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La extravagante casa vanguardista que le costó la carrera a este famoso arquitecto

La Casa Mélnikov se encuentra en el centro de Moscú. El edificio compuesto por dos cilindros verticales cubiertos de ventanas hexagonales todavía parece revolucionario. (VASILY MAXIMOV/AFP a través de Getty Images)
La Casa Mélnikov se encuentra en el centro de Moscú. El edificio compuesto por dos cilindros verticales cubiertos de ventanas hexagonales todavía parece revolucionario. (VASILY MAXIMOV/AFP a través de Getty Images) (AFP via Getty Images)

La Casa Mélnikov es una obra maestra de la arquitectura y un ícono avant-garde por su original diseño, su elegante disposición espacial y las innovadoras técnicas de ingeniería utilizadas para su construcción entre 1927 y 1929.

Su diseñador, Konstantín Mélnikov, fue un arquitecto nacido en Moscú en 1890 que defendió el derecho a expresar su individualidad creativa en un proyecto que estaba destinado a ser su hogar.

Uno de los aspectos más llamativos de su diseño es la utilización de dos cilindros interconectados. Esta disposición no solo permitió la creación de espacios únicos en el interior, sino que también desafió la noción tradicional de la estructura de una casa.

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Mélnikov eligió un material aparentemente tradicional como el ladrillo para la construcción pero los utilizó de una manera revolucionaria. Los ladrillos perforados eran colocados en forma de hexágonos, creando un patrón distintivo que permitía una gran luminosidad. La utilización de ladrillos en ángulo agudo también agregó un elemento de textura a la fachada, lo que reforzaba su carácter único.

La decisión de crear una casa unifamiliar que reflejara sus gustos e ideales en la década de 1920 contravenía los lineamientos revolucionarios de la recién instaurada Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS). Pero Mélnikov sintió que su única opción era asumir ese riesgo. “Si realmente soy un arquitecto, debo verme reflejado en mi arquitectura, por ello, debo construirme una casa propia”, escribió Mélnikov en su libro La arquitectura de mi vida.

La imagen muestra la elegancia y luminosidad del estudio de la Casa Mélnikov y también el deterioro que presentaba la estructura en 2014 cuando aún era el centro de una disputa legal entre los herederos. (VASILY MAXIMOV/AFP via Getty Images)
La imagen muestra la elegancia y luminosidad del estudio de la Casa Mélnikov y también el deterioro que presentaba la estructura en 2014 cuando aún era el centro de una disputa legal entre los herederos. (VASILY MAXIMOV/AFP via Getty Images) (AFP via Getty Images)

El arquitecto logró la aprobación de su proyecto al presentarlo a los miembros del Partido como un prototipo experimental de casas comunales cilíndricas que podrían ser construidas en serie. Fue así como tuvo acceso a una parcela en pleno centro de Moscú.

La casa de 300 m2 consta de dos cilindros que se entrelazan. Las habitaciones de los niños, el comedor, la cocina y el baño están en la planta baja. Luego una escalera recta conduce al primer piso donde se encuentra una enorme sala de estar y un gran dormitorio. Una escalera de caracol que se encuentra en la intersección de los dos cilindros lleva a un maravilloso estudio en el segundo piso que se encuentra iluminado por 38 ventanas. La cubierta del cilindro más pequeño sirve como terraza.

Los testimonios fotográficos de la época muestran que la familia Mélnikov vivía en ambientes coloridos y muy bien iluminados donde fueron felices.

Supuso el fin de su brillante carrera

Tristemente, la construcción de su casa interrumpió una exitosa carrera de fue labrada con esfuerzo, talento y sin privilegios. Mélnikov era el hijo de un campesino que aprendió a dibujar en las hojas que recogía de las papeleras de una academia que visitaba muy temprano con su padre mientras lo ayudaba a repartir leche. Luego logró ser aprendiz de un pintor de íconos. Y cuando trabajaba en una empresa de calefacciones, el ingeniero Vladimir Chapin notó que se encontraba ante un joven talentoso y lo alentó a estudiar para el examen de ingreso de la Escuela de Artes, Escultura y Arquitectura de Moscú.

Cuando ganó la Revolución Rusa, Mélnikov estaba recién graduado pero en poco tiempo convirtió en un importante arquitecto. Su primer edificio fue el Pabellón Makhorka, que construyó en 1923 para la Exposición de Industrias Agrícolas y Artesanales. Un año más tarde tuvo el honor de crear el célebre sarcófago para el cuerpo de Vladimir Lenin; y en 1925 fue laureado por la propuesta futurista del pabellón soviético para la Exposición de las Artes Decorativas de París.

Imagen de archivo de la cara frontal de la Casa Mélnikov. (Foto: Sovfoto/Universal Images Group via Getty Images)
Imagen de archivo de la cara frontal de la Casa Mélnikov. (Foto: Sovfoto/Universal Images Group via Getty Images) (Sovfoto via Getty Images)

Diez años después del inicio de la construcción de su soñada casa, Mélnikov fue vetado de su profesión por ochocientos colegas que votaron por despojarlo de su título de arquitecto, aunque en la Trienal de Milán de 1932 había sido reconocido como uno de los arquitectos internacionales más relevantes.

La Casa Mélnikov era percibida por Stalin como una construcción tan aberrante que prohibió la arquitectura modernista en toda la URSS.

“Desterrado de su oficio, para subsistir hace estufas. Así esquiva la guerra. Para no pasar frío, quema las plataformas de su admirado dormitorio. En 1949 es invitado a enseñar en la Universidad de Saratov. A la muerte de Stalin (1952), le reconocen como profesor de dibujo en el Instituto de Ingeniería y Arquitectura de Moscú. En sus últimos años pinta en casa”, informó un artículo de la revista especializada AD.

La experta Pamela Buxton escribió que Mélnikov fue contra la corriente de muchas maneras porque se atrevió a ser un creyente religioso en una época de ateísmo estatal. También como alguien que despreciaba los materiales modernos pero abrazó una forma arquitectónica que se oponía a los edificios tradicionales. S. Frederick Starr, el primer autor extranjero que escribió sobre su obra, lo describió como "un arquitecto solitario en una sociedad de masas".

A pesar del ensañamiento del poder soviético, Mélnikov muere tranquilo en su amada casa en 1974. Sus herederos se enfrascaron en largos litigios sobre el destino de la polémica vivienda. Su hijo Viktor, quien continúo viviendo allí hasta su muerte a los 91 años, deseaba convertirla en un museo. Mientras que su hija Lyudmila deseaba venderla. Los enfrentamientos llegaron hasta los nietos, quienes no lograban ponerse de acuerdo sobre qué hacer con un edificio que desde su concepción estuvo desvinculado de cualquier ideología.

En 2014, el edificio pasó a ser propiedad del Museo de Arquitectura de Moscú.

“Siendo de una forma arquitectónica única, todavía parece moderna mientras conserva la auténtica atmósfera conmemorativa del siglo XX, reflejando así la trágica vida de este arquitecto solitario”, escribió Pavel Kuznetsov al presentar su libro sobre la casa.

Fuentes: AD, Dom-Publishers, Ribaj, El País.

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