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Los tejedores dicen que sus agujas les ayudan a segur el hilo en las reuniones

Justin Harris, presidente de Knitting Guild of Greater Buffalo, teje en la recepción del Hotel Lennox, donde trabaja desde hace unos 5 años, en Búfalo, Nueva York, el 27 de febrero de 2023. (Malik Rainey/The New York Times)
Justin Harris, presidente de Knitting Guild of Greater Buffalo, teje en la recepción del Hotel Lennox, donde trabaja desde hace unos 5 años, en Búfalo, Nueva York, el 27 de febrero de 2023. (Malik Rainey/The New York Times)

¿Es de mala educación tejer en el trabajo?

Hace poco, una concejala de un condado de Gales fue acusado por un colega en Twitter de “desprestigiar” al organismo por ponerse a tejer durante una reunión pública virtual. Las críticas han suscitado un debate sobre si es apropiado sacar las agujas de tejer en las reuniones por video.

Los tejedores afirman que no es lo mismo que mirar a hurtadillas un teléfono bajo la cámara o navegar por internet. Afirman que tejer agudiza su atención y les permite concentrarse más de lo que lo harían con las manos ociosas.

La respuesta al episodio ocurrido en Gales en enero demostró que Rachel Garrick, concejala del condado de Monmouthshire, no era la única.

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Garrick lleva tejiendo desde 2012 para ayudar a controlar el dolor de la artrosis crónica y el síndrome de Ehlers-Danlos, un grupo de trastornos del tejido conectivo que están relacionados, incluso mientras realiza su trabajo como jefa de consecuencias radiológicas de la flota nuclear civil del Reino Unido.

“Cuando estaba básicamente confinada en una silla de ruedas o en la cama”, dijo, “me daba algo que hacer y en lo que concentrarme, lo que era muy muy muy útil para mantenerme cuerda y distraerme de lo que entonces eran unos niveles de dolor bastante horribles”.

Rachel Garrick, concejala del condado, en su casa de Caldicot, Gales, el 27 de febrero de 2023. (Andrew Testa/The New York Times)
Rachel Garrick, concejala del condado, en su casa de Caldicot, Gales, el 27 de febrero de 2023. (Andrew Testa/The New York Times)

Ahora, afirmó que tejer un proyecto sencillo, como una manta de bebé, le ayuda a concentrarse en las reuniones.

Y hay una razón: según John Ratey, profesor clínico asociado de Psiquiatría en la Facultad de Medicina de la Universidad de Harvard, el movimiento motor fino que se requiere para tejer, hacer ganchillo, garabatear o utilizar un juguete para desestresar activa las mismas partes del cerebro que se usan para concentrarse. Así pues, estas actividades de verdad ayudan a agudizar la atención. Pero otras actividades que requieren demasiada concentración, como leer las redes sociales o jugar en un teléfono inteligente, pueden alejar a la persona de la productividad y llevarla a hacer varias cosas a la vez sin concentrarse en ninguna.

“Estar inmerso en algo hará que una persona con atención vacilante esté más atenta”, dijo Ratey. “Activarás la corteza prefrontal si estás haciendo algo como tejer”.

Debido a esos beneficios, afirman Garrick y otros, los lugares de trabajo deberían aceptar más el tejido como un método de concentración.

“Cada persona tiene una forma distinta de gestionar sus tareas, de centrarse, de concentrarse y de sacar lo mejor de sí misma”, afirmó. “Y es muy importante aceptar esa diversidad y comprenderla en lugar de intentar adoptar algunos enfoques retrógrados, que tienen poca imaginación y solo se adaptan a determinadas personas que caben dentro de una determinada forma”.

Manos en las agujas, no en el ratón

Como a muchos en la era del trabajo híbrido, a Erin Dreiling le resulta demasiado fácil hacer clic para escapar de una reunión por video. Una vez que abre el correo electrónico, es muy fácil que se distraiga y se ponga a navegar por internet.

Así que mantiene las manos en las agujas de tejer en lugar de en el ratón. Dreiling, directora de mercadotecnia y comunicaciones de la Community Foundation for Greater Atlanta, dice que tejer la mantiene atenta y le ayuda con su leve trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH), tanto si está en una reunión virtual como viendo la televisión o hablando con un amigo.

“En cierto modo, me mantiene el cerebro quieto”, comentó Dreiling.

Un tejedor novato necesitaría algo de práctica para llegar a ese punto. Justin Harris, presidente de la Knitting Guild of Greater Buffalo, aprendió a tejer viendo videos en YouTube mientras trabajaba en la recepción de un hotel.

“Tengo TDAH, así que no puedo quedarme quieto”, dijo Harris. “Siempre tengo que estar haciendo algo y, cuando estás sentado en la recepción de un hotel, te quedas rápidamente sin nada que hacer”.

A medida que fue adquiriendo destreza, tejer se convirtió en algo natural. Ahora que está en un puesto directivo, afirmó, le ayuda a mantener la cordura cuando recibe quejas de los clientes. Los proyectos que él llama “tejido ligero”, como bufandas o gorros, son fáciles de hacer sin tener que mirar las agujas mientras está en una reunión o leyendo correos electrónicos.

Cuando Harris pasó al turno de día, al dueño del hotel en el que trabaja no le gustó que tejiera. Una vez que le explicó que así reducía su estrés y le ayudaba a concentrarse, el propietario del hotel lo entendió.

Aun así, Harris dice que ha sido juzgado por tejer en público, tanto porque la gente lo considera una grosería como porque se sorprenden de ver a un hombre haciéndolo. Pero sigue agradecido por esta manualidad.

“En cuanto empiezo a tejer, me enfoco como un láser en la persona que está hablando”, explica. “Puedo decirte cuántas filas tejo y también puedo contarte todo lo que me acaban de decir. Es algo muy importante para mí; me ha ayudado a avanzar con honestidad en mi carrera y en las dos organizaciones a las que pertenezco”.

c.2023 The New York Times Company