La trampa de la incredibilidad, vigente aquí y ahora
El marido que engañó y fue descubierto está bajo la atenta supervisión de su esposa (el teorema es simétrico, aquí desarrollo la versión masculina). Su conducta presente es impecable pero, como la pasada no lo fue, soporta los costos sin recibir los beneficios. Entonces piensa: ¿para qué me sigo portando bien si igual no consigo lo que quiero?, y lo peor es que ¡la esposa sabe que lo está pensando! La persona –o el Gobierno- que enfrenta problemas de falta de credibilidad tiene que ser el triple de “ortodoxa” para que, en el mejor de los casos, le crean la mitad. Con frecuencia esto es demasiado.
Esta es la denominada trampa de la incredibilidad que le escuché al economista lituano, migrado a Israel, Nissan Liviatan. Y, como si esto fuera poco, los medios de comunicación analizan la evolución económica minuto a minuto con lógica periodística; es decir, con absoluta impaciencia con respecto a la aparición de resultados y enormes sesgos en función de los datos disponibles de manera inmediata. No los critico; los describo.
El ministro de Economía que se distrae lamentando lo que le toca vivir, indignándose con quienes pensaba que lo iban a apoyar y lo critican, y enfureciéndose con lo que escucha en radio o TV, está utilizando muy mal sus energías físicas y psíquicas, siempre muy limitadas frente a los enormes desafíos que tiene que enfrentar.
En las actuales circunstancias tiene que elegir pocas acciones, cuantitativamente importantes, que puedan ser implementadas y que, para generar resultados, no demanden ningún “shock de confianza”, o piense que lo logrará, a través de ellas. Dichas acciones no son espectaculares, pero funcionan… con el tiempo. Ejemplo de espectacularidad: el congelamiento de los precios; ejemplo de no espectacularidad: el “orden” fiscal.
Ni Churchill, ni De Gaulle, ni Frondizi pensaban en “la Historia” cuando ejercieron importantes cargos ejecutivos. Focalizaron su accionar en los desafíos que tenían por delante, y enfrentaron grandes riesgos. Los tres, discutidos en su momento, hoy forman parte de la Historia.
Algunos argentinos están hoy preocupados porque si a Sergio Tomás Massa esto “le sale bien”, podría convertirse en el candidato del oficialismo en las elecciones presidenciales de 2023. ¡Ojalá éste sea el problema que haya que enfrentar a comienzos del año próximo!, les digo a los preocupados.