Anuncios
U.S. markets closed
  • S&P 500

    5,303.27
    +6.17 (+0.12%)
     
  • Dow Jones

    40,003.59
    +134.21 (+0.34%)
     
  • Nasdaq

    16,685.97
    -12.35 (-0.07%)
     
  • Russell 2000

    2,095.72
    -0.53 (-0.03%)
     
  • Petróleo

    80.00
    +0.77 (+0.97%)
     
  • Oro

    2,419.80
    +34.30 (+1.44%)
     
  • Plata

    31.77
    +1.90 (+6.36%)
     
  • dólar/euro

    1.0872
    +0.0002 (+0.02%)
     
  • Bono a 10 años

    4.4200
    +0.0430 (+0.98%)
     
  • dólar/libra

    1.2706
    +0.0035 (+0.28%)
     
  • yen/dólar

    155.6190
    +0.3120 (+0.20%)
     
  • Bitcoin USD

    66,894.58
    +1,441.19 (+2.20%)
     
  • CMC Crypto 200

    1,366.53
    -7.32 (-0.53%)
     
  • FTSE 100

    8,420.26
    -18.39 (-0.22%)
     
  • Nikkei 225

    38,787.38
    -132.88 (-0.34%)
     

‘Esta experiencia quizá se sienta futurista’: Tres viajes en los robotaxis de Waymo

Un Jaguar sin conductor de Waymo frente a las casas de la Plaza del Álamo, conocidas como las Damas Pintadas, en San Francisco, el 21 de agosto de 2023. (Andri Tambunan/The New York Times)
Un Jaguar sin conductor de Waymo frente a las casas de la Plaza del Álamo, conocidas como las Damas Pintadas, en San Francisco, el 21 de agosto de 2023. (Andri Tambunan/The New York Times)

SAN FRANCISCO — “Hola, Tripp”, dijo la voz de una mujer a través de las bocinas de un taxi de conducción autónoma que estaba a punto de recoger a un pasajero cerca de las coloridas casas victorianas conocidas como las Damas Pintadas.

“Esta experiencia puede parecer futurista”, decía la voz. “Por favor, no toques el volante ni los pedales durante el viaje. Si tienes alguna duda, puedes encontrar información en la aplicación de Waymo; por ejemplo, cómo mantenemos nuestros autos seguros o limpios”.

Durante varios años, las accidentadas y congestionadas calles de San Francisco han servido como pista de pruebas para cientos de autos sin conductor operados por Waymo, una empresa de vehículos autónomos propiedad de la matriz de Google, Alphabet, y Cruise, propiedad de General Motors.

PUBLICIDAD

El lunes, a pesar de las objeciones de las autoridades de San Francisco, que temen que los autos no sean muy seguros, los vehículos de Waymo empezaron a funcionar como taxis de pago, pero sin un conductor. Por primera vez, algunas personas podían reservar viajes y pagar tarifas en un vehículo autónomo de Waymo. Cruise ya ha estado operando un servicio de pago limitado alrededor de algunas partes de la ciudad.

The New York Times envió a tres reporteros por la ciudad para probar los robotaxis de Waymo. Yo empecé en Alamo Square, donde se encuentran las famosas casas Damas Pintadas. Yiwen Lu comenzó su trayecto en Marina Green, a lo largo del paseo marítimo del norte de San Francisco, y Mike Isaac inició el suyo cerca de la histórica Basílica de la Misión Dolores.

Nuestro destino: el restaurante Beach Chalet, donde el parque Golden Gate de San Francisco se encuentra con el océano Pacífico. Waymo solo ofrece viajes limitados al centro de San Francisco, así que intentamos duplicar la experiencia que un turista podría tener recorriendo la ciudad a bordo de un taxi sin conductor.

Cámaras y sensores en un guardabarros delantero del Jaguar sin conductor de Waymo que llegó para el reportero Tripp Mickle, en San Francisco, el 21 de agosto de 2023. (Andri Tambunan/The New York Times)
Cámaras y sensores en un guardabarros delantero del Jaguar sin conductor de Waymo que llegó para el reportero Tripp Mickle, en San Francisco, el 21 de agosto de 2023. (Andri Tambunan/The New York Times)

Los trayectos de casi 8 kilómetros fueron dos partes de “Paseando a Miss Daisy” y una parte de NASCAR. Dos de los trayectos evitaron con cuidado los atascos, y uno pareció ir tras ellos.

Los viajes en el robotaxi de Waymo comenzaron cuando las tensiones sobre los vehículos autónomos en San Francisco se intensificaron. Funcionarios de la ciudad y activistas están instando a las autoridades estatales a revertir o frenar un plan que tienen Waymo y Cruise para comenzar a cobrar a los pasajeros que quieran recorridos por toda la ciudad, las veinticuatro horas del día.

La semana pasada, un vehículo sin conductor de Cruise chocó con un camión de bomberos que respondía a una emergencia. Otro vehículo Cruise quedó atascado en cemento fresco. La semana anterior, varios Cruise bloquearon el tráfico en el barrio de North Beach. El viernes, los reguladores estatales pidieron a Cruise que redujera a la mitad el número de vehículos que operaba.

Waymo ha tenido menos problemas dignos de titulares. En mayo, uno de sus autos atropelló y mató a un perro pequeño. Hace unos años, un vehículo autónomo de Waymo con un conductor de seguridad humano al volante atropelló a un peatón que tuvo que ser trasladado al hospital. La empresa lleva varios años cobrando por los viajes en la zona de Phoenix y, ahora, cuenta con una flota que recorre cerca de 322 kilómetros en esa región, incluyendo los trayectos desde y hacia el aeropuerto.

La aplicación de Waymo, Waymo One, tiene el mismo aspecto y funciona igual que Uber. Los usuarios introducen su destino y obtienen una estimación del tiempo de espera. Una vez introducidas sus peticiones, la empresa envía un vehículo de su flota de 250 Jaguar blancos que opera por toda la ciudad. Los autos son asombrosamente caros, están equipados con sensores y cámaras de alta tecnología y valen hasta 200.000 dólares.

Cada uno de nosotros esperó entre cinco y diez minutos para iniciar el viaje.

Mi viaje fue tan tranquilo que dejó de ser novedoso tras un rato y un viaje al futuro se convirtió en un trayecto más por la ciudad. El auto conducía de manera precisa y deliberada, aunque sin la flexibilidad ni las interacciones que se tendrían con un conductor humano. Se detenía ante los peatones y cedía el paso a los vehículos de emergencia.

Al igual que mi viaje, el de Yiwen fue francamente somnoliento. El auto era secamente preciso. Nunca superaba el límite de velocidad, utilizaba las luces intermitentes con suficiente antelación antes de cambiar de carril y cedía el paso a los peatones en los pasos de cebra a los que los conductores más rápidos podrían no prestar atención.

Sin embargo, el robotaxi de Mike era más agresivo. Saltó de la línea de salida con más aceleración de la que él esperaba. Se quedó perplejo por la manera en que el auto atravesó varios barrios congestionados antes de acomodarse en el camino hacia la playa.

Mi Waymo entró en un estacionamiento seis minutos más tarde de lo que había previsto en un principio. Recorrió el estacionamiento hasta llegar a un pequeño espacio vacío en el que el mapa de la pantalla táctil mostraba un círculo. Una vez ahí, se detuvo.

“Ha llegado”, dijo la mujer. “Por favor, asegúrate de que está despejado antes de salir”.

Cuando salí del auto, sonó la música electrónica meditativa que me había recibido al principio del viaje. Mike llegó poco después que yo.

El auto de Yiwen fue menos directo. Al principio de su trayecto, le dijo que habría dos minutos a pie hasta el restaurante desde el punto donde la dejaría. El auto se lo recordó al llegar y la animó a utilizar la aplicación para guiarse hasta el Beach Chalet.

Los viajes de Waymo fueron asequibles, entre 18 y 21 dólares, más o menos lo mismo que cuesta un viaje de Uber. Waymo tardará años —si no décadas— en recuperar los miles de millones de dólares que ha invertido en su servicio. Aunque no hay conductor, cada trayecto cuenta con el apoyo del personal de Waymo, al que se puede llamar si el auto tiene problemas.

Pero eso es problema de Waymo. Para el resto de nosotros, es fácil olvidar que no hay nadie al volante de los robotaxis. El único recordatorio llega cuando uno empieza a dar las gracias al conductor antes de bajarse del auto. Un vistazo al asiento delantero vacío te recuerda que estás solo.

c.2023 The New York Times Company