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La interna peronista arrancó con tono subido: nueva amenaza para la gestión con el FMI y la estabilidad del dólar

Todavía no se sabe quiénes serán los candidatos, pero la campaña electoral para las PASO del peronismo ya empezó con un tono virulento. El duro comunicado del peronismo bonaerense que preside Máximo Kirchner presagia un intercambio de acusaciones que, eventualmente, podría tener repercusiones en la gestión de la economía en los próximos meses.

En particular, quien se muestra más preocupado al respecto es el ministro de Economía -y todavía potencial candidato presidencial-, Sergio Massa, quien ya avisó que todo ruido político que debilite al oficialismo se traducirá en una mayor volatilidad de la economía y en una mayor dificultad a la hora de negociar con el Fondo Monetario Internacional.

La escalada retórica interna parece darle la razón, porque el comunicado en el que el kirchnerismo -enojado por las amenazas de judicialización de la interna- critica a Daniel Scioli y al "albertismo" cuenta con altas chances de volverse un boomerang.

Es especialmente explosivo el párrafo que plantea: "Ojalá hubieran puesto la misma dedicación y esfuerzo en recuperar el poder adquisitivo de ciudadanos y ciudadanas, en la administración de las reservas del Banco Central o en el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional, que quedó muy lejos de las bondades que el Presidente anunciara una mañana de enero de 2022".

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Scioli fue funcionario apenas un mes y medio al frente del ministerio de Desarrollo Productivo, por lo cual es evidente que las acusaciones no están dirigidas a él personalmente, sino a lo que se supone que será un "albertismo reciclado" en la nueva fuerza desafiante de la coalición peronista.

En los últimos días corrieron versiones sobre la cercanía de Scioli a dos figuras destacadas de la gestión económica del Gobierno, como Martín Guzmán y Matías Kulfas. Y es probable que, al sentirse aludidos, quieran responder las críticas, con altas chances de que el kirchnerismo quede mal parado.

Justo cuando Massa gestiona la asistencia del FMI, el peronismo entra en un debate interno sobre la política de endeudamiento
Justo cuando Massa gestiona la asistencia del FMI, el peronismo entra en un debate interno sobre la política de endeudamiento

Justo cuando Massa gestiona la asistencia del FMI, el peronismo entra en un debate interno sobre la política de endeudamiento

Quién descuidó los dólares: acusaciones cruzadas

Por caso, la acusación sobre no haber administrado bien las reservas tiene un link directo con la crítica que había planteado Cristina Kirchner a inicios del año pasado, en el sentido de que "el deporte nacional en Argentina es quedarse con los dólares del Banco Central".

En aquel momento, Cristina caracterizaba al modelo económico decidido por el Presidente como "de exportación y salarios bajos", y cuestionaba que ese modelo no estaba logrando cumplir con el único rasgo positivo que ella veía en esa política: la acumulación de reservas en el Banco Central. En particular, la vice se mostraba irritada por el hecho de que buena parte del superávit comercial de los dos primeros años de gestión salió luego por la vía del pago de deudas dolarizadas de las empresas. Fue el momento en el que el kirchnerismo impulsó el proyecto de ley para "recuperar los dólares fugados".

El kirchnerismo está mostrando disposición a volver sobre ese tema para transformarlo en eje de su campaña electoral. Por lo pronto, el grupo de economistas de la flamante coalición Unión por la Patria -dirigido por Roberto Feletti- acaba de publicar un documento, en el cual plantea que la actual escasez de divisas se revertirá el año próximo, gracias al ahorro del sector energético y a la reversión de la crisis del campo.

En ese documento, se prevé que el próximo gobierno disfrutará en su primer año de gestión de un superávit comercial de u$s18.000 millones, pero advierte que no se debe incurrir en los errores recientes. Ese nuevo flujo de dólares, afirman, "no debe favorecer una distribución regresiva del ingreso ni la creación de empleo sin derechos; por el contrario, es la oportunidad para consolidar un modelo industrial con alta calidad de vida".

En el solo enunciado ya hay una acusación implícita a quienes gestionaron la economía en la primera mitad de la presidencia albertista. Pero se trata de una acusación de alto riesgo, porque el ex ministro Guzmán tiene munición con la que contraatacar, y ya lo ha hecho en el pasado.

El año pasado, mientras era blanco de críticas, Guzmán recordó que ya en 2020 él había planteado, en soledad, la idea de que las empresas con deudas no tuvieran permiso para acceder al dólar al tipo de cambio oficial sino que hubiera una especie de desdoblamiento, para evitar el impacto en las reservas. Pero se impuso la visión de Miguel Pesce, titular del BCRA, que consistió en una reestructuración para las empresas que tuvieran vencimientos mayores a u$s1 millón mensual. La medida imponía un tope de 40% para cancelar, mientras el restante 60% se refinanciaba a un plazo promedio de dos años.

"Pese a eso era tan grande el problema que hubo mucha salida de dólares. Sabíamos que iban a tomar esa deuda y que las empresas se iban a capitalizar para más capacidad productiva a costa de menos reservas. Se decidió ir por ahí", recordó Guzmán, que insinuó que aquella decisión de Pesce había contado con el aval político de la cúpula kirchnerista que luego lo criticó.

Martín Guzmán, blanco preferido de los ataques kirchneristas, ahora asesora a Scioli y se muestra crítico de la actual gestión económica
Martín Guzmán, blanco preferido de los ataques kirchneristas, ahora asesora a Scioli y se muestra crítico de la actual gestión económica

Martín Guzmán, blanco preferido de los ataques kirchneristas, ahora asesora a Scioli y se muestra crítico de la actual gestión económica

Un boomerang en el debate salarial

No es el único tema en el que la polémica interna del peronismo puede generar daños colaterales. También las alusiones a la falta de decisión para que el crecimiento del PBI se tradujera en una mejor distribución de la renta podría transformarse en una involuntaria crítica a Massa, principal aliado de Cristina en la campaña.

El hecho es que Massa, como antes su antecesor Guzmán y como el ex ministro de Trabajo, Claudio Moroni, se negó de plano a uno de los reclamos principales que el kirchnerismo viene haciendo desde hace dos años: la intervención directa del Gobierno en la política salarial, mediante aumentos de salario con suma fija, dictados por decreto.

Massa, tanto a título personal como a través de la ministra Raquel "Kelly" Olmos, han repetido argumentos muy parecidos a los de sus predecesores para negarse a estas medidas. Es decir, que el sistema de paritarias funcionaba bien y que estaba protegiendo razonablemente a los ingresos de la erosión inflacionaria. Y que, además, el hecho de forzar a las empresas a dar aumentos por encima de su capacidad podía ser un factor agravante de la inflación.

"Hay una conciencia de los sectores gremiales que de algunos sectores empresarios que, por su capacidad de concentración, muchas veces acceden a aumentar la nominalidad, se dan vuelta y lo vuelvan a precio", decía Olmos a comienzos de año.

Era una frase doblemente irritante para el kirchnerismo: primero, porque planteaba el argumento del salario como un posible factor inflacionario; y segundo, porque aceptaba tácitamente que el Gobierno no podía tomar acciones para impedir ese traslado automático de los costos laborales a los precios. Es decir, contradecía el reclamo de Cristina sobre la necesidad de intervenir en los márgenes de ganancias de las grandes empresas.

El problema, claro, es que Massa avalaba esa línea de prudencia en los aumentos. Y desde la vereda de enfrente en la interna peronista ya hay quienes están dispuestos a recordárselo.

"En el comunicado nosotros somos culpables de todo, dice en algún momento, porque no nos ocupamos del ingreso, del poder adquisitivo... Perdón, pero uno de los que se rumorea, porque todavía seguimos sin saber quién va a competir con Daniel Scioli, es Sergio Massa, mi amigo, y es el ministro de Economía. De qué estamos hablando. Tía, tomá la pastilla", planteó con su característico estilo irónico Aníbal Fernández, uno de los principales respaldos de la candidatura de Scioli.

El principal temor de Massa: que la campaña electoral debilite al Gobierno y eso se traduzca en volatilidad cambiaria
El principal temor de Massa: que la campaña electoral debilite al Gobierno y eso se traduzca en volatilidad cambiaria

El principal temor de Massa: que la campaña electoral debilite al Gobierno y eso se traduzca en volatilidad cambiaria

La deuda en la campaña

Pero hay un tema potencialmente más nocivo, que constituye uno de los principales dolores de cabeza del ministro Massa. En las últimas semanas Scioli estuvo charlando con Guzmán sobre el actual proceso de negociación con el FMI.

Y trascendió de las charlas de Scioli con empresarios, que Guzmán tiene una postura crítica sobre la estrategia de Massa. Se mostró en contra del pedido de mayor asistencia financiera por considerar que constituiría un mayor endeudamiento para sostener el tipo de cambio -es decir, una política asimilable a la de Macri en 2018-.

Ya ese hecho significaría una pesadilla en la interna peronista: en su propia interna surgiría la acusación de hacer neo-macrismo, un argumento nocivo para el relato kirchnerista.

Sin embargo, la influencia de Guzmán podría ser más nociva aun: la otra versión es que el ex ministro cree que una nueva asistencia del FMI podría implicar la aplicación de la ley que exige la aprobación del Congreso para la toma de endeudamiento externo. No es probable que ocurra, pero una eventual sesión parlamentaria en la cual el propio oficialismo se preste al debate sobre la toma de deuda podría tener un efecto devastador sobre la estrategia comunicacional de la campaña.

En todo caso, se entiende por qué Massa se mostraba particularmente preocupado por el hecho de que hubiera una candidatura única en el oficialismo. Justo está por empezar su crucial gestión en Washington, afronta el miércoles un vencimiento de u$s926 millones con muy pocas reservas en el tanque, y el blue empezó otra vez a moverse.

Su temor no es solamente lo que pueda ocurrir el lunes 14 de agosto si un opositor de "perfil dolarizador" gana las PASO. Antes de eso, la propia campaña electoral puede conspirar contra la consecución de dólares, como dejó en claro la propia Cristina Kirchner, que en su primer discurso tras la inscripción de alianzas volvió a su tema favorito: cómo solucionar la "economía bimonetaria" y la necesidad de endurecer al máximo la postura en la negociación con el FMI.