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John Carmack se va de Facebook con fuertes críticas, pero sigue creyendo en la realidad virtual

La portada de la primera versión de Doom, el título que sentó las bases del género de disparos en primera persona en la industria de los videojuegos
La portada de la primera versión de Doom

Por esas cosas de la memoria, lo que más me quedó grabado del gran John Carmack fue una frase suya en un reportaje, treinta años atrás. “Mi madre dejó de preguntarme cuándo iba a conseguirme un trabajo en serio cuando me compré mi segunda Ferrari” , dijo, entre risas, este programador genial que se hizo universalmente célebre con el primer juego de acción en primera persona que detonó la taquilla, el Wolfenstein 3D. Si no lo recuerdan, seguramente sí se pasaron horas jugando al Doom y, si no, al Quake.

La portada de la primera versión de Doom, el título que sentó las bases del género de disparos en primera persona en la industria de los videojuegos
La portada de la primera versión de Doom

Estos títulos, históricos, divisorias de aguas, algunos tan emblemáticos que todavía se los sigue reversionando (Doom, típicamente), fueron lanzados al mercado por id Software (así, con minúscula), la compañía fundada el 1° de febrero de 1991 por Carmack y su colega John Romero, también programador.

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Los juegos de acción en primera persona (FPS, por sus siglas en inglés) fueron los predecesores de la realidad virtual. Más de uno recordará que, con títulos muy vertiginosos, podías incluso sufrir mal de mar, por enfocarte tanto en lo que pasaba en la pantalla. Así que no es raro que, en 2013, Carmack decidiera retirarse de id Software para dedicarle todo su tiempo a Oculus. Desde su puesto como CTO (director de tecnología) se metió de lleno en lo que parecía ser el destino inevitable para su talento, la realidad virtual. Oculus fue la compañía que diseñó uno de los cascos pioneros y más exitosos para esta nueva forma de acceder a películas, videojuegos, tutoriales y, llegado el caso, mundos enteros, como es el caso del metaverso.

Facebook (hoy Meta) compró Oculus más o menos un año después, en 2014, por 2000 millones de dólares. Desde ese momento, Mark Zuckerberg tenía el metaverso en mente . Una década después, sin embargo, las cosas parecen ser mucho más complejas de lo que Meta anticipaba. El último acontecimiento en esta aventura es que Carmack, que había pasado a Meta con la compra de Oculus y desde 2019 oficiaba de asesor, acaba de renunciar a la compañía. Podría ser simplemente una decisión personal, un cambio de rumbo o algo así, excepto que dejó por escrito una serie de críticas muy fuertes contra la gestión de Meta.

Mark Zuckerberg, en mayo, con un casco de realidad virtual de Oculus
Mark Zuckerberg, en mayo, con un casco de realidad virtual de Oculus

En el memo –donde se hace cargo también de su responsabilidad por no haber conseguido cambiar un curso y un estado de cosas que considera desviado– dejó asentado que ve una enorme falta de eficiencia en la forma en que Meta lleva adelante su proyecto de realidad virtual. “Tenemos una cantidad ridículamente alta de personal y recursos”, escribió, y observó que, incluso así, a causa de lo que califica como un acto de auto sabotaje y despilfarro, la organización está operando –calcula– “a la mitad de la eficiencia que me haría feliz” .

No obstante, y aunque reconoce sentirse “agotado de pelearla”, Carmack dice que todavía cree en la realidad virtual, lo que es, dentro de este memo palmario, un poco de oxígeno para Meta; a pesar de que, como dijo en ocasiones anteriores, lo hace sentirse enfermo el ver que se habían ya gastado 10.000 millones de dólares en el metaverso.

De ahora en más, Carmack se dedicará a su nuevo emprendimiento, Keen Technologies, que en agosto recibió 20 millones de dólares de inversiones y que está enfocada en los que se denomina Inteligencia Artificial General o Fuerte, una suerte de Santo Grial de la inteligencia artificial que busca que los algoritmos puedan ser tan generalistas, como lo es la mente humana. Por el momento, es algo lejano, pero John siempre le puso el cuerpo a los desafíos. Cualquiera que haya jugado al Doom y recuerde el hardware con que contábamos en ese momento sabe la enormidad que lograron Carmack, Romero y su equipo.