y obviamente, existe la teoría de que este plan en financieramente inviable, pues el costo fiscal para cualquier nación sería desorbitante.

<em>Una trabajadora informal mexicana. REUTERS/Henry Romero</em>
Una trabajadora informal mexicana. REUTERS/Henry Romero

En el caso mexicano, muchos se preguntan si desaparecería el programa Prospera para el desarrollo humano, a partir de apoyos en educación, salud, nutrición e ingresos para la población en pobreza extrema; mientras también se cuestionan por qué el estado -al eliminar toda opción de elegibilidad- tendría que disponer de fondos para entregarles, por ejemplo, a un millonario como Carlos Slim.

Todas estas preguntas cobran aún más valor para los analistas mexicanos, pues según la revista The Economist el gobierno de la India, -la nación con más personas pobres del planeta-, valoró la opción de sustituir los casi mil programas federales de asistencia por un Ingreso Ciudadano Universal.

Habida cuenta de que este abanico de programas hasta ahora existentes consume el 5% del PIB de se país asiático, los estudiosos creen que una Renta Universal tomaría apenas entre el 6 y el 7%, de manera que no habría mucha diferencia entre uno y otro.

Si bien en el caso indio también surge el cuestionamiento sobre el por qué ponerles más dinero en la mano a los marrajas industriales, el mismo The Economist reconoce que este tipo de mega programa sería un “instrumento para ayudar a los más pobres del mundo”.

Primeros pasos en México

Esta última idea ya ha ido cristalizando en diferentes instancias de la política mexicana. El estado de Jalisco proyecta realizar algunas modificaciones a su constitución, en aras de imponer lo que llaman un “Mínimo Vital” que le aseguren a toda persona su subsistencia y un nivel de vida digno.

“Me parece que se está dando la razón en que es necesario reflexionar sobre el modelo económico en el que no se ha podido garantizar la dignidad humana”, declaró la diputada Mónica Almeida López, del Partido de la Revolución Democrática (PRD) promotora de la ley.

En paralelo, en la Asamblea Constituyente de la Ciudad de México el tema también fue objeto de un acalorado debate.

En el marco del proceso de elaboración de la Constitución de esa ciudad de casi nueve millones de habitantes, los legisladores discutieron sobre un paquete de propuestas “progresistas” como la disminución de la edad legal para votar, de los 18 a los 16 años, la jornada laboral máxima de 40 horas a la semana, los 20 días de vacaciones al año, y la polémica garantía de un ingreso básico universal al mes para cada capitalino.

Si bien esta última no fue aprobada, lo cierto es que la idea va calando en las conciencias de las personas y de las instituciones, por lo que sus patrocinadores tienen fe en que en un futuro no muy lejano por fin esta se haga realidad.

Por su parte, el Senador del PRD Luis Sánchez Jiménez, quien presentó una iniciativa de reforma a la constitución nacional con el objetivo de “garantizar el derecho de toda ciudadana o ciudadano a recibir un ingreso básico equivalente a un salario mínimo mensual”, insiste en que se trata de “propiciar una distribución progresiva y justa de la riqueza que permita acabar con la pobreza extrema”.

Para este político, por tratarse de un país con niveles de ingreso muy bajos en la mayor parte de la población, un programa global sería muy costoso, por lo que él propone comenzar por el nivel más bajo de pobreza alimentaria, hasta paulatinamente llegar a la universalidad.

Con la idea de que tarde o temprano, la Renta Universal se convertirá en una realidad, tanto Sánchez Jiménez como otros políticos y activistas mexicanos creen que es momento de dar batalla por ella.