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‘Sharenting’: el aterrador peligro de compartir fotografías de tus hijos en redes

Pocos son los padres que se resisten a subir imágenes de sus hijos menores de edad en las redes sociales, lo que se conoce como sharenting. Una, aunque sea. Una de vez en cuando. Una que se convierte en varias y varias que pasan a configurar un álbum que recoge la vida del niño desde que apenas es un bebé hasta que cumple los años suficientes como para abrir y gestionar su propio perfil. Y vuelta a empezar: una foto, dos fotos, toda nuestra existencia almacenada en el basto océano de Internet, a merced de cualquiera con un poco de ingenio –y paciencia– para bucear en él.

Sharenting es el nuevo término inventado para definir esa necesidad imperiosa que invade a los progenitores de documentar la vida de sus hijos y subirlo a las redes. Proviene del anglicismo formado por el verbo share(compartir) y el sustantivo parenting(paternidad). Bueno, pues es un peligro de dimensiones terroríficas.

Esa es la conclusión que se desprende de un informe del que se hacen eco desde la Universitat Oberta de Catalunya, UOC (España) y traslada un consejo categórico: madres y padres del mundo, dejad de compartir fotos de vuestros hijos en redes. Los datos que maneja el artículo de la UOC para dar tal recomendación no dejan lugar a dudas: el 72% del contenido incautado por parte de las autoridades policiales a pedófilos y agresores sexuales son imágenes no sexualizadas, no eróticas, de niños, provenientes de fuentes comerciales o álbumes familiares. Es decir, fotografías normales, cotidianas, del día a día, que los progenitores suben a Internet sin dimensionar el uso perverso que estos criminales le pueden dar. “No pensamos en que esa ‘inocente foto de mi niña jugando en la playa’ pueda acabar en las colecciones de abusadores de cualquier lugar del mundo o que pueda usarse como reclamo en un perfil falso para embaucar y seducir a otros niños y niñas de los que abusar”, advierte Irene Montiel, profesora de Estudios de Derecho y Ciencia Política de la UOC en el citado artículo.

El riesgo del 'sharenting' es que no se puede ni empezar a dimensionar el uso criminal que se puede hacer de las fotos que comparten los padres de sus hijos. Foto: Getty Creative
El riesgo del 'sharenting' es que no se puede ni empezar a dimensionar el uso criminal que se puede hacer de las fotos que comparten los padres de sus hijos. Foto: Getty Creative (boonchai wedmakawand via Getty Images)

Y prosigue: de acuerdo con una encuesta elaborada por la firma de seguridad informática AVG, el 23% de los niños tiene presencia en línea antes incluso de nacer y el 81% antes de cumplir los seis meses. En apenas nueve años, el contenido pedófilo y de abuso sexual infantil en la virtualidad se ha disparado un 1.815%, otro dato aterrador que aporta la UOC, sustentado por el último informe de la Internet Watch Foundation. Según esta organización con sede en Inglaterra, en 2013 se contabilizaron 13.343 páginas web dedicadas a difundir material pedófilo protagonizado por menores de edad. El número ascendió hasta las 255.571 en 2022. “Tenemos la idea de que las personas que coleccionan imágenes de explotación sexual infantil solo coleccionan aquellas muy graves, pero la realidad es que las imágenes no sexualizadas de niños y niñas están especialmente presentes en las colecciones de los agresores duales (los que no solo consumen material de explotación sexual infantil, sino que también abusan de menores), es decir, los más peligrosos”, añade la profesora Montiel, quien también se desempeña como experta en victimización infantil online.

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Protección necesaria y educación insuficiente

La sobreexposición de los hijos en redes asocia un riesgo añadido que se relaciona directamente con la vulneración de los derechos a la privacidad e intimidad de los menores. En Francia ya buscan el modo de controlar este fenómeno a través de un proyecto de ley aprobado por la Asamblea Nacional a principios de 2023. En caso de promulgarse (todavía tiene que superar el debate en el Senado), se podrá revocar la autoridad que tienen los progenitores sobre los derechos de imagen de sus hijos si, al publicar una foto, “se afecta gravemente la dignidad o la intimidad moral del niño”, recoge el texto. Como explica la profesora Montiel en el artículo difundido por la UOC, “No somos conscientes de toda la información que volcamos en redes ni de los usos que se les dará. Una mirada ingenua puede no ver el uso que otros pueden hacer de ellas. Por eso es importante ser consciente de todos los riesgos asociados a esta práctica y velar por proteger su identidad y privacidad”.

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El problema es que, en muchos casos, son los propios menores los que comparten material sensible que, posteriormente, puede acabar alojado en las plataformas de los pedófilos. Según la Internet Watch Foundation, el 78% de las 255.571 páginas web incautadas incluía imágenes que los niños se habían tomado a sí mismos y luego habían difundido.

En México, tiene un celular el 20% de los menores entre los ocho y los 12 años y el 66% entre los 10 y los 15. Mientras que la edad en la que usan uno de estos aparatos sigue adelantándose, no sucede lo mismo con el acceso a una educación pertinente que les permita valorar los riesgos que asocia compartir cierto contenido. Un juego que puede salir muy caro.

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