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Expertos en mercados empiezan a ver paralelismos con la crisis financiera

Para algunos analistas de mercados y gestores de fondos, 2018 está comenzando a parecerse a los primeros días de la crisis financiera de 2007-2009. Dicen que no es la liquidación en sí misma lo que les parece inquietantemente similar, sino las causas que hay detrás de esta liquidación de acciones.

“Parte de lo que ha hecho caer al mercado bursátil ha sido muy sintomático y similar a lo que ocurrió en la crisis financiera”, dijo Aaron Kohli, estratega de tasas de interés en BMO Capital Markets de Nueva York. “Los productos prendarios, el apalancamiento financiero y la complejidad se combinan para conformar una liquidación masiva. Si volvemos la mirada al 2008, había mucho de esto”.

Al igual que en 2007, en la actualidad Estados Unidos está experimentando una expansión económica, el dólar se está debilitando hasta sus niveles más bajos en muchos años, los políticos piden un crecimiento económico del 3%, los datos económicos de Estados Unidos son positivos en general, pero la bolsa está cayendo en picado.

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Esta vez, en lugar de los títulos respaldados por hipotecas y las obligaciones colateralizadas por deuda ligadas al mercado inmobiliario, parece que los culpables son los instrumentos de negociación de volatilidad en las acciones.

Y los instrumentos vinculados a la volatilidad están liderando este desplome. La liquidación de acciones, incluidas la caída de 1.033 puntos del Dow el jueves, está arrastrando consigo incluso a las empresas con mayores ganancias y beneficios récord. Apple (AAPL) anunció su mayor ganancia trimestral de todos los tiempos el 2 de febrero y ha visto cómo sus acciones caían cerca de un 7% desde entonces.

Según los datos de flujo de inversiones semanales de EPFR, esta semana marcó la mayor retirada de acciones jamás registrada, con salidas de capitales por valor de 32.900 millones de dólares. Esto llega apenas una semana después de que las acciones estadounidenses registraran el mayor nivel de ingresos semanales.

XIV por las nubes

El instrumento más popular para apostar contra la volatilidad, que en los últimos años ha sido históricamente baja, es la calificación de cambio Velocity Shares Daily Inverse VIX Short-Term (XIV). Por lo general, se lo conoce como XIV (VIX al revés) porque adopta posiciones a corto plazo, o apuesta contra el medidor de volatilidad del Chicago Board Options Exchange (CBOE), el VIX.

Existen varias decenas de productos similares, muchos de ellos disponibles para que los inversores minoristas utilicen fondos de inversión cotizados (ETF) en casas de bolsa online como RobinHood o TDAmeritrade para comprar. Muchos de los productos están apalancados, lo que significa que su valor representa varias veces el valor real del activo subyacente; en este caso sencillamente se trata de una medición de la volatilidad.

Los analistas dicen que muchos inversores familiares e incluso algunas grandes firmas no tienen idea de lo que están comprando ni de lo peligroso que podría ser.

“Nadie lee la página 170 del prospecto, donde dice que esto puede explotar si la volatilidad alcanza un cierto nivel”, declaró Dennis Dick, jefe de estructura de mercados, y comerciante de propiedades en Bright Trading LLC, Las Vegas, sobre el XIV. “Se supone que son como vehículos comerciales y el público que invierte ni siquiera los entiende pero, de todos modos, invierten en ellos”.

Una pantalla del New York Stock Exchange (NYSE) en Manhattan, New York, muestra los movimientos del mercado bursátil el pasado 9 de febrero. REUTERS/Andrew Kelly
Una pantalla del New York Stock Exchange (NYSE) en Manhattan, New York, muestra los movimientos del mercado bursátil el pasado 9 de febrero. REUTERS/Andrew Kelly

Reuters informó que las calificaciones “daban un valor total de 1.600 millones de dólares el viernes… pero el martes terminaron con una disminución de más del 92% en su valor de cierre en comparación con el día anterior”.

Credit Suisse, que introdujo el fondo XIV en noviembre de 2010, anunció el martes que haría efectivo el cierre del fondo de inversión cotizado (ETF) el 21 de febrero y que les pagaría a los inversores el valor en efectivo de sus tenencias, que podría ser prácticamente nulo.

Según se ha informado, Credit Suisse tenía una participación de casi un tercio del producto. Pero el martes, en una declaración, el banco dijo que no suponía “ningún impacto material”, lo cual parecía dejar entrever que las pérdidas serían asumidas por los inversores que lo compraron.

Aun así, un buen número de inversores dicen que están listos para lanzarse de nuevo y comprar más.

Las agencias de calificación han estado tranquilas

En cierto modo, esto nos recuerda al exceso de confianza que tenían los inversores y gran parte del público en el mercado de la vivienda en 2007. Los compradores adquirieron acciones con instrumentos de deuda que no entendían, en un intento por hacerse con una parte de un mercado hipotecario que se estaba disparando y que sabían que solo podía seguir subiendo.

Hasta ahora, no obstante, las agencias de calificación de los Estados Unidos no han publicado ninguna advertencia relacionada con el retorno de la volatilidad a los mercados o sobre la volatilidad a corto plazo de los ETFs.

“Es cierto que algunos instrumentos del CBOE pueden ser complicados del mismo modo que los instrumentos previos al desplome lo fueron, pero esa no es la razón por la que tenemos una volatilidad repentina en los mercados”, explicó Tom Schopflocher, director de finanzas estructuradas globales en S&P Global Ratings Agency.

Schopflocher expresó que la actual caída de las acciones responde más a una corrección del mercado que a un problema sistémico, tal y como ocurrió en 2007.

“Es demasiado breve para saber lo que está pasando”, dijo Schopflocher. “Demasiado pronto para sacar conclusiones certeras”.

Es demasiado pronto para llamarlo crisis

En general, las gestoras de fondos han coincidido en que es demasiado pronto para decir que se trata de una repetición de la crisis financiera, pero algunos han visto la posibilidad de que las repercusiones de la caída de Wall Street tengan un impacto en la economía real.

“El mercado de valores no es la economía, pero estas cosas pueden volverse un problema cuando la gente sufre por el efecto riqueza”, dijo Brian Battle, director de operaciones en Performance Trust Capital Partners, de Chicago.

El efecto riqueza responde a la idea de que cuando las acciones suben, las personas y las empresas sienten que son más ricas, lo que las hace gastar más.

“[Una gran pérdida en las acciones] podría hacer que las empresas paren de invertir capital y de contratar”, apuntó Battle. “Se convierte en un problema psicológico”.

Battle dice que, hasta el momento, no ve un reflejo directo de la crisis financiera porque las grandes instituciones no parecen estar atadas a las operaciones que juegan a la volatilidad a corto plazo de la misma manera que muchas estaban atadas a los productos derivativos del mercado inmobiliario que comenzaron a causar estragos en el mercado a partir de 2007-2008.

Sin embargo, Dick, de Bright Trading, dice que gran parte de los mismos problemas de liquidez que hubo en el mercado en 2008 ‒cuando las instituciones bancarias no podían vender sus activos perdedores‒ podrían reaparecer ahora que los inversores intentan deshacerse de sus apuestas por la volatilidad a corto plazo.

“No creo que nadie pensara que esto ocurriría, que el VIX creciera un 100% en un día”, dijo. “Eso puede igualar un episodio de liquidez… luego los picos de liquidez y se acabaron los VIX [fondos de inversión]”.

¿Qué hará la Reserva Federal?

La mayor incógnita es qué pasará con la Reserva Federal. Casi todo el mundo espera que la Reserva Federal aumente las tasas de interés en su reunión de marzo, aunque la caída generalizada de la bolsa ha reducido sus expectativas de incremento de las tasas. Los precios futuros de los fondos de la Reserva Federal muestran que el 66% de los inversores ven posibilidades de un aumento el próximo mes, frente al 78% de hace una semana.

El aumento de las tasas de interés podría forzar aún más la liquidación del mercado, lo cual agravaría las pérdidas de una manera evidenciada por última vez en 2013, cuando la Reserva Federal anunció que comenzaría a reducir su programa de flexibilización cuantitativa.

Pero postergar los aumentos de las tasas o reducir el número de alzas esperadas podría destruir la credibilidad de la Reserva Federal. También podría “absorber” el mercado, inoculando la sensación de que cualquier desaceleración de las acciones mantendrá a la Reserva Federal al margen y las tasas de interés bajas, lo que les permitirá a los inversores tirarse de cabeza a operaciones más riesgosas y niveles más profundos de endeudamiento.

La Reserva Federal también está avanzando en la reducción de tenencias en su balance de bonos por valor de 4,5 billones de dólares. Eso podría provocar fácilmente un aumento de los rendimientos de los bonos del Tesoro de los Estados Unidos y nuevas caídas de la bolsa. Y todas esas decisiones las tendrá que tomar el nuevo presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell.

“Lo cierto es que aún no estamos fuera de peligro”, dijo Dick. “¿Es esto el comienzo de una crisis? No lo creo, claramente es el inicio de una corrección”.

Dion Rabouin