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La apuesta de que apostar puede cambiar al mundo

Un asistente a Manifest, una conferencia sobre “mercados de predicciones”, plataformas en línea donde los usuarios pueden apostar sobre acontecimientos futuros, en Berkeley, California, el 22 de septiembre de 2023. (Jason Henry/The New York Times)
Un asistente a Manifest, una conferencia sobre “mercados de predicciones”, plataformas en línea donde los usuarios pueden apostar sobre acontecimientos futuros, en Berkeley, California, el 22 de septiembre de 2023. (Jason Henry/The New York Times)

Nunca antes había asistido a una conferencia empresarial en la que hubiera un 28 por ciento de posibilidades de orgía.

Pero esas eran las probabilidades oficiales de orgía cuando llegué a Manifest, una autodenominada “reunión de cerebritos de los pronósticos” que la empresa emergente Manifold Markets organizó el mes pasado en Berkeley, California.

Para el segundo día de la conferencia, las probabilidades habían aumentado a un 47 por ciento. Y el tercer día, alcanzaron el 100 por ciento, porque, de hecho, hubo una orgía (no, a mí no me invitaron).

Esta extraña mezcla de datos y desenfreno —una combinación perfecta entre las olimpiadas de matemáticas y el festival ‘Burning Man’— fue la atmósfera predominante en Manifest, evento que se celebró en un hotel reconvertido y al que asistieron unos 250 trabajadores del sector tecnológico, blogueros, economistas, estudiantes y expertos de todo tipo.

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Estaban ahí para celebrar los mercados de predicciones, las plataformas en línea donde los usuarios pueden apostar sobre acontecimientos futuros; todo desde “¿Ucrania recuperará el control de Crimea antes de que termine el año 2024?” hasta “¿Elon Musk y Mark Zuckerberg lucharán cuerpo a cuerpo en 2023?”.

En Manifold Markets, los usuarios pueden crear un mercado sobre cualquier tema e invitar a otros usuarios a que hagan sus apuestas. Los ganadores obtienen el derecho a presumir y unidades de Mana, la moneda de juego de la empresa, que pueden convertir en donaciones de beneficencia o utilizar en otras apuestas.

Una sesión de “encuestas picantes en directo” incluye un concurso de lagartijas, en Manifest, una conferencia sobre “mercados de predicciones”, plataformas en línea donde los usuarios pueden apostar sobre acontecimientos futuros, en Berkeley, California, el 22 de septiembre de 2023. (Jason Henry/The New York Times)
Una sesión de “encuestas picantes en directo” incluye un concurso de lagartijas, en Manifest, una conferencia sobre “mercados de predicciones”, plataformas en línea donde los usuarios pueden apostar sobre acontecimientos futuros, en Berkeley, California, el 22 de septiembre de 2023. (Jason Henry/The New York Times)

Los mercados de predicciones no son una idea nueva, como tampoco lo es la esperanza de que las apuestas produzcan información útil. Las apuestas sobre elecciones y otros acontecimientos políticos fueron habituales en Estados Unidos durante el siglo XIX y principios del XX. Y en los países donde las apuestas políticas siguen siendo legales, las probabilidades se citan a menudo junto con los sondeos y las encuestas como un dato significativo.

Pero en años recientes, los mercados de predicciones atrajeron la atención de varios empiristas de Silicon Valley que creen que podemos arreglar muchos de los males que aquejan a la sociedad apostando por nuestro futuro del mismo modo en que apostamos por acciones o juegos deportivos.

Estas personas creen que el mundo está lleno de información errónea: noticias tendenciosas, opinión pública desfasada, teorías conspirativas disparatadas. Gran parte de esta información la difunden personas que no tienen nada que ver con el asunto (o peor, que tienen incentivos para mentir). Y mucha gente ha perdido la fe en los expertos y las instituciones, como el gobierno y los medios de comunicación, que antes servían de árbitros de confianza.

Creen que estos mercados ofrecen una mejor manera de buscar la verdad y que hay que recompensar a quienes son buenos para hacer pronósticos al permitirles ganar dinero a costa de los que no lo son, al tiempo que se establecen los hechos de forma imparcial.

El año pasado, escuché a investigadores de inteligencia artificial hacer apuestas sobre el año en que tendríamos la inteligencia artificial general o fuerte — IAF, una computadora que puede hacer todo lo que un humano puede hacer— y hacer apuestas paralelas sobre, por ejemplo, cuándo ganará una IA un Premio Nobel o si una película generada por IA será nominada a un Oscar.

También han aparecido mercados de predicciones en torno a grandes acontecimientos mundiales, como la guerra en Ucrania. Y en campos como el capital de riesgo y la previsión económica, los cazadores de tendencias han empezado a fijarse en los mercados de predicción en busca de señales del futuro.

Una vieja idea, revivida por racionalistas

La idea básica de Manifold Markets y plataformas similares, como Kalshi y Polymarket, es la siguiente: los mercados agregan información. Cuanta más información agregan, más precisos tienden a ser. Y si suficientes personas hacen suficientes apuestas, con suficiente información detrás de ellas, los mercados pueden decir algo útil sobre el futuro.

Ciertas investigaciones también han demostrado que los mercados de apuestas sobre los resultados de las elecciones pueden ser más exactos que las encuestas (aunque sus resultados recientes han sido más desiguales).

Pero ¿qué tan capaces serían los mercados de predecir otras cosas? Por ejemplo, ¿se podría saber si la próxima gira de Taylor Swift venderá más entradas que la anterior no preguntando la opinión de expertos musicales o promotores de conciertos, sino abriendo un mercado que permitiera opinar a todo el mundo: fanáticos, otros músicos, fondos especulativos, incluso la propia Swift? ¿Y ese mercado se volvería más preciso con el tiempo a medida que llegara nueva información?

En otras palabras, si pudiéramos hacer apuestas sobre todo, ¿tendríamos una visión del futuro más basada en la verdad?

Esta pregunta comenzó a plantearse en la década de 1990 entre economistas que se preguntaban si el internet (que permite que los mercados surjan en un instante y atraigan a participantes de todo el mundo) podría dar vida a la idea de mercados de predicciones universales y en tiempo real.

Los primeros mercados de predicciones en línea, como Intrade y NewsFutures, tuvieron cierto éxito al permitir que los usuarios apostaran sobre elecciones, partidos deportivos, espectáculos y otros acontecimientos. Pero la mayoría cerraron o se vieron obligados a dejar de aceptar apuestas con dinero real por las leyes contra el juego, que prohíben la mayoría de las apuestas en línea.

Sin embargo, en años recientes, los racionalistas, un movimiento de personas obsesionadas con la información cerebral que se ha convertido en una fuerza cultural en Silicon Valley, retomaron la idea. Muchos racionalistas destacados son adeptos a los mercados de predicciones y han animado a otros racionalistas a utilizarlos para poner a prueba sus propios puntos de vista.

“Los precios de los mercados de predicciones son el medio por el que una civilización de alto funcionamiento sabe lo que sabe”, afirmó Eliezer Yudkowsky, investigador de seguridad de inteligencia artificial y conocido racionalista, que asistió a Manifest con un brillante sombrero dorado.

Dinero falso, información real

En opinión de los racionalistas, los mercados de predicciones son una parte esencial de un ecosistema cívico sano y un control necesario sobre los expertos y las autoridades dominantes.

Creen que los mercados de predicciones funcionan porque aprovechan la sabiduría de las multitudes y filtran el ruido y el sesgo al reducir los debates polémicos a simples preguntas de sí o no. Los buenos pronosticadores ganan más apuestas con el tiempo, mientras que los malos pierden dinero e influencia. Y todos aprenden al ver cómo se mueven los precios en tiempo real, a medida que se añade más información al mercado.

Algunos incluso creen que los mercados de predicciones podrían mantener a raya a los extremistas, así como a los teóricos de la conspiración, al elevar las apuestas de las opiniones extremistas. Los creyentes de QAnon que insisten en que los demócratas extraen la sangre de los niños tal vez no estén dispuestos a apostar el alquiler del próximo mes a que es así, lo que demostraría, a cualquiera que los viera, que no hablan tan en serio.

“Vivimos en un mundo tan delirante, lleno de cosas que la gente aplaude”, dijo Yudkowsky. “Y, mira, si tuvieran que apostar dinero, se echarían atrás de inmediato”.

En la utopía donde gobiernan las apuestas tal como la imaginan los racionalistas, los expertos se clasificarían en función de la exactitud de sus pronósticos y solo nos fijaríamos en los más acertados. Las empresas seguirían los mercados de predicciones para saber qué productos fabricar o de qué competidores preocuparse. Los gobiernos se basarían en estos mercados y no en encuestas o grupos de cabildeo para decidir qué políticas promulgar. Y los opositores con opiniones impopulares (pero correctas) podrían ganar mucho dinero apostando contra el pronóstico.

Claro está que este futuro presenta enormes obstáculos. Los mercados de predicciones no funcionan bien si poca gente los utiliza o si todos los participantes tienen la misma información sobre algún tema (por ejemplo, no se aprendería mucho del mercado de predicción en torno a la pregunta: “¿Saldrá el sol mañana?”). No funcionan para preguntas más subjetivas o difíciles de medir: por ejemplo, ¿quién decide si una inteligencia artificial ha superado la inteligencia humana?

Los expertos han planteado otros problemas con los mercados de predicciones que impliquen dinero real: que podrían permitir a los ricos distorsionar la opinión pública con apuestas de enormes sumas de dinero a sus resultados preferidos, que pueden fomentar comportamientos ilegales o inmorales o que el uso de información privilegiada podría estropearlos.

Pero los aficionados creen que, si se superaran estos problemas, estos mercados podrían aportar lógica y rigor intelectual a un mundo que lo necesita con urgencia, así como los vendedores en corto de Wall Street creen que su capacidad para apostar contra las acciones de una empresa supone un control necesario para la mala gestión empresarial.

El renacimiento racionalista ha dado alas a empresas emergentes como Manifold Markets, financiada inicialmente por un programa de subvenciones dirigido por Astral Codex Ten, un blog racionalista que promueve los mercados de predicciones (también recibió 1 millón de dólares del FTX Future Fund, el ramo filantrópico de la bolsa de criptomonedas en quiebra cuyo fundador, Sam Bankman-Fried, es fanático de los mercados de predicciones).

La mayoría de los mercados de predicciones siguen siendo minúsculos, en comparación con los estándares bursátiles (Manifold Markets afirma tener unos 43.000 usuarios). Pero sus defensores dicen que siguen siendo lo bastante buenos como para ser útiles.

Austin Chen, de 28 años, cofundador de Manifold Markets, me dijo que, aunque la empresa utilizaba dinero falso, sus mercados de predicciones estaban bien calibrados; es decir que cuando los usuarios del sitio predicen un 70 por ciento de probabilidades de que ocurra algo, en realidad ocurre aproximadamente el 70 por ciento de las veces.

Chen tiene una fe ciega en los mercados de predicciones (incluso creó uno antes de pedirle matrimonio a su mujer). Y dijo que, aunque los mercados individuales podían equivocarse, creía que los mercados de predicciones, en conjunto, eran buenas fuentes de sabiduría.

Lo que no son, al menos en lo que respecta al dinero real, es legales. Este año, la Comisión de Negociación de Futuros de Productos Básicos de Estados Unidos rechazó una propuesta de la empresa emergente de mercados de predicciones Kalshi para permitir a sus usuarios apostar sobre qué partido controlaría el Congreso, con el argumento de que permitir a los usuarios apostar sobre las elecciones sería “contrario al interés público”. Esa agencia también le impuso una multa de 1,4 millones de dólares el año pasado a Polymarket, una plataforma de predicciones basada en criptomonedas, por ofrecer operaciones de opciones no registradas.

Mercados que se crean por diversión

Durante dos días, los asistentes a Manifest (en su mayoría hombres de entre 20 y 30 años, que parecían conocerse de X, antes conocida como Twitter) se congregaron en salones y en un patio bañado de sol para escuchar a ponentes como Nate Silver, fundador del sitio web de predicciones FiveThirtyEight, y Robin Hanson, economista de la Universidad George Mason considerado por algunos el padrino de los mercados de predicciones.

Aella, investigadora y escritora de sexo racionalista, guio a los asistentes en una sesión de “encuestas picantes en directo” donde los participantes debían clasificarse según detalles personales íntimos (por ejemplo, cuántas drogas psicodélicas habían tomado o cuán poliamorosos eran).

Organizar una conferencia de este modo tiene sus inconvenientes, ni qué decir de una sociedad. Pero en Manifest, donde el dinero era falso y el ambiente eufórico, a nadie le apetecía cubrirse las espaldas.

“Paso en Manifold el tiempo que antes pasaba en Twitter”, dijo Joshua Fleming, de 28 años, ingeniero civil de San Diego. “Es como una manera más divertida de seguir las noticias”.

Fleming calcula que hace decenas de apuestas a la semana, sobre temas como política y juegos. Le gusta ganar Mana, que luego puede donar a obras benéficas. Pero sobre todo, dice, le gusta que le den la razón.

“Tiene un aspecto competitivo. Me siento bien cuando gano”, afirmó.

c.2023 The New York Times Company