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Función de avance rápido: las tecnologías que "adelantan la película"

La app Talkfaster!
Fuente: LA NACION

Recibir un mensaje de audio por Whatsapp de cuatro minutos y medio de una persona desconocida se volvió un clásico para contar, quejarse e ironizar en redes sociales. Hay quienes, hartos de lidiar con este tema, migraron a Telegram, que permite acelerar los mensajes de voz. Pero existe una solución para la red de mensajería más popular: bajarse del PlayStore la aplicación Talkfaster!, que permite acelerar el audio, elimina los espacios de silencio y hasta lleva un contador con el tiempo ahorrado acumulado por usar esta modalidad.

Ariel "Hache" Merpert, uno de los organizadores de las charlas TED, está esperando que llegue esta aplicación al mundo iPhone, pero mientras tanto trabaja en la PC viendo presentaciones a una velocidad mayor que la real (YouTube y otras plataformas lo permiten). Lo mismo hace Gerry Garbulsky, el director del capítulo argentino de TED, con muchas de las charlas que le llegan del exterior y que tiene que visualizar para su trabajo. Sus hijos, cuenta Garbulsky, a veces ven las clases en la mitad del tiempo requerido usualmente. Maravillas de la "asincronía" que, según expertos en trabajo remoto como Chris Herd, es "el" gran avance en términos de productividad en el año pandémico.

Las plataformas audiovisuales ya tienen identificada a toda una tribu que, ya sea por falta de tiempo o porque se dispersan a la velocidad tradicional, consumen series, audiolibros y podcasts (podfasters) en promedio a un ritmo de 1,5X (un 50% más rápido): lo máximo que se pueda acelerar sin relegar comprensión y detalles del contenido.

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La escucha de audios y otros formatos de manera rápida es un cuadro representativo de lo que está sucediendo con la velocidad del cambio en muchos otros vectores. Los progresos en distintas tecnologías (y sus respectivas combinaciones) son motores turbo-aceleradores de una transformación general que ya ganó velocidad en 2020, y que para muchos es apenas una punta del iceberg de lo que se viene.

Uno de los ensayos más influyentes en fondos de inversión en el año que pasó fue "Repensando la Humanidad", de Tony Seba (Stanford y RethinkX), comentado meses atrás en Álter Eco. En 89 páginas, Seba argumenta que la década que va entre 2020 y 2030 será la de mayores transformaciones en la historia de la Humanidad. Junto a su socio James Arbib postulan que la misma caída exponencial de costos que se dio en los últimos años en el precio de las comunicaciones y de algunos rubros de energía renovable se concretará en los próximos 10 años en alimentos, materiales y transporte. Combinados, estos cambios radicales en cinco sectores claves de la economía implicarán una ola disruptiva masiva.

Otro futurólogo y "conector de puntos" muy escuchado por inversores, Azeem Azhar, propuso dos semanas atrás una discusión sobre cuáles serán las tecnologías que lo cambiarán todo en la década de 2020 a 2030. Cuáles son las que potencialmente tienen un impacto más masivo, y cuáles las menos obvias. Fue una conversación de varios días entre los suscriptores de su espacio Exponential View.

Uno de los aspectos más interesantes del debate fue que muchos de los cambios previstos están apalancados en tecnologías que ya están disponibles. Es un punto que hace permanentemente el científico de datos y futurólogo argentino Marcelo Rinesi: la velocidad del cambio no está tan limitada por la disponibilidad de tecnología sino por temas de coordinación, incentivos, regulaciones y política en general. Las grandes avenidas de trasformaciones vienen por el lado de la computación (principalmente, la inteligencia artificial), biotecnología, energía (por el cambio climático) y otras (como blockchain).

La primera tecnología que se menciona por su poder transformador en 20-30 es la inteligencia artificial híbrida, que combina aspectos tradicionales simbólicos con nuevas herramientas de aprendizaje automático. GPT-3, el sistema de lenguaje natural lanzado el año pasado y comentado en tres columnas de este espacio, recién está comenzando a desplegarse y a mostrar su potencial.

Un sistema en su primavera

Glen Calvert, inglés y COO de Fnatic, una startup de gaming, cree que cuando GPT-3 "florezca" "nos hará reimaginar la esencia más profunda de la palabra escrita y le dará a la gente la chance (ojalá) de enfocarse en aspectos profundos de su trabajo, sin perder tiempo en cuestiones básicas de comunicación, resúmenes, etcétera". Esta primavera de GPT-3 ya comenzó y trae novedades todas las semanas. Un ejemplo divertido y reciente: la red DALL-E, entrenada con GPT-3 crea imágenes a partir de pequeños fragmentos de textos con resultados increíbles.

En el campo de la divulgación sobre agenda de futuro hay un sesgo a presentar novedades "desde el lado de la oferta": soluciones en busca de un problema. En materia de tecnologías revolucionarias en 20-30 relacionadas con las ciencias de la vida, Ashar cree que los mayores impactos se lograrán tironeados por la demanda (cura de enfermedades, extensión de vida, alimentación para diez mil millones de personas, prevención de pandemias, etcétera). En el campo de la alimentación, se verá un boom de granjas verticales, carne sintética y agricultura regenerativa, entre otros vectores. Las vacunas contra el Covid logradas en poco tiempo son un buen ejemplo de cómo, cuando la demanda tira, la velocidad de cambio se multiplica.

Y luego, están todos los avances para mitigar la crisis climática (baterías, combustibles alternativos, energía nuclear más segura, etcétera). Con decenas de países ya comprometidos a bajar la huella de carbono, cientos de empresas y fondos de inversión, el "motor climático" podría ser lo que representó la carrera espacial en los 60 y 70: una fábrica de innovaciones (y de trabajo coordinado) que derraman externalidades sobre otros sectores de la economía y de la vida cotidiana.

En el campo de las "carambolas a varias bandas", el debate de Exponential View hizo énfasis en una vida digital mucho más segura en la privacidad gracias a una combinación de tecnologías de IA, contratos inteligentes (vía blockchain), cripto-activos y 5G.

Y todo esto es solo lo que se puede imaginar a partir de tecnologías (en su mayoría) ya disponibles. Entre las que aún les falta madurar, sobre todo con desafíos ingenieriles que hacen que su despliegue sea más probable en la segunda mitad de la década, sobresale la computación cuántica, con una veintena de empresas consolidadas trabajando en hardware a partir de seis abordajes tecnológicos distintos.

Los pronósticos en materia de tecnología tienen un sinfín de dificultades y sesgos. Hay serios problemas para calibrar el timing de despliegue: el documental General Magic, estrenado en octubre pasado y multipremiado, cuenta la historia de la empresa homónima que en los 90 quiso crear un iPhone, pero fracasó por llegar antes de tiempo. La firma no logró su objetivo, pero se convirtió en una formidable cantera de talentos que protagonizaron la revolución de Silicon Valley en los años siguientes.

El teléfono de Apple es el producto más vendido de la historia del capitalismo y tuvo escépticos famosos en sus comienzos. Uno de los que pronosticó el fracaso del iPhone en sus inicios fue el fallecido Clayton Christensen, profesor de Harvard y uno de los teóricos más célebres en el terreno de la disrupción en economía y negocios.