Anuncios
U.S. markets closed
  • S&P 500

    5,127.79
    +63.59 (+1.26%)
     
  • Dow Jones

    38,675.68
    +450.02 (+1.18%)
     
  • Nasdaq

    16,156.33
    +315.37 (+1.99%)
     
  • Russell 2000

    2,035.72
    +19.61 (+0.97%)
     
  • Petróleo

    77.99
    -0.96 (-1.22%)
     
  • Oro

    2,310.10
    +0.50 (+0.02%)
     
  • Plata

    26.78
    -0.04 (-0.16%)
     
  • dólar/euro

    1.0765
    +0.0038 (+0.36%)
     
  • Bono a 10 años

    4.5000
    -0.0710 (-1.55%)
     
  • dólar/libra

    1.2546
    +0.0013 (+0.11%)
     
  • yen/dólar

    152.9490
    -0.7300 (-0.48%)
     
  • Bitcoin USD

    63,512.84
    +1,546.05 (+2.49%)
     
  • CMC Crypto 200

    1,359.39
    +82.41 (+6.45%)
     
  • FTSE 100

    8,213.49
    +41.34 (+0.51%)
     
  • Nikkei 225

    38,236.07
    -37.98 (-0.10%)
     

El ejecutivo de McDonald's que lo dejó todo para vivir en contacto con la naturaleza

Aunque parezca mentira, McDonald’s llegó a Colombia no hace mucho tiempo. Fue un 14 de julio de 1995 en el exclusivo centro comercial Andino, en Bogotá, la capital del país. Y tanta fue la repercusión que, hasta Ernesto Samper, el mismísimo presidente colombiano se encontraba en la inauguración.

A su lado, un hombre entusiasta y puntilloso destacaba de los demás. Era Pedro Medina, quien, a sus 35 años, había convencido a los directivos de la transnacional estadounidense de que solo era capaz de echar a andar la franquicia.

Pedro Medina, a la derecha, ofreciendo una charla en octubre de 2016. FotoL Fundación Yo creo en Colombia.
Pedro Medina, a la derecha, ofreciendo una charla en octubre de 2016. FotoL Fundación Yo creo en Colombia.

“Abrimos 10 restaurantes en los primeros 12 meses -reconoce para CNN-. Tuvimos la apertura más rápida de McDonald’s en el mundo, hasta ese momento. Nos convertimos en el empleador más grande de estudiantes universitarios del país, con 1.125 jóvenes”.

PUBLICIDAD

Cristalizaba la carrera de un hombre enérgico, lleno de iniciativas, graduado de la Universidad de Virginia. Y por supuesto que en muy poco tiempo Medina ya era el poderoso presidente de McDonald’s en Colombia.

Sin embargo, la vida de este hombre hoy en día ya no es la misma. Mientras dirigía nada menos que 33 establecimientos en todo el país, las cosas empezaron a cambiar en su modo de ver las cosas.

El cambio

En 1999, Medina se encontraba impartiendo una clase de estrategia para futuros administradores de empresas y economistas de la Universidad de los Andes, cuando cayó en la cuenta de que Colombia necesita personas que la redescubrieran.

“No vendemos lo nuestro porque no lo sabemos vender -asegura-, porque siempre nos han mostrado lo malo y no hemos investigado lo bueno. Y siempre nos han contado que todo lo extranjero es mejor, que lo que vale es el modelo foráneo”.

A partir de ese convencimiento, este empresario comenzó la preparación de un proyecto de investigación de 18 meses, de donde salió una conferencia llamada “¿Por qué creer en Colombia?”.

Medina estaba agotado física y mentalmente. “Ese mundo lo absorbe a uno muchísimo -admite ahora-. Creo que mucho lo hice a expensas de mi familia. Ese es uno de los retos importantes, cuando uno sube a una posición de estas tener cuidado con el balance, con el equilibrio”.

De ahí que, en 2001, todavía en McDonald’s, su jefe directo le aseguró que estaba convencido de que Medina deseaba renunciar. También pesó mucho el hecho de haber sido víctima de un aneurisma cerebral, muy probablemente a causa del tanto estrés que su trabajo echaba sobre sus espaldas.

“Tuve un aneurisma -relata con calma-. Me abrieron la cabeza unos días después y cuando me la sellaron me dejaron un tornillo un poco suelto”.

“Eso es lo que me permite hacer lo que hago hoy en día -sentencia-; no tengo tornillos sueltos, pero la verdad es que cuando uno ha estado al borde de la muerte ve la vida bien diferente”.

Su nueva vida

Hoy, a sus 57 años, Pedro Medina reside en Choachí, un pueblo de unos 13.000 habitantes ubicado 55 kilómetros de Bogotá. No muy lejos de la urbe, es cierto, pero rodeado de aves, de vegetación, de los sonidos de la naturaleza.

Hace mucho tiempo que sus pensamientos no se detienen en McDonald’s.

“Antes yo consideraba que tenía que haber un McDonald’s en cada municipio de Colombia -reconoce-, hoy pienso que los modelos locales son muy valiosos y hay que trabajar más lo local. Ya no como carne roja, ya no tomo gaseosa… digamos que soy flexivegetariano, solo como pescado, y vivo una vida muy rica, vivo una vida muy diferente en la que ya no pienso que el modelo foráneo sea lo máximo”.

“Hoy creo que el éxito es una palabra demasiado trillada, que muchas veces implica competir con otros, mi éxito a costa de tu fracaso, pero el planeta está demasiado recalentado para seguir buscando más y más éxito, todo el tiempo. La gente me pregunta cuántas hectáreas tengo acá y cuando les digo que solo una me dice que compre más. Pero no quiero. Una es más que suficiente. No estoy buscando un carro más grande, no estoy buscando más cosas, me gozo lo que tengo, lo disfruto y lo comparto”.

Viviendo de manera muy natural, sin televisor, sin siquiera refrigerador, porque cocina y come comida siempre fresca, Medina admite que dispone de mucho más tiempo para sí mismo. Y para potenciar los verdaderos valores de su país.

Nuevo objetivo

Desde que se produjo un cambio en su existencia y fundó la fundación Yo Creo en Colombia, Medina ya ha impartido más de 8.000 charlas y conferencias en unas 166 ciudades diferentes de 33 países.

Su afán es crear “una escuela de pensamiento sobre una Colombia y una Latinoamérica capaz, recursiva, inteligente, trabajadora, apasionada, feliz, curiosa, productiva y competitiva que existe pero que muchos no ven”, como podemos leer en el sitio web de la institución.

El resto del tiempo lo pasa despertándose con el sonido del agua que desciende impetuosa desde la montaña, cultivando varios tipos de yerbas, saludando a la gente común con la que se topa, y que lo reconoce al instante.

“Ayer en una conferencia me preguntaron cuántos McDonald’s hay en Colombia y yo ‘pues ni idea, ya no sé’ -relata, jocoso-. Antes sabía cuántas hamburguesas se servían cada minuto, todo eso… ahora mejor pregúntame cuántas especies de anfibios hay en Colombia, y yo te digo que 733 especies de anfibios. Hoy esa memoria la aplico para otras cosas que para mí son mucho más relevantes”.

Pedro Medina confiesa que quiere morirse a los 94 años, en medio de un sueño, y rodeado por la gente con la que hoy vive de manera muy natural: con su hijo Felipe, su compañera Mayu y su nieto Alún, ahora mismo de menos de dos años, una criatura criada en contacto directo con la naturaleza, sin vitaminas, sin antibióticos, sin vacunas…

“Me he enamorado de este país, de sus plazas de mercado, de lo que venden ahí. Del yacón, de la guatíla, de la gulupa, de este páramo extraordinario, de sus pájaros. Del Cacique candela, del mochilero, del arrocero. Pero no creas que estoy en contra de lo de afuera. Lo que pasa es que ya no lo veo tan interesante. Prefiero un agua de panela a un energy drink, o llevar mi nieto a la selva del Chocó que a la selva de Disney.”