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De cómo dos mujeres crearon el limpiaparabrisas, pero un hombre se llevó todo el reconocimiento

Mary Anderson y Charlotte Bridgwood crearon las primeras ideas que dieron forma a los limpiaparabrisas modernos. Sin embargo, no lograron comercializar su propuesta con la industria automotriz

La primera versión del limpiaparabrisas fue ideado por Mary Anderson, tras un demorado viaje por Nueva York
La primera versión del limpiaparabrisas fue ideado por Mary Anderson, tras un demorado viaje por Nueva York (ASSOCIATED PRESS)

Detrás de ese sistema que nos permite limpiar el parabrisas de nuestro auto los días lluviosos están dos mujeres: las estadounidenses Mary Anderson y Charlotte Bridgwood. Sus ideas, sin embargo, fueron poco reconocidas. Su fama quedó sepultada sobre varios nombres masculinos que les robaron el protagonismo (y también el negocio).

Anderson patentó en 1903 su dispositivo limpiador de ventanas, un brazo de madera que los conductores podrían mover cuando las condiciones meteorológicas lo hicieran necesario. Un tirador instalado al lado del volante permitía activar una barra de goma que se deslizaba por el limpiaparabrisas.

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La idea de Anderson se le ocurrió luego de un accidentado viaje en tranvía por Nueva York, cuando se dio cuenta que el conductor debía detenerse periódicamente para limpiar los cristales del vehículo. Ella, que a sus 37 años estaba dedicada al mundo empresarial, comenzó a probar con diferentes mecanismos hasta que descubrió el sistema de la barra manual de madera.

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Lo que no consiguió fue que alguna empresa fabricante de vehículos se interesara en su propuesta. La misma suerte que tuvo Bridgwood, quien en 1917 logró crear un sistema con motor que limpiaba el cristal del vehículo, tanto interna como externamente: una escobilla de goma fijaba sobre un riel en la parte superior recorría de lado a lado el área para apartar la nieve o la lluvia.

Una industria de hombres

Quizás por su vida como actriz de cine y teatro, a Bridgwood tampoco la tomaron en serio los fabricantes de vehículos pese a que logró patentar su invento. En la industria del transporte el mérito (y los grandes contratos) se lo llevó el estadounidense John R. Oishei, quien solo fue hasta 1920 cuando presentó su idea ante la oficina de registros y patentes de Estados Unidos.

Oishei sí consiguió el respaldo de la industria. Tanto, que fundó su propia empresa especializada: Trico Products Corp. y se especializó en producir escobillas, motores, brazos y sistemas de control para limpiaparabrisas. Todavía –100 años después– la compañía sigue funcionando como líder en el sector, con divisiones repartidas entre EEUU, Reino Unido, Australia, Argentina, Brasil, México y China.

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La versión moderna del limpiaparabrisas –el modelo intermitente como el que usamos hoy– fue patentado 64 años después (1967) de la idea de Mary Anderson. Lo creó el ingeniero estadounidense Robert Kearns, quien creía que el sistema que utilizaban los vehículos de la época no proporcionaba una visibilidad adecuada durante la lluvia ligera.

Tampoco, hay que ser honestos, le fue sencillo hacer negocios con la industria automotriz. Ford y Chrysler dijeron no estar interesados en la propuesta de Kearns, pero al poco tiempo sus vehículos comenzaron a ser comercializados con un modelo similar. A ambas compañías las demandó –y les ganó– por violar la propiedad intelectual.

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