Aniversario del Rincón Gaucho: lo que vivimos y recordamos en estos 25 años

Con el artículo de F. Gómez Romero “El caballo criollo, parte esencial de la tradición”, publicado en LA NACION el sábado 20 de diciembre de 1997 se inició la sección “Rincón Gaucho”: ya han transcurrido veinticinco años, con unos 1300 artículos, que mantuvieron viva la tradición del campo argentino con el gaucho como figura principal.

Estos artículos, escritos por 205 colaboradores que han desarrollado una cantidad amplia y variada de temas, forman un rico compendio sobre nuestras costumbres camperas.

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En la materia tratada podremos encontrar una gran diversidad de temas, por ejemplo si se toma dentro de la indumentaria el poncho recordamos: “El poncho como símbolo de cobijo”, de Analía Testa; “Larga vida para el poncho y el chiripá”, de Elisa Ulloa; “Historia de ponchos y colores” por Ruth Corcuera; “El poncho, pilcha gaucha con diversos orígenes” de Martha Salas; “Pampa o arribeño, el poncho se hizo indispensable” por Raúl Finucci; “El poncho está de regreso” de Matteo Goretti; y “El poncho del cacique Rozas que conservaba Lucio V. Mansilla” por Roberto L. Elissalde.

De la misma manera si tratamos el tema mate encontramos: “Los detractores del mate” y “Materos devotos que enriquecen la tradición” por Fernando Sánchez Zinny; “Un nombre asociado a la historia del mate”, “La magia del mate no tiene fronteras”, “Consejos para el arte de cebar mate” y “Los mates, recipientes para una tradición” de Oche Califa; “Momentos de mate, coplas y milongas” de Elisa Ulloa: “Tardes de mate y de tortas fritas” de Carlos Moncaut; “Será entronizado el Santo del Mate” por Virgina Carreño; “Un mate alusivo al Bicentenario del país” de Analía Testa; “La batalla que el mate le ganó a sus detractores” y “El mate, un emblema de adhesión popular” de Astor Fernandez Araoz; “El mate, símbolo de identidad nacional” de Martha Salas; “Mates, espuelas y estribos de plata en el arte de Cándido Silva” por Roberto L. Elissalde; y “El rancho y el mate, imprescindibles en la vida del gaucho” de Gloria Martínez.

Así, podríamos continuar con cada tema tratado; el caballo criollo, Martín Fierro, Estancias, biografías, bibliografías, jineteadas, doma, aperos, carruajes, flora, fauna, etc Además, en 2004 se publicó una Antología del Rincón Gaucho.

Fue el comodoro Juan José Güiraldes quien convocó a aquel grupo inicial; quien sabe cuánto tiempo hacía que lo pensaba, y fue madurando en conversaciones individuales o en amenas tertulias, como calentando despacito el agua para el mate junto al fogón. Quería difundir la tradición, que no consistía, a su elevado criterio en recordar con un aire melancólico el pasado sino saberlo trasmitir, enraizar esa esencia a las nuevas generaciones.

Un cuarto de siglo nos pasó volando, a muchos de los que escribimos desde los comienzos, y cada vez más rápido corre el tiempo, pero el Rincón Gaucho, silenciosamente supo ocupar un lugar en el suplemento de los sábados; es como un corazón en el que la sístole del placer y la diástole del dolor se reflejan en historias de quienes hicieron esta Patria.

Esta Patria que como decía Octavio R. Amadeo cuando en sus Vidas Argentinas, imaginaba la marcha de las generaciones con cien millones de argentinos: “Y van los gauchos, la carne de cañón, los que marcaron con sus huesos todas las rutas militares de la república, para conquistar la independencia, la libertad y el orden, para contener el indio y ocupar el desierto; las glebas dolientes de los gauchos que vivieron olvidados y se fueron en silencio. Van todos los que sembraron la tierra y refinaron los ganado, los que nos dieron el ejemplo y nos hicieron mejores” y podemos repetir con él: “obreros ilustres y desconocidos de nuestra grandeza”.

El “Rincón Gaucho” ha logrado ese reconocimiento en un cuarto de siglo a mujeres y hombres con nombre propio o desconocido, todos sus trabajos son una enciclopedia de nuestro campo, y su nombre es una señal vigilante, como esa estrella que guiaba en la noche al resero o al viajante en medio de la pampa, del valle o de la montaña.

Dado el tiempo transcurrido muchos de estos colaboradores que aportaron su rica experiencia, conocimientos y vivencias ya no están entre nosotros, es por ello, que resulta oportuno recordar la huella que dejaron en este espacio tradicional.