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Cómo los defraudadores entran en las cuentas del seguro social y roban prestaciones

Liz Birenbaum, quien se percató de que el cheque del seguro social de su madre había sido desviado a otra cuenta, en Chappaqua, Nueva York, el 28 de febrero de 2024. (Tony Cenicola/The New York Times)
Liz Birenbaum, quien se percató de que el cheque del seguro social de su madre había sido desviado a otra cuenta, en Chappaqua, Nueva York, el 28 de febrero de 2024. (Tony Cenicola/The New York Times)

Durante las últimas dos décadas, Marge, de 88 años y madre de Liz Birenbaum, ha recibido su cheque del seguro social el segundo miércoles de cada mes. Es su única fuente de ingresos, con la que paga su habitación en un centro de atención a largo plazo, donde llegó en octubre después de sufrir una apoplejía.

Cuando el depósito no llegó en enero, accedieron a la cuenta del seguro social de Marge, donde encontraron unas pistas sorprendentes: los cuatro últimos dígitos de un número de cuenta bancaria que no coincidían con el suyo, en un banco que no reconocían.

“Alguien había entrado”, comentó Birenbaum, quien vive en Chappaqua, Nueva York. “Entonces, entré en pánico”.

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Pronto se volvió evidente que un defraudador había redirigido la prestación de 2452 dólares a una cuenta desconocida de Citibank. Marge, quien vive en Minnesota, nunca había realizado operaciones bancarias ahí. (Birenbaum solicitó que para referirse a su madre tan solo se usara su nombre de pila para protegerla de futuros fraudes).

Birenbaum empezó de inmediato a hacer llamadas para arreglar las cosas. Cuando por fin se puso en contacto con un representante del seguro social en una oficina local de Bloomington, Minnesota, la persona mencionó de forma despreocupada que esto ocurría “todo el tiempo”.

“Me quedé impactada”, comentó Birenbaum.

Liz Birenbaum, quien se percató de que el cheque del seguro social de su madre había sido desviado a otra cuenta, en Chappaqua, Nueva York, el 28 de febrero de 2024. (Tony Cenicola/The New York Times)
Liz Birenbaum, quien se percató de que el cheque del seguro social de su madre había sido desviado a otra cuenta, en Chappaqua, Nueva York, el 28 de febrero de 2024. (Tony Cenicola/The New York Times)

En general, las estafas relacionadas con el seguro social son omnipresentes: los defraudadores se hacen pasar por empleados para tratar de extraer dinero y datos valiosos de identificación de las personas en una variedad de estratagemas en constante evolución. Sin embargo, este fraude particular —en el que los criminales utilizan información personal robada para ingresar a cuentas del seguro social en línea o crear otras nuevas y desviar las prestaciones a otros lugares— ha asolado a la gente durante más de una década.

Una vez que los defraudadores obtienen acceso a la cuenta del seguro social en línea de una persona, pueden cambiar la dirección y la información de depósitos directos de un beneficiario o solicitar tarjetas de reposición.

Casi todo el mundo es un blanco potencial. La Administración del Seguro Social envía cheques a más de 70 millones de beneficiarios, entre ellos jubilados y gente discapacitada, por un total de casi 120.000 millones de dólares al mes. Se calcula que el año pasado se redirigieron los depósitos directos de unos 2000 beneficiarios, según las autoridades antifraude de la Administración del Seguro Social.

Puede ser un fraude lucrativo y una prestación devastadora que perder. Se redirigió un estimado de 33,5 millones de dólares en prestaciones —destinadas a casi 21.000 beneficiarios— en un periodo de cinco años que finalizó en mayo de 2018, según la auditoría más reciente de la Oficina del Inspector General (OIG), un grupo independiente responsable de supervisar las investigaciones y auditorías en la agencia. Durante el mismo periodo, se evitaron otros 23,9 millones de dólares en redireccionamientos fraudulentos antes de que se produjeran.

“Los defraudadores pudieron obtener suficiente información sobre un beneficiario verdadero para convencer a la Administración del Seguro Social de que ellos eran ese beneficiario”, afirmó Jeffrey Brown, subinspector general adjunto de la Oficina del Inspector General, quien analizó el asunto en 2019. “En cuanto estuvieron en la puerta principal, pudieron cambiar sus depósitos directos”.

La Comisión Federal de Comercio (FTC, por su sigla en inglés), la cual recopila quejas que denuncian los propios consumidores, mencionó que más de 7600 personas denunciaron que, de 2019 a finales de 2023, se habían desviado sus prestaciones, con un repunte en la actividad el año pasado.

“Muchos consumidores nos hacen saber que descubrieron que su depósito directo fue redirigido a otra cuenta o a una cuenta fraudulenta”, comentó Maria Mayo, subdirectora de la división de respuesta y operaciones del consumidor de la FTC. “Muchas veces, dicen que recibieron la llamada de un impostor, le dieron su información y creen que así se utilizó esa información para redirigir la prestación”.

En otro giro de tuerca, el año pasado se realizaron unas 6100 solicitudes fraudulentas, el 0,3 por ciento de todas las solicitudes de jubilación que se iniciaron por internet, en las que participaron criminales que pidieron prestaciones sobre los registros de ingresos de estadounidenses que habían alcanzado la edad de jubilación, pero que todavía no habían solicitado prestaciones, según funcionarios antifraude del seguro social.

Los criminales recopilan de varias formas la información de identificación personal que necesitan, la cual luego utilizan para ingresar a cuentas gubernamentales o crear otras fraudulentas. Se necesita un número del seguro social para abrir una cuenta en línea con la agencia, pero no los nueve dígitos para abrir una ya existente.

La Administración del Seguro Social les envía avisos por correo a los beneficiarios en los que les piden que se pongan en contacto con la agencia si no autorizaron un cambio reciente en la información de sus depósitos directos, lo cual ha impedido que se desvíen y pierdan millones de dólares en prestaciones, según funcionarios de la OIG. También es posible bloquear cambios en las cuentas.

Para alguien como Marge, habría sido imposible rectificar el asunto por sí sola. De por sí fue bastante complicado para Birenbaum, una consultora de mercadotecnia, y su hermano, quien vive cerca de su madre en un suburbio de Minneapolis; ambos trabajaron juntos para recuperar las prestaciones y proteger la cuenta de Marge.

Birenbaum, quien denunció el delito a la OIG y al FBI y alertó a sus representantes estatales y federales, alguna vez pasó dos horas y media en espera en una llamada con la Administración del Seguro Social antes de ponerse en contacto con un trabajador social regional. El representante pudo ver que, a inicios de diciembre, el mes previo a que desaparecieran las prestaciones, habían alterado la información de los depósitos directos de la madre de Birenbaum.

El hermano de Birenbaum visitó la oficina local del seguro social de Marge y se convirtió en su “beneficiario representativo”, lo cual le permite manejar los asuntos de su madre (el seguro social no acepta poderes notariales). Tuvieron que encontrar la manera de hacer la rectificación sin llevar a Marge a la oficina, lo que, según Birenbaum, habría sido una “tarea hercúlea”.

Marge recibió el dinero perdido el 1 de marzo, casi un mes y medio después de que descubrieron el problema.

“Para ella, terminó de manera positiva, pero, para muchos que no tienen quien los defienda todos los días, los cibercriminales ganan”, comentó Birenbaum.

Cómo protegerte del fraude del Seguro Social

Considera bloquear tus cuentas. Crea una cuenta de mi seguridad social, pero después agrega un bloqueo de servicios electrónicos, una función que impide que cualquier persona, incluido tú, vea o cambie tu información personal en línea. Deberás ponerte en contacto con tu oficina local para quitar el bloqueo. Otra función, un bloqueo para prevenir el fraude de depósito directo, impide que cualquier persona se inscriba en el depósito directo o cambie tu dirección o información de depósito directo por medio de su cuenta en línea o una institución financiera. Deberás ponerte en contacto con una oficina local para realizar cualquier cambio o quitar el bloqueo.

No confíes, también verifica. Si el identificador de llamadas de tu teléfono dice “Administración del Seguro Social”, no confíes que es así: el número puede ser falso y la agencia únicamente llama a los beneficiarios en escasas situaciones. Llama a la agencia por medio de su línea principal 1-800-772-1213 o llama a una sede local utilizando su localizador de oficinas.

Denuncia posibles estafas y fraudes en el sitio web de la Oficina del Inspector General o llama al 1-800-269-0271.

Ponte en contacto con la Comisión Federal de Comercio si sospechas que alguien ha utilizado tu información personal, ya sea en su sitio web o llamando al 1-877-IDTHEFT (1-877-438-4338).

Revisa la página de recursos de la Administración del Seguro Social para saber cómo detectar estafas.

c.2024 The New York Times Company