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La locura de las políticas de privacidad: deberías dedicar 20 días al año para leerlas

Casi 20 días al año. Este es el tiempo deberías dedicar para leer todas las políticas de privacidad que ahora aceptas resignado cada vez que entras en una web. Así lo asegura un curioso estudio de NordVPN.

Es el brindis al absurdo por excelencia: verte obligado a pulsar una aceptación de una página para poder seguir usándola. La jerga legal indica que es un paso necesario porque en algún momento tienes que aceptar implícitamente que cedes tus datos, en forma de cookie, al proveedor del servicio.

¿Qué utilidad real tiene? Aunque estamos tentados a pensar que ninguna o cercana a cero, lo cierto es que los autores de este llamativo estudio, la defienden. Hablamos con Adrianus Warmenhoven, experto en ciberseguridad en NordVPN:

“Los usuarios necesitan leer las políticas de privacidad para mantener el control sobre su información personal e identidad digital”, sostiene, y no hacerlo, "podría tener un impacto negativo tanto en la vida en línea como fuera de ella para los usuarios".

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Nos hallamos ante una disyuntiva en el mundo actual: mientras se nos insta a proteger celosamente nuestros datos personales, el tiempo necesario para comprender cómo las empresas manejan esa información es desproporcionado. Se trata, de alguna forma, de poner coto a la gestión de nuestros datos que llevan a cabo las empresas que alojan la web y nos ‘reciben’ en ella. Y no es una restricción barata: el usuario la paga con la incomodidad de tener que aceptar una ventana cada vez que visita una web por primera vez. Esa aceptación lleva implícita la lectura de unas condiciones que, por descontado, nadie lee.

Pero… ¿Y si hiciéramos bien las cosas y las leyéramos hasta la última letra de la aceptación de cookies, qué sucedería?

Cada vez que visitas una web nueva tienes que aceptar sus políticas de privacidad. En la imagen, un puntero se sitúa sobre el navegador en un ordenador. Foto: REUTERS/Mal Langsdon
Cada vez que visitas una web nueva tienes que aceptar sus políticas de privacidad. En la imagen, un puntero se sitúa sobre el navegador en un ordenador. Foto: REUTERS/Mal Langsdon (Mal Langsdon / Reuters)

El Coste Temporal de la Información

Según el estudio de NordVPN, los internautas en México deberían dedicar 475 minutos, es decir, casi 8 horas para leer las políticas de privacidad de las 20 webs más visitadas del país.

Si vamos más allá, cada mes, los usuarios visitan de media alrededor de 96 sitios web diferentes, por lo que tardaría unas 38 horas en leer las políticas de un mes. Extrapolando eso al año, estaríamos hablando de que cada mexicano debería emplear 19 días para leer todas las políticas de privacidad.

Warmenhoven identifica como primera barrera la prolijidad del texto legal: con una longitud media de 6.938 palabras y considerando que el lector medio alcanza una velocidad de 238 palabras por minuto, se necesitaría una media de 29 minutos para leer una única política.

No es solo el volumen de palabras lo que obstaculiza la comprensión, sino también su complejidad estructural y léxica. Warmenhoven señala como segundo obstáculo que estos documentos "están redactados en un estilo legalista y rebuscado, lleno de tecnicismos". A modo de ilustración, mientras que las políticas de Meta se clasifican como más extensas y complejas, los periódicos suelen ofrecer textos más digeribles por parte del usuario y más alejados de esa jerga jurídica.

Las políticas de privacidad están escritas con terminología legal y técnica, difícil de comprender para la mayoría de usuarios de una web. Imagen: Getty
Las políticas de privacidad están escritas con terminología legal y técnica, difícil de comprender para la mayoría de usuarios de una web. Imagen: Getty (SIphotography via Getty Images)

La Laberíntica Estructura de los Textos Legales

Es evidente que no es solo un aburrimiento aceptar las cookies: esta acción nos consume un tiempo —aunque no leamos el texto legal— que, sin embargo, es absolutamente necesario. De no existir una política de cookies, nuestros datos quedarían a la libre elección de la web que nos acoge, con lo que estamos ante un mal necesario.

¿Puede suavizarse el impacto de estos textos legales? Para remediar esta situación, Warmenhoven propone "destacar o señalar las partes más críticas del documento o iniciar la política de privacidad con un resumen ejecutivo que enumere los puntos más relevantes". Esta estrategia beneficiaría a los usuarios, al reducir el tiempo y el esfuerzo requeridos para entender cómo se manejarán sus datos personales.

El especialista recomienda que los usuarios investiguen "qué tipos de datos se recopilan" y busquen "terminología sospechosa o alarmante". En cualquier caso, este experto sugiere que se debe "priorizar el uso de sitios web con credenciales verificadas" para minimizar riesgos. Y además, esto de las cookies va por barrios: las políticas de privacidad en los países de la Unión Europea son más prolijas que en naciones asiáticas como Corea del Sur o Japón, y esto es debido a que la legislación europea es mucho más rigurosa en lo que respecta a la privacidad de los datos.

En definitiva, y por no volverte loco: cookies sí, pero esperando a que se simplifique el texto y quede bien claro (en negrita o en otro color), los aspectos más destacados de este texto legal. Y si estás ya harto de tener que aceptar este botón en cada web nueva que visitas, otra posibilidad consiste en instalar una extensión en el navegador que las acepta automáticamente por ti, como es el caso de I don’t care about cookies. Eso sí, ten presente que estarás permitiendo que el sistema valide en tu nombre la gestión de tus datos… ¿Preparado para esta concesión o prefieres revistar una a una las solicitudes de cookies?

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