La terrible realidad oculta detrás de tus mangas y animes favoritos
La muerte de Akira Toriyama, creador de Dragon Ball y leyenda de la animación japonesa, puso sobre la mesa un tema del que muchos prefieren no hablar: la industria del anime y el manga es brutal y, literalmente, acaba con la vida de sus mejores creativos.
Durante los últimos meses, hemos recibido la triste noticia sobre el fallecimiento de mangakas destacados, que marcaron a generaciones enteras con sus trazos, historias e icónicos personajes. Todos estos maestros tienen algo en común: crearon obras maestras a costa de su bienestar, en una industria exigente que no se detiene, a pesar de que corra sangre en ocasiones.
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Karoshi o el vacío entre viñetas
Los japoneses tienen palabras para todo, incluso para referirse a aspectos terribles de la realidad. Karoshi significa literalmente “muerte por exceso de trabajo”, un problema que se ha convertido en una crisis de salud en el país asiático y otras regiones del mundo.
Para nadie es un secreto que la cultura laboral de Japón es muy exigente. El Karoshi es una realidad que viven trabajadores de todas las industrias, incluyendo la del entretenimiento. Las tasas de fallecimiento por exceso de trabajo se han disparado en el país, a pesar de que el gobierno y las instituciones de salud han implementado diversas iniciativas para controlarlas.
Los mangakas no se han salvado de esta espiral, donde la fatiga crónica, el estrés y las horas excesivas de trabajo conforman un cóctel mortal. De hecho, son uno de los grupos más desprotegidos ante este fenómeno, pues la gran mayoría son artistas independientes. Todos luchan por un sueño bajo la sombra de las grandes editoriales y distribuidoras, que hacen todo lo posible para que la maquinaria de publicación no se detenga.
Hacer manga y anime es una tarea titánica, que requiere un esfuerzo sobrehumano para seguir el ritmo que exige la industria. Lo preocupante es que ni siquiera los artistas exitosos tienen garantizadas las condiciones laborales ideales para evitar la sobreexplotación y una muerte temprana.
Recordemos el caso de Kentaro Miura, el célebre creador de Berserk. El mangaka falleció a los 54 años por una disección aórtica aguda, afección grave asociada con la hipertensión. Al igual que otros mangakas, Miura se sometió a un ritmo de trabajo muy pesado y, a pesar de tomar descansos constantes, su labor menguó poco a poco su salud hasta agotarla.
Sin duda, su legado seguirá vivo durante décadas y será recordado como uno de los más grandes dibujantes de la historia. Sin embargo, es un hecho que Miura se quedó con muchas ideas en la cabeza y trazos en las manos. Su fallecimiento, como el de otros creativos, fue prematuro, de ahí que haya dolido aún más.
Un patrón que se repite
El caso de Miura es sólo la punta del iceberg de un problema que afecta a los mangakas de todas las generaciones. La carrera de dibujante de manga y anime es muy demandante, y ni las leyendas ni los novatos se salvan de literalmente quemar sus vidas para crear esas obras que tanto amamos.
Hablemos de Eiichirō Oda, el célebre autor de One Piece. En diversas entrevistas, el creativo ha hablado sobre la exigente rutina que ha tenido que seguir durante años para mantener activa su franquicia. La saga de piratas empezó a publicarse en 1997 y ha continuado hasta nuestros días casi de forma ininterrumpida.
Oda y One Piece son una rueda que rara vez se detiene, y el precio es caro. El mangaka confesó que la mayoría de los días sólo duerme 3 horas y que su poco tiempo libre lo dedica a actividades indispensables, como comer. A pesar de ser uno de los mangakas más populares de la actualidad y tener con un talentoso equipo de apoyo, Oda aún sufre para planificar, diseñar, escribir, dibujar, entintar, colorear y tener todo a tiempo.
En 2020, tuvo que tomar un descanso forzado y hospitalizarse debido a un absceso periamigdalino, una complicación de la amigdalitis. Reconoció que había descuidado su salud y que necesitaba ajustar su rutina para mejorar. Pese a ello, pronto regresó a su ritmo habitual debido a los exigentes tiempos de entrega de la industria. En días recientes, anunció una nueva pausa para su popular manga, que se extenderá por 3 semanas ya que está preocupado por su salud.
Yoshihiro Togashi, autor de Hunter x Hunter y Yū Yū Hakusho, es reconocido a escala mundial por sus obras, pero también por sus extensos hiatus. El mangaka padece dolores crónicos en la espalda y la cadera que le impiden dibujar. Su condición le resta movilidad y le dificulta acabar Hunter x Hunter, popular serie que ha pasado años enteros sin publicaciones a pesar de su rotundo éxito.
Los mangakas no sólo se enfrentan al exceso de trabajo y a las demandas de los grandes editores, sino también a las exigencias de los fans. Togashi ha recibido un sinnúmero de críticas y amenazas por no seguir con su franquicia estelar. Incluso se le ha calificado como un holgazán que prefiere jugar Dragon Quest en lugar de trabajar, cuando en realidad sus problemas de salud se lo impiden. En este sentido, Togashi ha preferido alejarse del ritmo frenético de la publicación periódica, incluso si eso significa dejar incompleta su mayor obra.
Kōhei Horikoshi, el creador de My Hero Academia, también ha tenido que pausar de forma repentina su obra en varias ocasiones. Todo debido a diversos problemas de salud que se mantienen en secreto. Esto ha generado preocupación entre sus fans, quienes temen lo peor para el artista y la popular franquicia.
Esta lista podría continuar con muchos ejemplos, con nombres que nos remontan a la época de Osamu Tezuka y que nos llevan hasta la actual generación de artistas más jóvenes. En resumen, hay un patrón que se ha repetido durante décadas y que deja en evidencia una terrible realidad: muchos de los mangakas suelen morir jóvenes o tienen serios problemas de salud durante gran parte de sus vidas. Esto debido al ritmo desenfrenado de trabajo
El patrón es tan claro que incluso existe una lista donde se enumeran 219 mankagas, con sus respectivas fechas de nacimiento y muerte. El promedio revela que los dibujantes mueren a los 62 años, cuando la esperanza de vida de un japonés es de 80 años o más en la actualidad. Lo preocupante es que en la lista hay bastantes artistas que murieron cuando tenían entre 30 y 40 años.
Suite à la mort d'Akira Toriyama j'ai chercher à savoir si les mangakas mourraient réellement plus jeune que le reste des japonais.
l'info n'est pas trouvable en français ni anglais, mais en cherchant bien je suis tomber par chance sur un blog japonais qui faisais une liste . pic.twitter.com/JF0uDYrwh7— Niho Ame - Sang noir 1 dispo (@niho_ame) March 10, 2024
Debido en parte a la cultura japonesa, raramente se habla de los padecimientos de los mangakas de forma pública. Todo se mantiene en secreto y, por lo regular, las editoras y distribuidoras sólo comunican el retraso de las siguientes publicaciones o capítulos. Posteriormente, los mangakas ofrecen disculpas ante sus fans por el retraso, pero nunca profundizan en sus problemas de salud.
Hasta hace unos días, no se sabía que Akira Toriyama estaba enfermo desde 2022. El creador de Goku y más icónicos personajes falleció a los 68 años por un hematoma subdural agudo. Gracias a sus amigos cercanos, supimos que el célebre dibujante luchaba contra un tumor cerebral que, al final, le arrebató la vida.
Es casi un hecho que Toriyama padeció lo peor de la industria antes y después de alcanzar la fama mundial gracias a Dragon Ball. Es inevitable sentir su muerte como algo prematuro. Llegó en un momento muy importante para la comunidad: las celebraciones por el 40.° aniversario de la franquicia y el futuro lanzamiento de Dragon Ball Daima.
El complicado panorama para los mangakas
Para muchos fans, ser mangaka es un trabajo de ensueño. Es casi como ser una estrella de rock con un séquito de fans leales; sin embargo, nada está más lejos de la realidad. La labor del mangaka es dura. Por un lado, está muy idealizada. En ocasiones, esto impide ver ese terrible problema de fondo que ha afectado a los artistas por décadas. Al mismo tiempo, su trabajo es menospreciado por ciertos sectores de la sociedad, que no ven el valor y la importancia que este tipo de obras tienen para muchos.
Alguien que inicia en la industria se tiene que enfrentar a la falta de oportunidades, a contratos abusivos o a la falta de presupuesto para comenzar una carrera, lo que implica dibujar y, además, tener un trabajo extra. A esto se suman las exigencias de la cultura laboral japonesa y la falta de legislaciones para controlar las horas excesivas de trabajo. Todo esto genera una bola de nieve que se traduce en falta de sueño, jornadas demasiado extensas de trabajo y, por supuesto, problemas de salud.
Los mismos mangakas han intentado crear conciencia sobre este problema. Algunos han dado consejos a los aspirantes a artistas, mientras que otros han hecho cambios y ajustes a su forma de trabajo para evitar caer en ese ciclo del que hemos hablado.
"Dormir es muy importante. Todo el mundo duerme lo suficiente. Muchos dibujantes de manga mueren jóvenes y es porque no duermen. Tus mejores ideas vendrán cuando duermas. Por favor, que todo el mundo duerma", comentó un día Junji Ito, célebre mangaka de horror.
La cuestión es que la solución a esta problemática no sólo depende de los artistas. Las editoriales, los distribuidores y, por supuesto, los fans, también pueden poner su grano de arena para que la industria cambie y deje de acabar con sus creativos. Así que vale la pena pensar en todo esto la próxima vez que disfrutemos un gran manga o un buen capítulo de anime.