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Esta funda salvó a un iPhone caído desde un avión, pero… ¿necesitas realmente protegerlo?

¿Merece la pena tapar el diseño de tu celular con una funda protectora? Foto: Getty Images.
¿Merece la pena tapar el diseño de tu celular con una funda protectora? Foto: Getty Images. (Elizaveta Shishlyannikova via Getty Images)

No deja de sorprendernos: un avión pierde parte del fuselaje en pleno vuelo y tiene que efectuar un aterrizaje de emergencia con un boquete en un lateral, y la noticia más comentada se la lleva el iPhone de uno de sus pasajeros. Nos situamos en Portland. El vuelo de 1282 de Alaska Airlines acaba de despegar rumbo a Ontario. Se trata de un moderno Boeing 737 Max y todo parece ir según lo previsto en cabina, cuando de pronto, una explosión convirtió el vuelo en una pesadilla. El ensordecedor ruido fue seguido de un aire succionador fruto de la descompresión y salieron despedidos por el boquete varios objetos (ningún humano, por fortuna).

En paralelo y horas más tarde, Sean Bates pasea cerca de su casa cuando sus ojos se fijan en un móvil en una zona con hierba justo junto a la carretera. Era un iPhone, bloqueado y en modo avión, y con una extraña tarjeta en su pantalla: Vuelo Alaska Airlines 1282. A partir de este punto, ya conoces el resto de la historia: el móvil pertenecía a un pasajero y cayó, según los cálculos de vuelo, a una altitud de 16.000 pies (unos 4.000 metros), pero espera, que viene lo bueno: estaba intacto.

La mejor “campaña de marketing” de Spigen

¿Cómo era posible que el iPhone sobreviviera intacto a semejante caída? Hay varias explicaciones científicas que justifican por qué no ha terminado desintegrado, pero buena parte de la responsabilidad la tiene la protección con la que contaba el dispositivo en el momento del impacto. El iPhone 14 Pro Max volador equipaba una funda Spigen Cryo Armor, además de un protector de pantalla. Como podrás suponer, el fabricante de accesorios para móvil no tardó en rentabilizar el suceso sacando pecho tras superar con sobresaliente el mayor test de caída de la historia.

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Pero los analistas se fijaron, cómo no, en la excelente calidad del chasis de este iPhone y volvió a plantearse el sempiterno debate: ¿Es realmente necesario proteger el móvil con una funda en 2024?

Defensor de llevar el celular 'desnudo'

Quien escribe estas líneas ha sido fiel defensor de llevar el iPhone sin funda y con un argumento de rigor: es un insulto para todo un departamento de ingeniera de una marca como Apple, tapar todo sus años de desarrollo con un vergonzoso plástico. ¿Qué sentido tiene que el iPhone 14 o el Galaxy S23 sean preciosos si van a acabar tapados con un plástico de bajo coste? Es como beber un vino Vega Sicilia en vaso de plástico y con un par de hielos…

Los fabricantes, por otro lado, emplean cada vez materiales más resistentes tanto en el chasis como en la pantalla. Esto lo puede atestiguar cualquiera que se haya comprado un iPhone o Samsung Galaxy de última generación: ligeros, resistentes y resulta francamente difícil que una caída acabe en desastre. Tal vez, el punto más débil sea la pantalla, sobre todo si la caída es mala y contra una superficie dura.

Me he mantenido fiel a esa filosofía de llevar el celular sin funda durante casi un año, hasta que vuelo 1282 de Alaska Airlines copó los titulares y mostró el ‘milagro’ del iPhone sin un solo rasguño. ¿Estaba abordando bien la cuestión?

Este es el estado del iPhone de Chris Matyszczyk tras varios años sin funda. - ZDNET
Este es el estado del iPhone de Chris Matyszczyk tras varios años sin funda. - ZDNET (ZDNET)

Un iPhone “con personalidad propia”

Hice balance rápido: mi iPhone anterior —el que vivió sin funda durante todo un año—, tenía marcas evidentes de las múltiples caídas: todas las esquinas rayadas, lo mismo que la pantalla… Nada que le impidiera ofrecer un funcionamiento normal, pero era evidente que aquel dispositivo había vivido muchas vicisitudes.

Esto, por otra parte, le restaba valor en una posterior venta en los portales de segunda mano. Pero me mantuve firme en mi decisión y al adquirir mi flamante iPhone 13 Pro Max decidí seguir con la filosofía naked; ese modelo era todavía más bonito y había que lucirlo con más orgullo.

Para confirmar que mi decisión era la correcta (o tal vez, no), el bueno de Chris Matyszczyk —además de excelente columnista, le tengo como amigo— mostró en un artículo cuál era el estado de su iPhone, sin funda, desde hace cuatro años. Aquel artículo y, sobre todo, las fotos del dispositivo, confirmaban mis sospechas: proteger el móvil con una funda es una decisión muy personal en la que uno juega peligrosamente con el azar, pero que disfruta del diseño del dispositivo tal y como fue concebido.

Por resumirlo de forma breve: el iPhone de Chris era como esa silla vintage que comenzaba a recuperar valor de reventa precisamente por sus marcas. Me dejó en shock, pero no tanto como el iPhone volador de Alaska Airlines.

Pantalla rota de un iPhone - REUTERS/Lucas Jackson
Pantalla rota de un iPhone - REUTERS/Lucas Jackson (REUTERS / Reuters)

He pasado de un extremo al otro

Este suceso me hizo entrar en Amazon y revisar las fundas de Spigen, y de paso, mis propios principios. El dedo, en ocasiones, funciona más rápido que el cerebro (Jeff Bezos, cómo nos conoces), y cayó en la cesta no solo la funda compatible con MagSafe, sino, a mayor escarnio, un protector de pantalla.

Había pasado de ir en bañador por la vida a ataviarme como para escalar un 8.000 del Himalaya. Y sí, ahora llevo mi joya de la corona protegida como para lanzarla desde lo alto de un rascacielos.

¿Qué he ganado y perdido? Para lo primero: tranquilidad absoluta. Antes siempre miraba con cuidado la superficie en bares sobre la que dejaría el móvil, o me aseguraba de que el iPhone no se podría deslizar del bolsillo del pantalón al sentarme (la de veces que se me habrá caído de esta manera…). Ahora, lo lanzo sin miramientos a la mesa y me olvido del asunto.

¿Qué he perdido? Lo primero, los principios. Cómo duele desdecirse de algo sobre lo que se ha evangelizado tanto tiempo… Lo segundo, la preciosa estética del dispositivo. Y ahora te lanzo la pregunta: ¿Funda, sí o no?

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