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Hito. La cadena porcina logró su primer superávit en la balanza comercial

La cadena del cerdotuvo en abril, por primera vez en décadas, una balanza comercial positiva. Así surge del análisis del Instituto de Estudios sobre la Realidad Argentina y Latinoamericana (Ieral) de la Fundación Mediterránea, en base a datos del Indec y fuentes privadas. El superávit parece ser una tendencia: se mantuvo en mayo y habría sucedido lo mismo en junio. Se estima que el mes pasado las exportaciones rondaron los US$9,5 millones y el balance, los US$8 millones.

Según Guillermo Proietto, gerente del consorcio de exportación ArgenPork, alrededor del 90% de las exportaciones de carne de cerdo tiene como destino a China. Allí, la fiebre porcina africana generó una merma en la productividad de la cual ese país aún no se ha recuperado del todo.

Según el Departamento de Agricultura de Estados Unidos, en 2018 China realizaba menos del 20% de las importaciones de carne de cerdo a nivel mundial. En 2020 se espera que acapare más del 43% de ese mercado.

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Las exportaciones pegaron un salto en junio. Según Proietto, durante ese mes, las exportaciones superaron las 5000 toneladas, es decir, 2000 más que en mayo. "Esto requirió una baja importante en los precios medios de los envíos", explicó, en tanto, Juan Manuel Garzón, economista jefe de Ieral.

"En el caso de China, el precio promedio de junio se ubica 16% debajo del valor del mes previo y 30% debajo de los valores de comienzo de año", agregó Garzón. Comentó que Rusia es otro país que está importando un volumen considerable de cerdo argentino (alrededor de 800 toneladas en el mes de junio).

"La exportación de carne porcina viene creciendo hace ya unos años en forma sostenida y, desde el fin del año pasado, con la habilitación de nuevas plantas para exportar a China se incrementó la capacidad de la industria de generación de carne para exportación", señaló Proietto. Para esto fue clave la firma de un protocolo sanitario, en abril del año pasado, que autorizó al Senasa a realizar dicha habilitación.

Pero, incluso con este acuerdo, hubo unas semanas de incertidumbre luego de que China asociara un brote de coronavirus en Beijing con un cargamento de pescado proveniente de Noruega. La relación terminó por ser descartada, pero la preocupación llevó a China a pedir un certificado de "Covid-19 free" (libre de Covid-19). "Hoy ya está claro, pero pasamos algunas semanas muy sensibles", contó Proietto.

"Es complicado porque si una planta está produciendo para el destino China y la planta llega a tener algún caso registrado de coronavirus, ese producto no puede ser certificado", indicó el representante de ArgenPork. El producto puede ser colocado luego en otros mercados, pero se tiene que vender a un precio muy inferior, con lo cual hay una pérdida económica, dijo Proietto y agregó que considera que se trata de "una medida producto de la preocupación y la psicosis que trae este tema, pero que no tiene una racionalidad sanitaria".

Los desafíos de la industria

La industria argentina de cerdo tiene grandes ventajas: a la disponibilidad de granos para la alimentación de cerdos se agrega, según Garzón, "buena genética de madres, tecnología de punta y buena gestión en las granjas". Pero aún hay varios desafíos. "La cadena está más débil en el eslabón industrial, en las etapas de faena de animales y procesamiento de carne", señaló Garzón. "Tenemos un cuello de botella a nivel de capacidad de las plantas", coincidió Proietto.

La realidad es que no hay muchas plantas preparadas para cumplir con los requisitos para la exportación, según Proietto. "Hay muy pocos frigoríficos especializados que logran buena escala y disponen de tecnología moderna. No hubo muchas inversiones en este segmento en los últimos años", dijo Garzón que añadió que, de las más de 150 plantas con faena de cerdos en el país, menos de diez tuvieron operaciones de exportación.

La cadena está más débil en el eslabón industrial, en las etapas de faena de animales y procesamiento de carneJuan Manuel Garzón

Pero no todas las dificultades surgen al interior de la industria. En marzo de este año, el gobierno bajó las retenciones al porcino del 9% al 5%, decisión que fue recibida con aprobación por parte del sector. Sin embargo, el derecho a la exportación sigue impactando en la rentabilidad del negocio. "Es un impuesto que ninguno de nuestros competidores tiene y que puede dejar afuera a muchas operaciones de exportación -explicó Garzón-. En el mercado de las commodities se compite vía costos, los US$100 o más que te saca el Estado pueden ser el margen de tu operación".

Proietto coincidió con Garzón y remarcó: "Es importante mantener un tipo de cambio competitivo, que no esté atrasado, para poder competir con los otros países, más porque la carne porcina es un commodity donde hay grandes jugadores que participan. Si uno no está competitivo en precios, realmente se queda afuera".

El mercado interno

Una razón adicional para el enfoque en la exportación fue la depresión de ventas en el mercado interno, producto de la crisis sanitaria ocasionada por el nuevo coronavirus. "Uno de los segmentos de mercado donde la carne de cerdo es muy fuerte es el de restaurantes y eventos, dos actividades muy golpeadas por la pandemia", precisó Garzón, y destacó que también la falta de encuentros sociales "pegó fuerte en el consumo de fiambres y en el de ciertos cortes de carne de cerdo".

A eso, se sumó que la suba del precio del porcino lo había llevado a niveles cercanos a los del carne vacuna. "Eso no puede pasar: para que el consumidor prefiera la carne de cerdo tiene que haber una brecha de al menos 25%, 30% con el precio de la carne bovina", indicó Garzón. Añadió que ahora, luego de meses de ajuste, se espera que el consumo de porcino a nivel nacional se empiece a recuperar.