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Testeo y permanencia: cómo es la estrategia norteamericana para reducir el impacto de un brote en los aulas y que los chicos no pierdan clases

Escritorios socialmente distanciados, debido a la pandemia de coronavirus, en el primer día de clases en la Escuela Primaria Newfield el 31 de agosto de 2020 en Stamford, Connecticut
Escritorios socialmente distanciados, debido a la pandemia de coronavirus, en el primer día de clases en la Escuela Primaria Newfield el 31 de agosto de 2020 en Stamford, Connecticut

NUEVA YORK.- Cuando el 3 de agosto pasado reabrieron las escuelas de la localidad de Marietta, Georgia, la contagiosa variante delta estaba arrasando el sur de Estados Unidos, y los chicos no se salvaron de su avance. Menos de tres semanas después, el 20 de agosto, 51 alumnos de la pequeña escuela de la localidad habían dado positivo de coronavirus, y otros 1000 entraban en la categoría de “contacto estrecho” y tuvieron que hacer cuarentena en sus casas durante 7 a 10 días.

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Cada vez son más los distritos escolares de Estados Unidos que optan por testear a los alumnos para que puedan quedarse en las aulas y así no generar disrupciones en las vidas de sus padres. Ese abordaje, a veces conocido como “testeo y permanencia”, implica un alto grado de recursos y permite que los alumnos que se expusieron al virus permanezcan en la escuela siempre y cuando se sigan testeando –algo que suele hacer la propia escuela–, y cumplan con otros protocolos de precaución.

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Los expertos coinciden en que los niños infectados con el virus deberían permanecer aislados en sus casas, pero el gran dilema sigue siendo qué hacer con sus compañeros de clase.

Permitir que los chicos que estuvieron expuestos al contagio sigan en la escuela plantea un posible riesgo de transmisión, y los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC), dicen que “no hay suficiente evidencia” en apoyo de este nuevo enfoque. Por el contrario, estos organismos recomiendan que los contactos estrechos que no están totalmente vacunados hagan cuarentena durante hasta 14 días. (Según los lineamientos de esa misma autoridad sanitaria, los contactos estrechos ya vacunados pueden permanecer en las aulas siempre y cuando no tengan síntomas y usen barbijo.)

“Por el momento no recomendamos ni adherimos al programa de testeo y permanencia en las aulas”, dijeron desde los CDC a través de un comunicado. “Sin embargo, estamos trabajando con numerosas jurisdicciones que han elegido ese abordaje para recolectar más información al respecto.”

Los lineamientos de los CDC indican que en algunos casos –especialmente en aulas donde los chicos no están vacunados, no usan barbijo o no cumplen con el distanciamiento social–, un solo caso positivo de Covid puede obligar a más de una docena de alumnos a quedarse en sus casas y perder días de clase. Los lineamientos escolares de la Ciudad de Nueva York son más exigentes todavía, y estipulan que todos los alumnos no vacunados deben hacer entre 7 y 10 días de cuarentena si uno de sus compañeros de aula contrajo el virus.

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Contagios

El año lectivo en Estados Unidos recién arrancó y en algunos distritos de Florida, Luisiana, Missouri y otros estados donde el Covid sigue golpeando con fuerza, ya han tenido que poner en cuarentena a cientos o miles de alumnos. En el estado de Mississippi, por ejemplo, hace apenas una semana había casi 30.000 chicos en cuarentena.

Un nuevo estudio publicado la semana pasada en la revista científica The Lancet sugiere que el enfoque de “testeo y permanencia” puede ser seguro. El ensayo controlado aleatorizado se realizó en más de 150 escuelas de Gran Bretaña y reveló que el índice de casos en las escuelas que permitían que los contactos estrechos de alumnos o personal infectado sigan asistiendo a clase con testeos diarios no era significativamente mayor que en las escuelas donde los mandaban a hacer cuarentena a sus casas.

Según la investigación, solo alrededor de un 2% de los contactos estrechos escolares finalmente dio positivo, o sea que por cada alumno que da positivo la escuela está dejando fuera del aula a 49 alumnos no infectados.

“Cuando enmarcamos eso en el contexto más amplio de la sociedad en su conjunto, vemos que se está castigando fuertemente a los chicos”, dice la doctora Bernadette Young, experta en enfermedades infectocontagiosas de la Universidad de Oxford y autora principal del estudio.

Hace unos meses, Reino Unido anunció que los niños identificados como contactos estrechos ya no tenían que hacer cuarentena, aunque alentaba a los padres a hacerlos hisopar.

Pregunta

Y ahora que en el hemisferio norte empieza el tercer ciclo lectivo marcado por la pandemia, muchos dicen que ya es tiempo de encarar las cosas de otra manera.

“La pregunta es cómo hacer que los chicos sanos vayan a clase y que los enfermos se queden en su casa”, dice Isaac Seevers, inspector del distrito escolar de Lebanon, Ohio, donde el programa de “testeo y permanencia”. está a punto de comenzar. “Y este programa despierta mucho optimismo, porque cambia el panorama y nos prepara para convivir con el virus de ahora en más.”

Los programas de “testeo y permanencia” son más viables cuando van acompañados de otras medidas de seguridad, incluido el uso de barbijo en las aulas, según los expertos. En las escuelas de Utah, por ejemplo, donde el pasado año lectivo el uso de tapabocas era obligatorio, ahora eliminó esa exigencia, y algunos distritos escolares incluso decidieron no testear a ningún contacto estrecho, salvo que se supere el umbral de contagios de lo que se considera un foco de casos.

Pero para fortalecer la presencialidad escolar, “es fundamental testear más”, dice el doctor Adam Hersh, experto en infectocontagiosas de la Universidad de Utah y autor de un estudio sobre el programa de “testeo y permanencia” que se aplica desde hace un tiempo en ese estado norteamericano.

A principios de este año, 13 escuelas de ese distrito aplicaron un protocolo diario de “testeo y permanencia”. Las escuelas chicas con más de 15 casos o las grandes con más del 1% de tasa de contagios podían volver a la virtualidad o realizar testeos masivos. Los alumnos que daban negativo podían volver a las aulas, mientras que los casos positivos o los hijos de familias que no autorizaron el testeo debían quedarse en sus casas y tomar clases virtuales.

El estudio conducido por Hersh reveló que apenas un 0,7% de los 13.809 contactos estrechos hisopados dieron positivo.

“A partir de esos resultados, ahora podemos decir con confianza que sostener la presencialidad en esas escuelas fue la decisión correcta”

Sumando todos los alumnos que pudieron permanecer en las aulas gracias a esos testeos, el programa aplicado en Utah salvó más de 100.000 días de clases presenciales.

“El programa entraña desafíos logísticos”, advierte Hersh. “Pero en la medida en que podamos dejar de preocuparnos por los contactos estrechos, estaremos generando entornos educativos presenciales más seguros y sustentables.”

(Traducción de Jaime Arrambide)