Diaz-Balart y Cruz: Queremos que la calle frente a la embajada de Cuba se llame Oswaldo Payá Way | Opinión

El 22 de julio de 2012, el líder del Movimiento Cristiano Liberación de Cuba, Oswaldo Payá, salió de su casa con otras tres personas para ir a visitar a unos amigos.

Desde el inicio del viaje, su auto fue seguido y, en Twitter, alguien vinculado al régimen cubano tuiteó que Payá había salido de su casa y estaba en la carretera.

Cuando salieron de La Habana, un auto con placa vehicular azul “oficial” ; chocó contra la parte trasera del vehículo en el que viajaba Payá. Murieron él y Harold Cepero, un joven activista prodemocrático. Se cree que el accidente fue orquestado por el régimen castrista.

La vida y el legado de Payá son lecciones perdurables sobre la fuerza, la resiliencia y el poder de los disidentes.

Payá había sido durante mucho tiempo una espina en el costado de los Castro, incluso desde una edad temprana. Fue la única persona de su escuela que se negó a ingresar en las Juventudes Comunistas.

De adolescente, se opuso públicamente a la represión comunista de los manifestantes que luchaban por la libertad en Checoslovaquia, y fue castigado con tres años de cárcel.

Sin inmutarse, Payá fundó más tarde el Proyecto Varela, que buscaba un referendo sobre el sistema comunista cubano. Las exigencias eran sencillas: un gobierno democrático, libertad religiosa, libertad de expresión y libertad para crear empresas.

Ángel Carromero, el amigo que conducía el coche en el que murió Payá, cuenta que cuando despertó tras el accidente, el hospital estaba inundado de militares uniformados y fue saludado por un agente del régimen.

Los matones del régimen lo torturaron para que firmara unos papeles que les absolvían del asesinato de Payá.

La lucha de Payá por la libertad lo convirtió en un objetivo. El régimen lo acosó, intentó intimidarlo y lo arrestó en numerosas ocasiones.

Finalmente, consiguieron matarlo. Y es imposible pasar por alto esta cruda ironía: Payá, un hombre dedicado a la no violencia, fue asesinado por promover la libertad y la paz. El régimen esperaba que su movimiento muriera con él y que el mundo lo olvidara.

Pero el recuerdo de Payá perdurará. Es nuestro deber colectivo garantizarlo.

Hemos presentado un proyecto de ley bipartidista y bicameral para que la calle situada frente a la embajada cubana en Washington, D.C., lleve el nombre de “Oswaldo Payá Way.” Esto enviará un poderoso mensaje al pueblo cubano.

En 1984, durante la administración de Reagan, la calle frente a la embajada soviética fue rebautizada con el nombre de Andrei Sajarov, el famoso disidente soviético.

Cuando se rebautizó la calle, significaba que cada vez que un ciudadano soviético tuviera que escribir a su embajada en Washington, D.C., tenía que escribir el nombre de Sajarov. Significaba que cada vez que alguien llamaba a la embajada soviética para averiguar su domicilio, los soviéticos al teléfono tenían que decir el nombre del disidente.

Renombrar la calle frente a la embajada cubana con el nombre de Payá arrojaría luz sobre la verdad del régimen comunista.

Sería una poderosa herramienta para derribar la maquinaria de opresión en Cuba de la forma no violenta, pero decidida, que Payá defendió.

Cuando uno de nosotros, el senador Cruz, presentó este proyecto de ley en 2021, fue aprobado por el Senado, pero no se presentó en la Cámara de Representantes. Juntos, estamos presionando para que el proyecto de ley sea aprobado por ambas cámaras en el 118º Congreso en las próximas semanas.

Oswaldo Payá luchó por una Cuba libre; una Cuba construida sobre la decencia humana y la libertad individual, donde se respeten los derechos fundamentales y los ciudadanos sean escuchados, no asesinados.

Unámonos y honrémosle segurándonos de que el pueblo cubano recuerde para siempre su nombre.

Ted Cruz es senador federal de Texas. El representante Mario Díaz-Balart representa al 26º distrito electoral de la Florida en Miami-Dade.