La austeridad se impone en la cumbre europea sobre presupuesto

Los dirigentes de la Unión Europea (UE) afinaban los últimos detalles del acuerdo sobre el presupuesto para los próximos siete años, marcado por la austeridad que impulsan los países más ricos del bloque, liderados por el Reino Unido y Alemania.

La nueva propuesta establece un techo de gasto de 960.000 millones de euros, un 3% menos que el marco anterior (2007-2013), algo que sería inédito desde que en 1988 se aprobó el primer presupuesto plurianual de la UE.

Tras cerca de 24 horas de maratonianas negociaciones iniciadas el jueves, los jefes de Estado y de Gobierno de la UE evaluaban los detalles de la propuesta del presidente del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy, que prevé recortes adicionales de más de 13.000 millones de euros en relación a su anterior proyecto rechazado en noviembre.

Pero hasta Francia, líder del grupo que se resistía a perder las ayudas europeas, parecía dispuesta a aceptarla tras una intensa noche de reuniones. "Es un compromiso, no es fabuloso, pero es aceptable", anunció una fuente francesa después de que los líderes interrumpieran su sesión plenaria para descansar un rato, aunque advirtió de que aún quedaban flecos pendientes.

Reino Unido encabezó el bloque de los que pedían más tijera, aduciendo que la misma austeridad que se les exige a los gobiernos en tiempos de crisis se debe aplicar en el bloque. "La UE no debe ser inmune a las presiones que tenemos para reducir el gasto", advirtió el primer ministro británico, David Cameron.

Las divisiones son claras: de un lado están los contribuyentes netos que quieren gastar menos (Reino Unido, Dinamarca, Suecia, Alemania, Austria, Holanda y Finlandia), y de otro, los amigos de la cohesión, liderados por Francia e Italia, que alegan que el presupuesto ayudará a compensar los recortes que se les exigen en los presupuestos nacionales y servirán para reactivar el crecimiento en esta época de crisis.

Italia, alineada con Francia y España en defensa de las ayudas a la agricultura (PAC) y los fondos de cohesión, amenazó inicialmente con vetar cualquier acuerdo que no respetara sus líneas rojas, pero este viernes parecía también dispuesta a plegarse al consenso.

Van Rompuy hizo malabarismos para tratar de dejar a todos contentos y dar por un lado lo que se perdía de otro. Como dijo un diplomático, la idea es que todos regresen a sus países "lo menos insatisfechos posible".

Londres mantiene intacto el 'cheque británico', la compensación que Reino Unido recibe de sus socios de la UE desde 1984 por no beneficiarse de la PAC.

El primer ministro británico, David Cameron, acudió a la cumbre en una situación incómoda, apenas dos semanas después de haber anunciado la celebración de un referéndum sobre la permanencia del Reino Unido en la UE antes del final de 2017, pero no cedió en sus exigencias.

De ser aprobada la propuesta, España recibirá en total cerca de 1.000 millones menos que en el plan de noviembre en ayuda a las comunidades autónomas, pero mantendría su ayuda de 500 millones de euros en el marco de la PAC.

No obstante, debería compensar esa pérdida con la parte que le toque de la nueva iniciativa para luchar contra el desempleo juvenil, globalmente de 6.000 millones de euros, al ser uno de los países más afectados por el paro.

A pesar de ser la cuarta economía del bloque, España debería seguir así formando parte de los receptores netos (que reciben más de lo que aportan).

Según el borrador, los nuevos recortes se concentran en particular en infraestructura, I+D e innovación. Sin embargo, los gastos de administración apenas sufrirán recortes de 1.000 millones de euros.

A grandes rasgos, Van Rompuy logró convencer a todos negociando sobre los compromisos de gasto, no del gasto real, que es lo que realmente tendrán luego que desembolsar los países de la UE.

Pero incluso en caso de que los 27 alcancen un acuerdo -que debe ser aprobado por unanimidad-, éste tendrá que ser sancionado por el Parlamento Europeo. "Se requiere mi firma para la adopción definitiva del presupuesto, no puedo aceptar y no aceptaré lo que equivale a un presupuesto deficitario", advirtió su presidente, Martin Schulz.