Redacción Ciencia, 4 sep (EFE).- Los peces habían conquistado ya las profundidades marinas hace 130 millones de años, en el Cretácico inferior, según las trazas fósiles halladas en los Apeninos septentrionales, lo que adelanta en unos 80 millones de años su aparición en esas zonas.
Hasta ahora, los fósiles de peces en las profundidades marinas databan de 50 millones de años. La revista PNAS publica un estudio, con participación española, sobre la existencia de rastros fosilizados que habrían dejado diversos tipos de peces cuando se alimentaban o se movían.
La investigación se basa en trazas fósiles o icnofósiles, no en restos corporales directos de los peces (como podrían ser huesos, dientes o escamas), explican a Efe Zain Belaustegui, de la Universidad española de Barcelona (noreste), y Fernando Muñiz, de la también española Universidad de Sevilla (sur), ambos firmantes del estudio.
Estos icnofósiles se interpretan como diferentes tipos de trazas, principalmente de alimentación y locomoción, dejadas “muy probablemente por diferentes especies de peces en los sedimentos del fondo de un ambiente marino profundo”, señalan.
Estas “huellas” fosilizadas representan la evidencia más temprana de vertebrados que vivían en el fondo del mar, según el equipo de investigadores, encabezado Andrea Baucon, de la Universidad de Estudios de Génova (Italia).
Los fósiles están preservados en piedras calizas procedentes de los Apeninos septentrionales, donde se conservan depósitos de llanuras abisales del Océano Tethys, que existió entre los antiguos continentes de Gondwana y Laurasia.
El equipo identificó trazas fósiles, en forma de hoyos y surcos, y propone que podrían haber sido producidas por tres especies diferentes de peces.
El primero un neoteleósteo desdentado, el segundo un pez parecido a una quimera -que habrían generado dos tipos distintos de trazas de alimentación- y un posible tercer pez con una gran aleta caudal que habría dejado la marca identificada como de locomoción, precisan Muñiz y Belaustegui.
Una de las herramientas de la icnología se basa en la comparación con análogos actuales. Cuanta más información haya sobre las trazas que generan diferentes tipos de organismos en su interacción con diferentes tipos de sustratos, más recursos existen para interpretar los icnofósiles.
En este caso, hace 130 millones de años ya se tiene constancia de la existencia de diferentes tipos de peces con características anatómicas similares a los observados actualmente y que habrían podido dejar trazas similares a las que podemos ver hoy en día.