Yahoo Finanzas Zumosol se hizo de oro explotando el dicho de "no todos los héroes llevan capa"
Cuando Tomás Pascual Sanz y sus hermanos se hicieron cargo de una cooperativa lechera en quiebra de Burgos poco imaginaban que su empresa se acabaría convirtiendo en el imperio lácteo más importante de España.
El grupo Pascual consiguió abrirse camino gracias a innovaciones como la uperización de la leche y el envasado en tetra-brik. En 1986, decididos a ampliar su catálogo de productos, decidieron entrar en el negocio del zumo y nació Zumisol. Cinco años después, un sutil cambio de nombre -de Zumisol a Zumosol- y una providencial ocurrencia publicitaria dieron lugar a uno de los éxitos comerciales más arrolladores de la historia publicitaria de España: había nacido “el primo de Zumosol”.
Corría el año 1991 cuando Sergio Medialdea se presentó a un casting en el que pedían “tipos fuertes” sin sospechar que ese papel estaba a punto de cambiarle la vida. Se trataba de un anuncio en el que un fornido joven aparecía como tabla de salvación de un niño que sufría bullying.
A lo largo de los 90 el spot tuvo varias versiones, todas ellas con el mismo argumento, y el “primo de Zumosol” se convirtió en un héroe del imaginario español que todo el mundo recuerda treinta años después.
El éxito publicitario vino acompañado de un notorio éxito comercial: la ocurrencia del primo supuso un estallido de ventas que convirtió a Zumosol en la marca líder de los años 90 y 2000. La empresa, por supuesto, continuó explotando esta figura mientras pudo.
Pero los días de gloria llegaron a su fin: las nuevas directrices en torno a las bebidas azucaradas y el cambio de conciencia social en materia de salud dejaron a los zumos heridos de muerte y la empresa cayó en picado. Esta tendencia no solo afectó a Zumosol: las ventas de zumo han descendido para todas las marcas, pero solo una nos ha legado un personaje mítico capaz de sobrevivir en nuestra memoria junto a celebridades como “el mayordomo de Tenn” o “el calvo de la Lotería”.
