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¿Cómo sobrevivir a un jefe difícil?

¿Cómo sobrevivir a un jefe difícil?

A lo largo de nuestra vida profesional, todos hemos tenido jefes que, nos guste o no, han influenciado significativamente nuestro estilo de liderazgo, siendo la etapa de aprendizaje uno de los momentos más críticos porque, cual esponjas, absorbemos de ellos tanto lo bueno como lo malo.

Lo no tan bueno es que bajo su influencia podemos caer en la trampa de alinear a las de ellos nuestras actitudes, ya sea por miedo a las represalias o en busca de su aprobación. Esta imitación, muchas veces inconsciente, puede llevarnos a reprimir nuestra propia identidad y a perder la oportunidad de desarrollar un liderazgo auténtico y efectivo en nuestro relacionamiento con esas figuras de autoridad.

Y es que no hay quien lo niegue: liderar a nuestro jefe es uno de los mayores desafíos en el mundo laboral, mucho más si se trata de una personalidad difícil con quien es complicado comunicarse y quien muy probablemente tiene problemas con su liderazgo, un aspecto que 86% de los empleados perciben en sus figuras de autoridad en el trabajo.

Recuerdo a un jefe a quien debía que hablarle de usted y evitar decirle cosas que no quería escuchar, pues de lo contrario me consideraba incómodo. Otro me enviaba correos electrónicos los sábados, esperando respuestas inmediatas. También tuve uno que daba instrucciones a medias y otro que, por miedo a perder su trabajo, siempre evitaba tomar decisiones que lo pusieran en riesgo, evadiendo la responsabilidad. A pesar de las diferencias entre ellos, todos tenían algo en común: su comportamiento se alineaba con sus personalidades.

Esto me quedó claro cuando en uno de los entrenamientos que la compañía nos daba a los jóvenes talentos, por ahí de mis treinta y tantos años, descubrí la teoría de Carl Jung, que ofrece dos metodologías útiles para entender las personalidades: DISC y INSIGHTS.

Aunque pueden ser diferentes, saqué mis propias conclusiones combinándolas, lo que me ayudó a manejar una mejor comunicación con mis jefes, adaptándola a sus personalidades. Así que en lugar de esperar a que ellos cambiaran mientras yo sufría o modificaba mi personalidad para complacerlos o defenderme, me enfoqué en lo que sí puedo controlar, que es uno de los principios básicos de lo que llamo un “líder de impacto”.

Una teoría divertida

Entender esta teoría es más sencillo si imaginamos un elevador con cuatro tipos de personas, donde cada una responde a la tipología de un cierto tipo de jefe que responde mejor a cierto tipo de comunicación.

El dominante (D), por ejemplo, es quien presiona el botón y dirige a todos a su lugar. Para comunicarse con él hay que ser directos y claros; proporcionar soluciones, enfocarse en resultados y evitar los detalles innecesarios.

El influente (I) es quien charla con todos, haciendo comentarios divertidos. Con él funciona un enfoque positivo y amigable, así como demostrar reconocimiento y aprecio. El estable (S), por su parte, es quien en el supuesto elevador pregunta a todos cómo están y trata de calmar cualquier ansiedad. Con esta personalidad hay que ser paciente y mostrar empatía; ofrecer apoyo constante y escuchar activamente.

Y finalmente el concienzudo (C), es quien se asegura de que el elevador funcione correctamente y de que haya la cantidad correcta de personas en él. Con este jefe hay que ser detallado y preciso; proporcionar información basada en hechos y datos.

Atendiendo a esta tipología y recomendaciones podemos persuadir a nuestros jefes y generar un verdadero impacto. La clave está en adaptar el estilo de comunicación a la personalidad del otro.

Estas recomendaciones no son verdades absolutas y, lejos de ser algo científico o soportado por algún estudio, son herramientas que me funcionan de forma personal y pueden ser útiles para mejorar la comunicación y la persuasión, ya sea con jefes, equipos o clientes. En todo caso, la invitación es a transformarnos en líderes de impacto adaptándonos a la adversidad y transformándola en retos.

Te animo a que las pongas en práctica y observes cómo mejoran tus interacciones laborales. No olvides que el cambio empieza por ti y que cada paso que das te acerca a convertirte en un líder con el que todos quisieran trabajar. ¡Sigue adelante y transforma tu forma de liderar! ((fin))