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Cristina Kirchner hizo escalar la inestabilidad en el Gobierno y Alberto Fernández se llamó a silencio antes de definir el rumbo

Cristina Kirchner
Hernán Zenteno

La crisis inédita entre Alberto Fernández y Cristina Kirchner llegó a un punto de difícil retorno. Una carta abierta y explosiva de la vicepresidenta puso en jaque al Presidente e hizo escalar aún más la inestabilidad política al interior del Gobierno. Sin encauzar su gabinete tras la catarata de renuncias de los funcionarios kirchneristas y lejos de lograr la paz en el Frente de Todos, el Presidente se refugió nuevamente con sus colaboradores fieles sin un rumbo claro a seguir.

Tras una versión surgida en la Casa Rosada sobre la confirmación de la salida del ministro del Interior, Eduardo De Pedro -el funcionario más importante del kirchnerismo en el gabinete de Fernández- la vicepresidenta reaccionó con una carta de altísimo voltaje político. Fue la más directa y cruda de todas las misivas que había difundido hasta ahora.

Cristina reveló que tras la derrota electoral pidió la salida del jefe de Gabinete, Santiago Cafiero, y que antes de los comicios le advirtió muchas veces a Fernández que consideraba errado el rumbo de su gestión. Dijo que mantuvo 19 reuniones con el Presidente en Olivos en lo que va del año y que “en las primeras 18” le remarcó “la falta de efectividad en distintas áreas de gobierno” para dar respuesta a la crisis económica.

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“Le señalé que creía que se estaba llevando a cabo una política de ajuste fiscal equivocada que estaba impactando negativamente en la actividad económica y, por lo tanto, en el conjunto de la sociedad y que, indudablemente, esto iba a tener consecuencias electorales”, escribió la vicepresidenta.

“En la provincia de Buenos Aires, termómetro inexcusable de la temperatura social y económica de nuestro país, el domingo pasado nos abandonaron 440.172 votos de aquellos que obtuvo Unidad Ciudadana en el año 2017”, agregó Cristina en alusión a los comicios en los que se presentó sola, sin una alianza con el PJ.

En Casa Rosada se quedaron sin capacidad de reacción y atónitos por la nueva embestida de la jefa del kirchnerismo, que dio por desterrada la tregua que había asomado en la noche del miércoles. “Silencio y reflexión” , se limitaron a decir cerca de Fernández. No se descarta que el jefe de Estado emita una respuesta meditada el viernes.

Uno de los funcionarios que estuvo con Fernández en Olivos apuntó a LA NACION: “Hoy está todo trabado. Ellos se van a tener que sentar a hablar para negociar algún esquema para ordenar esto y quizás sean necesarios tender puentes previos por debajo para allanar ese camino”.

La escalada de Cristina

En su misiva, la vicepresidenta apuntó directamente contra Cafiero e incluso reveló que sugirió un reemplazante. Dijo que cuando perdió las elecciones de medio término, en 2009, ella le pidió la renuncia a su ministro coordinador, pero que con las PASO del último domingo “al día siguiente de semejante catástrofe política, uno escuchaba a algunos funcionarios atornillándose a los sillones y parecía que en este país no había pasado nada”.

Cristina dijo que el martes mantuvo la última reunión con Fernández en Olivos. Que allí le pidió que “relanzara” el Gobierno y que le sugirió a Juan Manzur, gobernador de Tucumán, para reemplazar a Cafiero.

Este jueves, de hecho, el Presidente -que estuvo toda la jornada en la quinta de Olivos- mantuvo una reunión con Manzur. Cerca del tucumano, sin embargo, advertían que es muy difícil que pueda dejar la gobernación de su provincia. Él enfrenta su propia crisis política con el vicegobernador, Osvaldo Jaldo, que le disputa el liderazgo del PJ y presentó su propia lista en las PASO.

“Es muy preocupante lo que está pasando. Cristina puso de rodillas al Presidente y además quemó a Manzur. ¿Qué va a decir ahora Alberto? ¿Bienvenido Juan al gabinete? Cafiero siempre le dijo al Presidente que tenía las manos libres. Él no decide si se queda o se va y mucho menos está atornillado a la silla”, dijeron a LA NACION cerca del jefe de Gabinete tras la carta de Cristina.

Antes de recibir al mandatario tucumano, Fernández se había reunido con el gobernador de San Juan, Sergio Uñac. Trascendió que le habría ofrecido un cargo, que fue rechazado.

Cafiero este jueves trabajó hasta entrada la tarde en su despacho de la Casa Rosada en el paquete de medidas económicas que tenía previsto lanzar el Gobierno para apuntalar la gestión. Cerca de las 18, el ministro coordinador se trasladó a la quinta presidencial con la intención de “dejar listas” esas medidas para que el Presidente las anuncie cuando considere oportuno.

Silencio oficial

Por lo pronto, Fernández suspendió el viaje a México que tenía previsto para este viernes al mediodía. La logística de la misión para que la Argentina asuma la presidencia de la Celac estaba lista. Pero en medio de la crisis institucional con su vice, el jefe de Estado optó por quedarse en el país.

Ayer, al igual que el miércoles, Fernández volvió a refugiarse en sus funcionarios de mayor confianza. En Olivos lo acompañaron el secretario de la Presidencia, Julio Vitobello; el secretario de Comunicación Pública, Juan Pablo Biondi; la secretaria Legal y Técnica, Vilma Ibarra; la vicejefa de gabinete, Cecilia Todesca; el secretario de Asuntos Estratégicos, Gustavo Béliz, y el ministro de Obras Públicas, Gabriel Katopodis, entre otros.

Más temprano, como una reacción por las cartas de renuncia del bloque de funcionarios kirchneristas que desató el quiebre interno en el oficialismo, Fernández había publicado en Twitter: “La gestión de gobierno seguirá desarrollándose del modo que yo estime conveniente. Para eso fui elegido”. A pesar de que no había cedido su bronca por el desplante del día anterior del ala que responde a la vicepresidenta, acotó: “Seguiré garantizando la unidad del Frente de Todos a partir del respeto que nos debemos”.

La carta de la vicepresidenta, sin embargo, redobló la apuesta y enterró nuevamente las banderas blancas entre las facciones de la coalición de gobierno.